17 cualidades, 17 medallas (y II)


10. HUMILDAD: Maider Unda, lucha. Bronce  en -72 kg.

Una medalla como la conseguida por la luchadora vasca Maider Unda es realmente digna de admiración. Recompensa merecida al trabajo de toda una vida, esta presea no se ha forjado en un centro de alto rendimiento de una gran urbe ni tampoco en un gimnasio al uso. El sufrido bronce olímpico de Maider comenzó a tomar forma en el caserío familiar de Olaeta, donde esta luchadora del deporte y de la vida ordeña cada día a 300 ovejas para fabricar quesos Idiazábal de la marca Atetxa. Ha sido allí, en torno a la campiña vasca, donde Maider se ha preparado duramente para su sueño en su gimnasio particular. A sus 35 años, no podía dejar escapar su último tren olímpico.
Maider comenzó a practicar lucha a los 9 años. No era habitual que a una niña le interesara este rudo deporte, pero ella fue siempre la que más destacó de entre sus compañeros de gimnasio en Otxandio, cuando practicaba la modalidad de sambo. Llegó a compartir entrenamientos y peleas con Koikili Lertxundi, ex futbolista del Athletic de Bilbao y actualmente en el Mirandés de Segunda División. 11 años después, Maider era una de las escasas practicantes femeninas de lucha en España. Se logró organizar un campeonato de España femenino a duras penas, que Maider venció. Fue entonces cuando conoció a su actual entrenador, Luis Crespo. Su carrera deportiva comenzó a despuntar a partir de aquel momento. Maider consiguió varios bronces en Mundiales y Europeos y logró un diploma olímpico en Pekín 2008, terminando quinta la competición. No quedó conforme: quería más.

A la luchadora vasca le costó lo suyo clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres. Lo logró con mucho sufrimiento. Estar en Londres ya era un premio. Los 35 años de Maider eran sinónimo de veteranía para sus rivales, pero su físico ya no era el de una luchadora de 20 años. Había que afrontar la competición con el mayor de los optimismos y también con la mayor de las precauciones. Maider fue pasando de ronda sin demasiadas complicaciones hasta que la búlgara Hristova acabó con ella en semifinales. A la vasca todavía le quedaba una bala en la recámara: el combate por el bronce. Había que jugárselo todo a una carta.

La baraja fue benévola con Maider y le otorgó una carta ganadora. Con coraje y con determinación,  Maider logró la victoria frente a la bielorrusa Vasilisa Marzalyuk, mucho más joven que ella. Dos asaltos y 0-1  favorable para la luchadora vasca en ambos fueron suficientes. Maider, la heroína del pueblo, había culminado su carrera deportiva con el mayor de los premios. Quizá su bronce sea la medalla española más especial en Londres 2012. La HUMILDAD  con la que Maider Unda alcanzó su objetivo no tiene parangón.

11.CONVICCIÓN: selección española femenina de waterpolo (Marta Bach, Andrea Blas, Ana Copado, Anni Espar, Laura Ester, Maica García, Laura López, Ona Meseguer, Lorena MirandaMatilde Ortiz, Jennifer Pareja, Roser Tarragó y Pilar Peña). Plata.

El mejor resultado histórico del waterpolo femenino español era un segundo puesto en el Europeo de 2008, con Joan Jané como técnico. España casi siempre se metía entre las diez mejores selecciones de cada torneo, pero le faltaba algo. Ese algo era chispa, juventud, ambición. En 2011 un grupo de jóvenes waterpolistas españolas se hizo con la victoria en el Campeonato del Mundo júnior. La base del actual equipo nacional absoluto está compuesta por muchas de las campeonas de aquel torneo. Por eso, no es de extrañar que la media de edad del combinado dirigido por un histórico del waterpolo español, Miki Oca, sea tan sólo de 22 años.

La primera proeza de este equipo llegó al imponerse en el Preolímpico clasificatorio, dejando fuera de Londres a selecciones de la talla de Grecia, vigente campeona del mundo. Las chicas habían conseguido que la selección femenina se clasificara por primera vez para unos Juegos Olímpicos. No irían hasta Londres para pasar el rato, precisamente. España era un lobo con piel de cordero, una selección correosa y potente que iba a poner en muchos problemas a cualquier rival que le tocara en suerte. Así lo demostró durante la primera fase del torneo olímpico, sin una sola derrota en su casillero y contando todos los partidos por victorias salvo un empate contra Estados Unidos. Fue precisamente el partido contra USA, una de las selecciones más destacadas del mundo, el que ratificó la pasta de la que está hecha la nueva generación del waterpolo femenino español. Las jugadoras estadounidenses llegaron a vencer por 3 goles a falta de algo más de 4 minutos para la conclusión del encuentro, pero las guerreras olímpicas del waterpolo lograron remontar y empatar el partido a 46 segundos del final. Formidable arrebato de casta de un equipo también formidable. España se había clasificado como primera de grupo para cuartos de final y dejaba a las claras que quería irse a casa con una medalla bajo el brazo.

Las chicas superaron con solvencia a Gran Bretaña y a Hungría (uno de los países punteros en el waterpolo desde siempre, recordémoslo) en cuartos de final y en semifinales, respectivamente. El waterpolo femenino español ya había hecho historia al conseguir su primera medalla olímpica en su debut en unos Juegos Olímpicos. La final sería un paseo para Estados Unidos. España puso en problemas a las yankees durante el primer cuarto, pero después se desinfló debido al cansancio acumulado y al mayor potencial de la selección estadounidense. La machada ya se había realizado con anterioridad. Pocos podían imaginar que el waterpolo femenino español lograría presea en Londres. Muchos más ni siquiera pensaban que las jugadoras españolas atesoraban tanta calidad en el agua. Dos de ellas, Jennifer Pareja y Anni Espar (hija del famoso entrenador de balonmano Xesco Espar), fueron seleccionadas para integrar el siete ideal del torneo olímpico. Las chicas del waterpolo se bañaron en plata en Londres gracias a su talento y a su garra, pero también a la poderosa CONVICCIÓN  en sus posibilidades que demostraron.

13. FRIALDAD: Nicolás García, taekwondo. Plataen -80 kg.

Del canario Nicolás García dependía que el taekwondo español consiguiera el pleno de medallas en Londres 2012. Esa gran responsabilidad no sería demasiado cargante para Nico, curtido en los tatamis desde los 4 años. Quizá hace unos años sí hubiera supuesto un reto imposible para él, pero las cosas han cambiado. Nico estaba predestinado a dedicarse al taekwondo, sus dos hermanos también lo practicaban. Era muy difícil que no le traspasaran el gusanillo por este deporte.

A medida que fue creciendo, Nico fue dejando atrás el nerviosismo con el que afrontaba sus combates durante sus años de infancia. A los 17 años se convirtió en campeón de Europa júnior y emigró a Madrid para gozar de una mejor preparación. El taekwondista canario tuvo que compaginar su pasión con los estudios, decantándose por la carrera de Arquitectura. Sabía que no podría vivir únicamente de su amado deporte. Fue Marco Carreira, el nuevo entrenador de Nico, quien forjó su madurez sobre el tatami. Nico se convirtió en un competidor más frío e inteligente, que medía mucho más que antes sus movimientos y los de sus rivales durante los combates. «La cabeza gana medallas» era su nuevo lema.

Al canario le costó clasificarse para Londres 2012 a pesar de su condición de subcampeón mundial y europeo de la categoría de -80 kg.  Consiguió el billete para los Juegos lesionado. No era algo anormal en Nico, que ya había conseguido algunos de sus logros sin estar al 100% físicamente. La medalla era una obsesión y así lo demostró en la capital británica, donde llegó hasta la gran final a pesar de no haber salido nada favorecido en el sorteo de rivales. Enfrente tuvo al cabeza de serie número 7 del mundo, el argentino Sebastián Crismanich. Fue un combate muy disputado, en el que los dos taekwondistas tuvieron opciones de victoria. Los últimos segundos del tercer asalto dictaron sentencia. La suerte quiso que Crismanich consiguiera el único punto de la final entonces, quedando para Nico la en este caso agridulce medalla de plata. La tristeza del canario tan solo duró unos segundos. Había conseguido una medalla olímpica, algo al alcance de unos pocos elegidos. Gracias al subcampeonato de Nico, España acabó liderando el medallero en taekwondo con 3 metales. La FRIALDAD  demostrada por Nicolás García en cada golpe, en cada combate, en cada campeonato, hizo posible la hazaña.

14. PERSEVERANCIA: Saúl Craviotto, piragüismo. Plata en K1 200 m.

Al catalán Saúl Craviotto siempre le gustó el piragüismo. Desde su adolescencia, Saúl comenzó a interesarse por ese deporte acuático y pronto llamó la atención de los ojeadores de la Federación Española de Piragüismo. No tardó en hacer el petate rumbo a Madrid en busca de fortuna y gloria en el deporte que más le gustaba. Pronto, la cruda realidad le cayó encima. No cabía duda de que Saúl era un talento en potencia del piragüismo, pero nadie le ayudaba a cumplir sus sueños. No podía ganarse la vida con el deporte. Fue ese motivo lo que llevó a Saúl a convertirse en miembro de la Policía Nacional. Destinado en Gijón, conoció a Carlos Pérez Rial, ‘Perucho‘ para los amigos. Saúl y Carlos no tardaron en hacerse amigos, ya que compartían la pasión por la piragua. Entonces, ambos decidieron que buscarían juntos la clasificación para los Juegos Olímpicos de Pekín en la modalidad de K2 500 metros. Lo consiguieron.

Pekín supuso el mejor momento de la carrera deportiva de Craviotto y Pérez Rial. Fue en las aguas de la capital china donde ambos se convirtieron en campeones olímpicos de su distancia. El éxito no les cambió y siguieron entrenando para conseguir nuevos triunfos. Sin embargo, el destino tenía reservada una dosis de mala suerte para la pareja cuatro años después, cuando Saúl y Carlos se jugaban la clasificación para Londres 2012 en Poznan (Polonia). Habían tenido que aprender a ser competitivos en menor distancia, ya que la modalidad de K2 500 había visto reducida a 200 metros su longitud para ganar en espectacularidad. Parecía que la pareja española lograría el billete olímpico, pero finalmente Saúl y Carlos se quedaron a las puertas de la clasificación al concluir cuartos la prueba decisiva. Craviotto competiría solo en Londres, ya que él sí había logrado entrar en los Juegos en la disciplina de K1 200. Su inseparable Carlos Pérez Rial no estaría a su lado, pero sabría salir adelante.

El canal de Eton Dorney albergó en sus aguas a un competitivo Saúl Craviotto, que mostró desde el principio su predisposición a luchar por los metales. Consiguió el segundo mejor tiempo en las semifinales y llegó a la final con grandes expectativas. Saúl pelearía por su segundo oro olímpico consecutivo. A punto estuvo de conseguirlo. Una mala salida lastró las opciones de victoria del palista catalán, que concluyó la prueba en segundo lugar tras el excepcional especialista inglés Ed McKeever. La plata le supo maravillosamente a un Saúl Craviotto que demostró que la PERSEVERANCIA  siempre da sus frutos. La sensible baja de su compañero y amigo Carlos Pérez Rial en Londres no fue motivo de tristeza para Saúl. Sí fue un estímulo para conseguir una nueva presea olímpica, cuya dedicatoria inaugural iría destinada al gran ‘Perucho‘.

15. AMISTAD: Támara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega, vela. Oroen clase Elliot 6 metros.

Támara Echegoyen conoció a Sofía Toro y a Ángela Pumariega hace tres años. La clase Elliot 6 metros sería olímpica en 2012 y había que armar un equipo para competir en la bahía inglesa de Weymouth. Támara fue la primera integrante del ilusionante proyecto y se encargó de reclutar a las dos mujeres restantes para iniciar la aventura. No le costó mucho convencer a Sofía Toro, gallega de nacimiento, al igual que Támara. Ambas compartían pasión por el mar y, por lo tanto, por la vela. Poco más tarde, se unió al equipo la asturiana Ángela Pumariega, otra fanática de las olas. El escuadrón estaba ya formado. Lo que se necesitaba a continuación era un barco sobre el que practicar hasta la extenuación durante tres años y medio. Las «Xiquitas Team» (nombre de guerra que ellas mismas le autoimpusieron al equipo) nunca dispusieron de un barco en condiciones para entrenar. Tuvieron que conformarse con un prototipo parecido a los barcos usados en la clase Elliot. Las chicas consiguieron un 5º puesto en el Campeonato de España sin ni siquiera haber practicado con un barco de Elliot real. Poco después, se convertirían en campeonas de España y de Europa.

Támara, Sofía y Ángela no tuvieron problemas para conseguir plaza olímpica en el Preolímpico de Miami. Tan a pecho se tomaron el reto de las medallas que incluso estudiaron navegación en Santander antes de la disputa de los Juegos para conocer cada detalle del barco y de su manejo concienzudamente. El estudio no les vendría nada mal. Desde la primera regata en Weymouth, el trío español demostró a las claras sus intenciones. No pararían hasta llegar al enfrentamiento final. Así lo hicieron. Australia y su embarcación esperaban a las «Xiquitas Team«. Hicieron falta 5 intensas mangas para conocer el nombre del campéon de la clase Elliot. Las españolas lograron imponerse en la regata definitiva con gran esfuerzo. La vela, apuesta segura una vez más para la delegación española. Támara, Sofía y Ángela consiguieron, con la AMISTAD   fraguada tanto en el mar como fuera de él, una medalla que no se repetirá en Rio 2016. La clase Elliot, al igual que la clase RS-X en la que Marina Alabau consiguió el oro, dijo adiós en Londres.

16. GARRA: selección española femenina de balonmano (Andrea Barnó, Nely Carla Alberto, Beatriz Fernández, Verónica Cuadrado, Marta Mangué, Macarena Aguilar, Silvia Navarro, Jessica Alonso, Elisabeth Pinedo, Begoña Fernández, Vanessa Amorós, Patricia Elorza, Mihaela Ciobanu y Marta López). Bronce.

Plata europea y bronce mundial. La selección femenina de balonmano ya había conseguido medalla en todas las competiciones de relumbrón. Todas excepto los Juegos Olímpicos. Las pupilas de Jorge Dueñas no lograron clasificarse para Pekín y acudían a Londres con la intención de mejorar el sexto puesto conseguido en Atenas 2004. La mejor generación de la historia del balonmano femenino español ilusionó a su público en anteriores ocasiones. ¿Por qué no iba a volver a hacerlo en 2012?

Gran parte de las integrantes del equipo español jugaron o juegan en el club por antonomasia del balonmano femenino nacional, el Itxako navarro, uno de los mejores del mundo (puede que las cosas cambien a partir de ahora dada su lamentable situación económica). Jugando muchas de ellas en un equipo que lo ha ganado casi todo, era difícil que el hambre de victoria no se trasladara a la selección. El apelativo de «guerreras olímpicas» les vino como anillo al dedo a estas jugadoras. Rápidas en ataque y sólidas en defensa, las chicas lograron la clasificación para Londres sin muchos apuros y en un Preolímpico disputado en casa (Guadalajara).

Las guerreras no empezaron con buen pie el torneo olímpico, cayendo ante Corea por 27-31 en el debut. Un empate y 3 victorias sirvieron a las chicas para clasificarse como terceras de grupo para cuartos de final, donde se superó a Croacia por 25-22. El equipo parecía lanzado hacia las medallas. Incluso pudo meterse perfectamente en la final olímpica, jugándole de tú a tú durante casi todo el encuentro de semifinales a Montenegro, futura medalla de plata. Sin embargo, las balcánicas consiguieron una renta de 4 goles imposible de remontar en los minutos finales. España y sus guerreras tendrían que pelear por el bronce con la selección que le derrotó al inicio del campeonato: Corea.

El partido por el bronce fue una batalla en toda regla. Corea llegó a amenazar con escaparse en el marcador a mitad de la primera parte, pero no pudo. Las guerreras realizaron un auténtico partidazo, desquiciando a su rival cuantas veces quisieron. Tal fue la intensidad del encuentro que se tuvieron que disputar dos prórrogas para dirimir qué selección se llevaría la medalla. Macarena Aguilar fue la jugadora española más destacada durante el torneo y también fue muy importante en el partido por el todo o el nada. No obstante, fue Jessica Alonso quien consiguió el histórico gol que daba una renta definitiva de 2 goles (29-31) a la selección española a falta de 14 segundos para la conclusión del segundo tiempo adicional. Merecida presea de bronce para una selección que había peleado más que ninguna por subirse al podio olímpico. La descomunal GARRA  mostrada por el equipo español durante todo el periplo olímpico no podía dejar de ser recompensada. Venga como venga el futuro, estas chicas ya han hecho historia. Algún día las echaremos de menos. Y que tengan que emigrar para ganarse el pan …

17. UNIDAD: selección española masculina de baloncesto (Pau Gasol, Marc Gasol, José Manuel Calderón, Rudy Fernández, Fernando San Emeterio, Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes, Víctor Sada, Serge Ibaka, Sergio Rodríguez, Sergio Llull y Víctor Claver). Plata.

La selección masculina de baloncesto acudía a Londres sabiendo de antemano que a partir de este campeonato las cosas serán muy diferentes. Algunos jugadores dejarán el equipo para no volver y las nuevas generaciones tendrán que ir tomando el timón del equipo progresivamente. Es muy difícil que se consiga todo lo conseguido por el actual combinado nacional en tan poco tiempo y de manera casi consecutiva. Una hornada así sólo se da una vez en la vida. Por eso, había que disfrutar al máximo de la actuación del baloncesto español en el torneo olímpico. Campeones del mundo y de Europa y subcampeones olímpicos. Faltaba el oro de los Juegos para rematar la faena.

No fue un torneo sencillo para los hombres del amado-odiado (más lo segundo) Sergio Scariolo. El juego no acompañó hasta el final del campeonato y eso se tradujo en algunos resultados decepcionantes durante la primera fase. Se sufrió para vencer a Gran Bretaña y se perdió contra Rusia y Brasil (con insinuaciones de ‘biscotto’ incluidas). España carecía de tiro exterior, sufría en el rebote y experimentaba un bajón de juego horripilante en los últimos períodos de los encuentros. Las cosas no cambiaron en cuartos de final ante Francia, aunque finalmente se salió del entuerto y se logró el pase a las semifinales. Las críticas hacia algunos jugadores y hacia Scariolo arreciaban. Algunos olvidaban lo conseguido anteriormente por esta selección.

Llegó la semifinal contra Rusia. La primera parte, realmente penosa por parte del equipo español, dio alas a pesimistas y críticos. Milagrosamente, el juego de los Gasol y compañía mejoró sobremanera tras el paso por vestuarios y el baloncesto al que España tenía acostumbrado al personal volvió a salir a la palestra. Los rusos se desinflaron y los jugones españoles se clasificaron para su segunda final olímpica consecutiva. USA esperaba. «Nos van a dar una paliza», decían muchos. Volvieron a equivocarse. El partido por el oro fue posiblemente la ocasión reciente en la que el baloncesto español estuvo más cerca de derrotar a los fundadores de este deporte. Se soñó con un baño dorado durante 38 eternos e intensos minutos. Los yankees sólo pudieron pisar a fondo el acelerador en los minutos de la basura, como quien dice. Creyeron que podían ser derrotados y los del otro lado de la cancha creyeron más que nunca que podían ganar al rival invencible. El oro se lo quedaron los de siempre, pero la plata española supo a gloria. El mejor partido del torneo en la mejor ocasión posible. Una nueva muestra de la inmensa UNIDAD  existente en este grupo de grandes jugadores de baloncesto y, sobre todo, de grandes amigos. Oídos sordos a todo: al ‘biscotto’, a las críticas, a las reclamaciones, a las dudas. Hermoso canto de cisne para una generación irrepetible, que nunca mereció que se dudara tanto de ella.

No nos olvidemos de los 30 diplomas. Gracias también a vosotros: Sugoi, Ruth, Jesús, Pablo, Fátima, Rafa, Ander, Samuel, Carlos, etc. Debemos apreciar vuestro esfuerzo.

La lección más valiosa que el deporte español puede extraer de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 es unánime: MIMEMOS AL DEPORTE FEMENINO. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. No menospreciemos el talento de nuestras deportistas. Se merecen respeto y atención.

17 cualidades, 17 medallas (I)

DATOS: Perarnau Magazine, Wikipedia, London 2012 y Google.

FOTOS: London 2012, EFE y FEB.