Dallas se convierte en campeón NBA 5 años después tras su tercera victoria consecutiva ante Miami (105-95)


La historia le debía una a Mark Cuban y sus Dallas Mavericks. Aquella dolorosa derrota hace 5 años en el mismo lugar, las Finales NBA, y ante idéntico rival, los Miami Heat, que se produjo a pesar de que los Mavs mandaban por 2-0 en la serie y ganaban por 13 puntos en el último cuarto del tercer partido, fue recordada hasta la saciedad. Ahora ha quedado relegada al más remoto pasado. Dallas ya tiene en su poder un anillo de campeón NBA, algo de lo que sólo pueden presumir 18 franquicias de la liga. Y ha obtenido tan meritorio logro haciendo honor a una de las bases del noble deporte del baloncesto: el juego en equipo. Si el equipo de Texas no hubiera desarrollado un esquema de juego basado en el conjunto, en la aportación de todos y cada uno de los componentes de su plantilla, desde el más importante hasta el menos destacado, todo hubiera sido diferente. Miami acabó acusando la falta de compenetración entre sus jugadores en el año primero de la era Big Three y tendrá que esperar, al menos, a una segunda temporada para volver a pelear por el campeonato, un segundo asalto en el que su plantilla ya no partirá de cero y podrá enmendar los errores cometidos en su primera intentona en pro de obtener el codiciado trofeo Larry O’Brien.

Casi todos los presentes en el American Airlines Arena de Miami y gran parte del mundo del deporte de la canasta deseaba un séptimo partido para esta vibrante eliminatoria. El equipo local parecía dispuesto a dar alcance a tal empresa y, arropado por sus fieles, iniciaba el encuentro mejor que su rival, con cuantiosas penetraciones por la zona y con un redimido Lebron James como jefe de operaciones. Dallas mantenía su premisa de jugar en comuna y el puertorriqueño José Juan Barea, titular por tercer encuentro consecutivo, aportaba buenos minutos de juego al igual que su homólogo en los Heat, Mario Chalmers, variante táctica de Spoelstra con respecto a los 5 anteriores partidos. James seguía en estado de gracia y provocaba el primer tiempo muerto de Rick Carlisle. Miami defendía y atacaba correctamente, sabiendo que tenía un match ball en contra, y se puso con 9 puntos de ventaja en el marcador (11-20). En el bando contrario, el alemán Dirk Nowitzki cometía su segunda falta personal, que le mandaba al banquillo y que suponía un pequeño problema para su equipo, mientras el Big Three sostenía a los locales. Fue la otra gran estrella de los Mavericks, Jason Terry, quien despertó a los Mavs, con 5 puntos consecutivos al entrar en la pista. Así, Dallas pasaba a mandar en el encuentro gracias a su buena circulación de balón y al colectivo, sin echar en falta a Nowitzki y con Terry y Marion como líderes, llegando a obtener una máxima ventaja de 8 puntos. Los visitantes acabaron el cuarto con su ritmo de juego impuesto tras unos minutos dubitativos y habiendo mejorado en defensa (32-27).

Dallas mostraba alardes de grandeza al comienzo del segundo cuarto, volviendo a escaparse en el marcador gracias a una canasta de Ian Mahinmi y a dos triples de un certero Deshawn Stevenson (40-28). Miami no se rendiría y seguiría dando mucha guerra, con los triples de un inesperado Eddie House y las penetraciones de Chalmers, con Bosh, Wade y Haslem in crescendo, tomando la delantera (40-42) aprovechando unos malos minutos del rival. Habría tiempo para una pequeña trifulca entre Stevenson y Chalmers, saldada con una técnica para ambos y también para Haslem. Nowitzki no tenía su mejor día en el tiro, lo que contrastaba con la portentosa actuación de Terry (17 puntos en la primera parte), que volvía a poner por delante a Dallas justo antes del descanso (53-51). La segunda parte dictaminaría si Dallas se hacía con el ansiado anillo o si todo se decidiría en un séptimo partido.

Las defensas desaparecieron por completo en los primeros compases de la segunda mitad, con muchas alternancias en el marcador. Dallas se ponía 7 arriba (63-56), dominando el rebote y el tempo del partido. No había duda de que se le veía más cómodo en el liderazgo que a Miami, manteniendo el control del encuentro con soltura por mediación de Barea. Miami aguantaba a duras penas con los puntos en la zona y desde el tiro libre como principales argumentos. Dallas mostraba una vez más en la serie el valioso poder del colectivo dentro de sus esquemas de juego, con dos suplentes indiscutibles (Mahinmi y Cardinal) realizando un buen papel. Dallas forzó numerosas faltas durante este tercer cuarto, incluyendo una técnica de Dwyane Wade que agrandó su renta (72-65). Los locales darían pie a un nuevo acercamiento en los minutos de descanso de Nowitzki y Chandler, pero Dallas no cedería y un triple de Jason Kidd insufló aire a su equipo (79-71). Una canasta de Mahinmi sobre la bocina finiquitaba el cuarto (81-72), y dejaba claro que Dallas sentenciaría la serie en el sexto partido costara lo que costara.

Los últimos 12 minutos de encuentro trajeron consigo el regreso de Tyson Chandler al parqué, tras disfrutar de pocos minutos por cargarse con faltas muy rápidamente. Miami estaba jugando peor, pero todavía mantenía sus esperanzas de triunfo intactas, aunque Barea y Terry rompieron sus aspiraciones de un plumazo (89-77). Nowitzki salía por fin de su bache de juego y Miami se apagó definitivamente, sobreviviendo con varios 2+1. Lebron James mantenía sus erráticas estadísticas en los cuartos finales y su equipo fallaba ya clamorosamente desde la línea de personal y desde el triple. No tuvieron demasiada historia los últimos 12 minutos de partido, con Dallas controlando su ventaja sin problemas y venciendo finalmente por 105-95.

HEAT 95
MAVERICKS 105

95 – Miami Heat (27+24+21+23): Wade (17), Chalmers (18), Anthony (-), Bosh (19), James (21) -cinco inicial-, Howard (-), House (9), Miller (-) y Haslem (11).

105 – Dallas Mavericks (32+21+28+24): Kidd (9), Barea (15), Chandler (5), Marion (12), Nowitzki (21) -cinco inicial-, Terry (27), Cardinal (3), Stevenson (9) y Mahinmi (4).

Árbitros: Steve Javie, Derrick Stafford, Scott Foster. Señalaron faltas técnicas a Haslem, Chalmers y Wade, del Heat, y a Stevenson, de los Mavericks. No hubo eliminados por personales.

Incidencias: Sexto partido de las Finales del baloncesto profesional de la NBA que se disputó en el American Airlines Arena, de Miami, ante 20.003 espectadores.

Dallas ganó el anillo muy merecidamente, con el trabajo en equipo y un extraordinario rendimiento en los últimos minutos de cada uno de los 6 partidos de la final como principales armas, proporcionando momentos mágicos y espectaculares a todos los aficionados de este deporte. No partían como favoritos teóricamente, pero sí contaban con un cuantioso apoyo, al desear muchos la derrota del equipo más odiado de la NBA, los Heat, por ser miembro de su plantilla Lebron James, sometido a un linchamiento público y privado sin precedentes por su cuestionable rendimiento en las series finales. Los otros integrantes del Big Three, Wade y Bosh, le superaron ampliamente, en un equipo que ya dio señas de no funcionar al 100% durante la Regular Season y en el que el egocentrismo sigue primando a pesar de todo lo sucedido. Un peor banquillo que el de Dallas o un desconocimiento del verdadero potencial de los miembros de éste (fijémonos en la buena actuación de House como revulsivo en el sexto encuentro) fueron factores también destacados para que el mejor equipo del Este no se hiciera con el título en el primer año de su nueva y renovada formación.

La ‘vendetta’ de los Mavs llegó 5 años después y muchos jugadores merecedores de un anillo (Kidd, Marion, Terry, Stojakovic) lo lograron al fin, saliendo del grupo de ilustres baloncestistas que cedieron en el intento de lograr un campeonato NBA. Mención aparte merece el MVP de las Finales 2011, Dirk Nowitzki, con 13 años de inestimable servicio en los Dallas Mavericks a sus espaldas. Él fue el protagonista absoluto de la final: héroe de las remontadas de los Mavs, inmenso incluso en los momentos de mayor adversidad (ese cuarto partido con 38.5 de fiebre) y completamente invencible e imparable. La conclusión es que la Final NBA hizo justicia: ganó el equipo que mejor jugó al baloncesto. Con éste ya van 3 campeonatos consecutivos obtenidos por un equipo de la Conferencia Oeste (Los Ángeles en 2009 y 2010 y Dallas en 2011). ¿Cambiará esta dinámica la próxima temporada?

 

Dallas se adelanta en la final y derrota a Miami (103-112) gracias a un gran trabajo colectivo


Venían pisando fuerte en los últimos partidos y finalmente aparecieron los auténticos y genuinos Dallas Mavericks en todo su esplendor. No fue el triunfo de un único individuo, sino de todo un colectivo. Nadie destacó por encima del resto, todos fueron importantes, incluso los menos habituales. Fue el triunfo del equipo, del grupo, del conjunto. En el mejor partido disputado hasta la fecha de las Finales NBA 2011, el equipo local superó ampliamente a Miami Heat (103-112), que acabó sacando a relucir su principal defecto desde el inicio de la temporada, que no es otro que la carencia de trabajo en equipo, la primacía del individualismo puro y duro. La declaración de intereses de Lebron James en la previa quedó hecha añicos al ser incapaz de cambiar el transcurso de los acontecimientos en el último cuarto una vez más (y ya van varias). Su triple-doble (17 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias) no sirvió para empañar las debilidades de unos Heat que, a pesar de superar 5 de sus hombres las dobles cifras anotadoras, no estuvieron a la altura de las circunstancias, caminando cada uno por su lado cuando deberían hacerlo en comunión y lastrados por los problemas físicos de su mejor jugador, Dwyane Wade, echando en falta su aportación en los minutos finales.

Desde el minuto uno de partido se vio que Dallas quería la victoria en el quinto partido a toda costa. Los primeros compases del encuentro fueron muy igualados, con un ritmo muy alto de juego. En el equipo local eran Barea (todo un acierto su inclusión en el quinteto titular de los Mavs a partir del cuarto partido) y Jason Kidd quienes repartían juego (el segundo también anotaba), Tyson Chandler estaba enorme en ataque y en defensa y Dirk Nowitzki anotaba y respondía como siempre, con una gran actitud defensiva del equipo entrenado por Rick Carlisle, y Miami aguantando el temporal como buenamente podía (6-13), con un horrible James y un buen Chris Bosh. A pesar de todo, había pérdidas tontas de balón por parte de ambos equipos, aprovechadas por Miami para acercarse un poco en el marcador (19-23), con buen acierto ofensivo en ambos lados de la cancha y menos defensa. Fue entonces cuando Wade, el mejor jugador de Miami hasta el momento, tuvo que retirarse momentáneamente del partido, haciendo saltar todas las alarmas en los Heat. El motivo fue un golpe con Bryan Cardinal, en el que se hizo daño en la cadera. Miami mantuvo e incluso empeoró su rendimiento, a pesar de perder por poca diferencia, siendo mantenido por sus secundarios, sobre todo por Juwan Howard. En Dallas destacaban todos, incluido uno de los hombres con menos peso en la plantilla, Cardinal. Aun así, Miami ganaría sorprendentemente el primer cuarto gracias a un nuevo «buzzer beater» salvador de Mario Chalmers (31-30).

En el segundo cuarto, Lebron James comenzaría a ser importante para los Heat y Bosh mantendría su buena aportación del cuarto inicial. Dallas seguía jugando un muy buen baloncesto, con todos sus hombres aportando un granito de arena al juego del equipo. Volvió Wade a la cancha y Miami logró adelantarse en el marcador (40-39). Todo seguía apretadísimo, con unos porcentajes de tiro y de acierto en el triple muy destacados para ambos conjuntos. Los Heat se ponían cómodos en el liderato gracias a unos minutos poco afortunados de los locales (52-46), pero las distancias seguían siendo mínimas, empatando Dallas el partido con un 0-6 de parcial, volviendo Miami a liderar el marcador merced a una técnica y logrando los Mavericks ir de nuevo por delante con Nowitzki y Terry como estiletes. La primera parte acabaría con un triple de Chalmers y una canasta del alemán, siendo favorable el resultado a los locales (57-60). Se estaba disputando un encuentro de altos vuelos, con mucha anotación y un ritmo trepidante.

Wade no aparecía en el banquillo de los Heat al inicio de la segunda parte. Ambos equipos continuaban su buena racha desde el triple (Dallas acabaría con un espectacular 69% de acierto desde esta distancia) y los Mavericks seguían siendo mejores, con Chandler escandaloso en el rebote, Nowitzki tan brillante como siempre y Barea con la muñeca caliente desde la línea de tres (69-73). Miami se había convertido en Dallas y Dallas en Miami, ahora eran los pupilos de Spoelstra quienes iban a remolque durante gran parte del partido, resistiendo las acometidas de los Mavs aun sin su líder. Wade volvería al partido a falta de 04:33 para el final del tercer cuarto, cuando Dallas mandaba 71-80, con Barea y Terry simplemente magistrales, con 8 puntos para cada uno en esos 12 minutos. El cuarto finalizaba con un marcador de 79-84, Dallas tenía bien encaminada la victoria, pero tendría que sudar para conseguirla.

Los Mavericks seguían por delante en el marcador cuando comenzaron los 12 últimos minutos del encuentro, pero Miami se negaba a rendirse. Cuando los visitantes se situaban a 2 puntos del liderato, un triple del puertorriqueño Barea ponía el 88-93 en el luminoso. La conexión del backcourt de los Heat con Udonis Haslem hacía retomar el liderazgo del partido a Miami y un triple de Wade les daba una renta de 4 puntos (99-95), maquillada por Nowitzki desde el tiro libre. Lebron James se desconectaría del «partido de su vida» con otro horrendo cuarto final, en el que sólo anotaría 2 puntos. A pesar de jugar con fuego al no anotar durante algunos minutos, un gigantesco Jason Terry empataba el partido con un lanzamiento de tres y un mate de Dirk ponía a Dallas de nuevo camino del triunfo. Jason Kidd alargaría el vía crucis de los Heat desde el tiro libre (100-105). A continuación, vendría uno de los mejores momentos de la Final de este año: un triple de Terry que certificaba el triunfo de los Mavs (101-108) a 33.3 segundos del final, celebrado por uno de los mejores sextos hombres de la NBA haciendo el avión, una celebración que lleva su firma. El carrusel final de tiros libres sólo serviría para agrandar y maquillar el resultado final (103-112).

Dallas 112
Miami 103
Equipos
Dallas Mavericks (30+30+24+28): Nowtizki (29), Marion (8), Chandlerl (13), Kidd (13), Barea (17) -cinco inicial-, Terry (21), DeShawn (4), Cardinal (4), Mahinmi (3).
Miami Heat (31+26+22+24): LeBron (17), C. Bosh (19), J. Anthony (2), Wade (23), Bibby (2) -cinco inicial-, Haslem (10), Chalmers (15), M. Miller (9), J. Howard (6), House (-).

El valor de la victoria de Dallas en el quinto partido cobra importancia al ver cómo se consiguió el triunfo. La actuación coral de los Mavericks rozó la perfección, anotando todos los jugadores del equipo que dispusieron de minutos en el partido y con la columna vertebral del roster de los Mavs rindiendo a un nivel superlativo. Las estadísticas son inapelables: Nowitzki 29 puntos, Chandler 13 puntos y 7 rebotes, Barea 17 puntos y 5 asistencias, Kidd 13 puntos y 6 asistencias y Terry 21 puntos y 6 asistencias. Fue la aparición final de Terry el punto culmen del gran rendimiento colectivo que mostraron los hombres de Carlisle, un Terry que no había rendido a un buen nivel en los 3 primeros partidos, despertó en el cuarto y explotó definitivamente en el quinto encuentro. La presión convive ahora en el seno de los Miami Heat, que, a pesar de todo lo sucedido en territorio comanche, gozan ahora de dos partidos en casa para poder llevarse el anillo. Los Heat disputarán su séptimo partido particular esta noche (02:00 de la madrugada en España), en el cual ya no pueden permitirse el lujo de cometer más errores. Un triunfo suyo acabará con la bola de campeonato de los Mavericks, una derrota hará que todo haya terminado. Las sensaciones son ahora favorables a los campeones de la Conferencia Oeste, entrenados por un Rick Carlisle que le ha ganado la partida hasta el momento a Erik Spoelstra en los banquillos. Todo está todavía por decidir. Lo que está claro es que en el encuentro de esta noche volverán a pasar cosas alucinantes. Mañana amaneceremos con un nuevo campeón de la NBA o con un séptimo partido en el horizonte. Es el todo o el nada. Hagan sus apuestas.

Miami vuelve a adelantarse en las Finales NBA (88-86) pese a los irreductibles Mavericks


Les dio igual tener a todo el American Airlines Center (que no Arena) en contra, jugar en territorio comanche, en torno a una marea azul inmensa. Miami Heat sigue mostrando mayor entereza en estas Finales NBA 2011, y así lo demuestra su victoria, un triunfo de nuevo «in extremis» (88-86) ante unos Dallas Mavericks que volvieron a dejar a su líder, Dirk Nowitzki, solo ante el peligro en los minutos decisivos y que no pudieron acometer una nueva remontada en un partido en el que se vieron varias, un encuentro de rachas.

Tras el salto inicial, se vio muchísima igualdad en la cancha. Ambos conjuntos estaban entonados en el tiro y Dallas lograba tomar la delantera en los primeros minutos, con Jason Kidd y Deshawn Stevenson en estado de gracia. En Miami, Wade estaba al 100% desde el inicio y su equipo lograba muchísimos puntos en la zona, donde superó ampliamente al rival. Aun así, las ventajas eran cortas y los Heat lograron adelantar a los locales en el marcador, por mediación de una buena defensa y aprovechando los minutos de banquillo de Nowitzki. El primer cuarto concluía con un triple sobre la bocina de Mario Chalmers y con la sensación de que Miami no estaba haciendo nada del otro mundo para mandar en el partido, los méritos de ello eran más ajenos que propios merced a la floja defensa de los Mavericks, que motivó buenas cifras anotadoras heat en los primeros 12 minutos (29-22).

El partido seguiría siendo rácano a la vista de todos en el segundo acto, con muchas imprecisiones en buena parte del mismo y con Miami liderando en el luminoso con tranquilidad absoluta. Jason Terry y Nowitzki intentaban la mejoría de Dallas, que seguía muy fallón y con un gran número de pérdidas de balón, una tendencia muy peligrosa que el equipo texano mantiene desde el inicio de las series por el título. Sin embargo, los campeones del Oeste, muy dados al sufrimiento, volvieron a hacer uso de una de sus ya típicas remontadas para que los Heat volvieran a sentir el aliento de los locales en su cogote. Así, se llegaría al final de la primera parte con un 47-42 favorable a los visitantes, las espadas de nuevo en alto y papeles tornados, con Dallas de héroe y Miami de víctima.

Miami tomaba aire tras el descanso con un 8-0 de parcial, pero otro arreón de Dallas conseguía que el partido volviera a estar en un puño, con un15-2 de parcial que recordaba lo que ocurrió en Miami en el segundo partido de las Finales, empatando el partido a 57 con Barea y Chandler haciendo el trabajo sucio. Un tiro libre de Wade y dos triples (Chalmers y Lebron James, muy escondido en el tercer partido), ponían a los Heat 5 arriba, pero un triple de Terry reducían la diferencia sólo a 2 puntos. Miami ganaría el cuarto por 67-64, pero todo quedaba por decidir en el período definitivo.

Los primeros compases del último cuarto fueron de toma y daca constante, con un intercambio de canastas frenético. Fue en los últimos 12 minutos cuando volvió a conectarse al ordenador de las Finales Chris Bosh, que no aparecía desde su buena aportación en el partido inaugural de la eliminatoria. Miami lograba un 79-72 a mediados de cuarto que exigía de los hombres de Rick Carlisle una reacción inmediata. La imposibilidad de los campeones del Este de cerrar el encuentro o la lucha constante de Dallas provocaron un nuevo acercamiento de los locales (81-78). Nowitzki se echó al equipo a la espalda, como siempre, logrando que los Mavericks empatasen el partido cuando restaba algo más de un minuto para la bocina final. Bosh completaría su metamorfosis final de villano a héroe con la canasta que le daría el triunfo a Miami y Nowtizki no volvería a ser el salvador de Dallas en los últimos segundos del partido, fallando el típico tiro apelando a la heroica que se hace en estos casos (88-86). El objetivo de Miami ya se había cumplido, ganando al menos 1 de los 3 partidos en Dallas. Los locales habían vuelto a cometer un grave error al darle toda la responsabilidad a Nowitzki, sin nadie que le ayudara en los minutos finales.

Dallas 86
Miami 88
Equipos
Dallas Mavericks (22+20+22+22): Kidd (9), Stevenson (3), Chandler (5), Marion (10), Nowitzki (34) -cinco inicial-, Stojakovic (2), Terry (15), Cardinal (-), Barea (6) y Mahinmi (2).
Miami Heat (29+18+20+21): Bibby (3), Wade (29), Anthony (2), Bosh (18), James (17) -cinco inicial-, Howard (1), Miller (-), Haslem (6) y Chalmers (12).

A los Mavericks todavía les quedan dos partidos en casa para remediar lo sucedido, pero hay un dato demoledor que juega en su contra: quien gana el tercer partido de las Finales NBA yendo las series 1-1 desde que se instauró el actual sistema 2-3-2 en 1985 es poseedor del trofeo Larry O’Brien de campeón NBA unos días después. Dallas ya no solo tiene que ganar en la batalla contra Miami, sino también en una batalla contra la historia. El cuarto partido disputado la pasada madrugada ya habrá definido si esa batalla ha empezado con victoria o con derrota.