El mapa de la NBA 14/15


Te presento a los equipos que más apuntan a la postemporada de la mejor liga de baloncesto del planeta y lo que no te puedes perder del resto de franquicias. Espera el preciado anillo de campeón y sólo puede quedar uno. ¿A cuál eliges tú?

Atlanta Hawks

 
Habituales de la postemporada del Este, los Halcones iniciarán el nuevo curso envueltos en la polémica racista iniciada por el propietario y el General Manager de la franquicia. Un problema del que deberán abstraerse si quieren repetir presencia en Playoffs, para lo que hay mimbres de sobra. Buen equilibrio entre la solvencia exterior (Teague, Sefolosha, Korver) y el poderío físico interior (Horford, Millsap, Antic, Pittman, Brand).

Posible quinteto: Teague-Sefolosha-Korver-Millsap-Horford
La estrella: Al Horford
Entrenador: Mike Budenholzer
Fue leyenda: Dominique Wilkins

Brooklyn Nets

 
Una temporada más, los nombres que juntan los Nets hacen la boca agua a cualquier buen aficionado al baloncesto, pero las expectativas hay que refrendarlas en la cancha. La química entre los Garnett, Johnson, Williams, Kirilenko y compañía es la gran asignatura pendiente desde que la franquicia se mudó de New Jersey al vecino barrio neoyorkino de Brooklyn. ¿Será éste el año? Quién sabe, pero superar la Regular Season es prácticamente una obligación con una plantilla potente pero quizá demasiado veterana.

Posible quinteto: Williams-Johnson-Anderson-Garnett-López
La estrella: Deron Williams
Entrenador: Lionel Hollins
Fue leyenda: Jason Kidd

Chicago Bulls

 
Aunque Derrick Rose todavía no está al cien por cien, los Bulls suben varios puestos en el escalafón de la NBA con su sola presencia en el equipo. A la recuperación del estelar base se une la llegada a la Ciudad del Viento de dos jugadores interiores de contrastada calidad como Pau Gasol y Nikola Mirotic. La veteranía de uno y el talento en ciernes de otro serán de gran ayuda en un equipo donde hombres como Noah, Gibson, Butler y Hinrich también querrán ser importantes. Chicago vuelve a soñar con el anillo.

Posible quinteto: Rose-Butler-Dunleavy-Gasol-Noah
La estrella: Derrick Rose
Entrenador: Tom Thibodeau
Fue leyenda: Michael Jordan

Cleveland Cavaliers

 
La vuelta del hijo pródigo LeBron James con su reinado absolutista tras de sí sólo puede significar maná y alegría para una franquicia sumida en la decepción durante su ausencia. Con una corte integrada por miembros tan selectos como Kevin Love, Kyrie Irving, Dion Waiters, Mike Miller o Shawn Marion, el Rey puede estar tranquilo por sus espaldas. Están tan bien guardadas que Cleveland es aspirante al anillo casi por derecho de pernada. Si a los efectivos de la plantilla le añadimos la sapiencia que aportará en el banquillo el “europeo” David Blatt, merece la pena seguir con lupa a estos Cavs.

Posible quinteto: Irving-Waiters-James-Love-Varejao
La estrella: LeBron James
Entrenador: David Blatt
Fue y es leyenda: LeBron James

Indiana Pacers

 
Prácticamente no hay cambios en la plantilla del representante del estado yankee más devoto del baloncesto, pero sí una baja sensible: Paul George. La espeluznante lesión sufrida por el alero hace unos meses le mantendrá alejado de las canchas una buena temporada. Por tanto, los Pacers tendrán que sobrevivir como puedan sin su máximo referente. Jugadores como Hibbert, George Hill, Scola o David West deberían ser razón suficiente para llegar a la postemporada. Pelear por el título será otro cantar.

Posible quinteto: Hill-Watson-George-West-Hibbert
La estrella: Paul George (Roy Hibbert en su ausencia)
Entrenador: Frank Vogel
Fue leyenda: Reggie Miller

Miami Heat

 
La ausencia de LeBron James se hará notar y mucho en South Beach, pero la buena noticia es que Dwyane Wade y Chris Bosh siguen en Miami. También continúan allí buena parte de los miembros de la columna vertebral del equipo durante la era LeBron y varios de los refuerzos tienen buen cartel (Luol Deng, Danny Granger, Shannon Brown). Por tanto, parece inevitable que los Heat presenten su candidatura para jugar los Playoffs un curso más.

Posible quinteto: Chalmers-Wade-Deng-Andersen-Bosh
La estrella: Dwyane Wade
Entrenador: Erik Spoelstra
Fue y es leyenda: Dwyane Wade

New York Knicks

 
Bastante buena noticia fue la permanencia de Carmelo Anthony en unos Knicks demasiado habituados al sufrimiento y a los malos ratos. Será interesante seguir las evoluciones de Derek Fisher en su primera experiencia como técnico y también el rendimiento de José Manuel Calderón, segundo Knickerbocker español de la historia tras Sergio Rodríguez. El regreso de Phil Jackson a la franquicia donde triunfó como jugador supone un halo de esperanza de cara al futuro. ¿Acabará por fin la mala racha del primer equipo de la Gran Manzana?

Posible quinteto: Calderón-Shumpert-Anthony-Bargnani-Stoudemire
La estrella: Carmelo Anthony
Entrenador: Derek Fisher
Fue leyenda: Patrick Ewing

Washington Wizards

 
El conjunto capitalino ya empezó a mostrar un rendimiento prometedor la temporada pasada, pero la llegada de una estrella consagrada de la liga como Paul Pierce puede ser la excusa perfecta para acabar de explosionar. Jóvenes talentos como John Wall o Bradley Beal se unen a hombres más veteranos como Andre Miller, Nene o Gortat en una combinación muy apta sobre el papel para meterse entre los 16 mejores equipos de la NBA.

Posible quinteto: Wall-Beal-Pierce-Nene-Gortat
La estrella: John Wall
Entrenador: Randy Wittman
Fue leyenda: Wes Unseld

Detroit Pistons

 
El sol puede volver a asomarse por la Motown y las promesas de los Pistons quizá empiecen a ser una realidad. La temible dupla interior Greg Monroe-Andre Drummond es la gran esperanza de un roster donde también sobresalen Brandon Jennings en la dirección de juego, Jodie Meeks en el perímetro o Josh Smith merodeando por las cercanías del aro. Quizá les falten más referencias veteranas, pero qué demonios: ¡juventud, divino tesoro!

Posible quinteto: Jennings-Meeks-Butler-Smith-Drummond
La estrella: Josh Smith
Entrenador: Stan Van Gundy
Fue leyenda: Isiah Thomas

Denver Nuggets

 
Su juego alegre y desenfadado es una delicia para los espectadores y su banquillo es uno de los mejores de la liga desde hace varias temporadas. Los Nuggets son un clásico del Oeste e intentarán hacerse con una plaza en Playoffs cueste lo que cueste. La batalla será dura, pero tengan por seguro que Denver tomará parte en ella. Mucha atención a la pareja Faried-McGee en la pintura. Son carne de cañón para los ‘highlights’.

Posible quinteto: Lawson-Afflalo-Gallinari-Faried-McGee
La estrella: Ty Lawson
Entrenador: Brian Shaw
Fue leyenda: Alex English

Golden State Warriors

 
Llevan dos temporadas consecutivas optando firmemente a la condición de equipo revelación de la NBA y parece que este año no será distinto. La conexión en el perímetro entre Stephen Curry y Klay Thompson, la polivalencia de Andre Iguodala y Harrison Barnes, la sapiencia interior de David Lee y Andrew Bogut… Merecerá la pena seguir de cerca a uno de los equipos que más contribuyen a la denominación de Salvaje que lleva consigo el Oeste.

Posible quinteto: Curry-Thompson-Iguodala-Lee-Bogut
La estrella: Stephen Curry
Entrenador: Steve Kerr
Fue leyenda: Chris Mullin

Houston Rockets

 
El destino de la franquicia estará ligado, para bien o para mal, al rendimiento de James Harden. ‘La Barba’ más poblada de la NBA deberá mantener sus buenos guarismos anotadores si quiere llevar a los Rockets de nuevo a las rondas por el título. Le acompañará también como protagonista un Dwight Howard venido a menos tras su salida de Orlando, pero aun así temible bajo el aro. Complementos como el microondas Jason Terry, el cumplidor Trevor Ariza o los ex Barça Joey Dorsey y Kostas Papanikolaou apuntalan una plantilla digna de Playoffs.

Posible quinteto: Beverley-Harden-Ariza-Jones-Howard
La estrella: James Harden
Entrenador: Kevin McHale
Fue leyenda: Hakeem Olajuwon

Los Angeles Clippers

 
El binomio Chris Paul-Blake Griffin ha posibilitado que los Clippers sean hoy por hoy el mejor equipo NBA de Los Ángeles, pero la franquicia quiere dar un paso más. Asentados en los primeros puestos del Oeste, los pupilos de ‘Doc’ Rivers anhelan poder perpetrar el asalto al anillo de una vez por todas. A un quinteto titular sólido se une un banquillo igualmente potente, con integrantes como Jamal Crawford, Hedo Turkoglu o Jordan Farmar. La salida del díscolo Donald Sterling de la propiedad del equipo ayudará a calmar un ambiente demasiado enrarecido en la última fase de la anterior temporada.

Posible quinteto: Paul-Redick-Barnes-Griffin-Jordan
La estrella: Chris Paul/Blake Griffin
Entrenador: Glen ‘Doc’ Rivers
Fue leyenda: Bob McAdoo

Memphis Grizzlies

 
Los Osos tuvieron que asimilar la ausencia de Lionel Hollins en la dirección técnica la pasada campaña, pero volvieron a los Playoffs por cuarta temporada consecutiva de la mano de Dave Joerger. Apenas hay retoques en el bloque, que sigue comandado por Marc Gasol y Zach Randolph como puntales interiores. Mike Conley pone la dirección, Vince Carter la veteranía, Tony Allen la defensa y Tayshaun Prince el trabajo sucio. Mejor quinteto titular que banquillo, pero sería toda una sorpresa que no estuviesen peleando por hacer algo grande en el Oeste un curso más.

Posible quinteto: Conley-Carter-Prince-Randolph-Gasol
La estrella: Marc Gasol
Entrenador: David Joerger
Fue leyenda: Pau Gasol

Oklahoma City Thunder

 
Empezarán la temporada con algunos de sus mejores hombres lesionados, lo que puede lastrar su inicio de curso. Sus dos últimas temporadas estuvieron por debajo de las expectativas, pero siguen apareciendo en todas las quinielas acerca del representante del Oeste en las Finales NBA. Su gran lacra puede ser un banquillo donde ya no habitan jugadores tan lustrosos como antaño. Necesitarán a todas sus estrellas sanas y salvas para aspirar a grandes metas.

Posible quinteto: Westbrook-Jackson-Durant-Ibaka-Perkins
La estrella: Kevin Durant
Entrenador: Scott Brooks
Fue leyenda: Gary Payton (Seattle Supersonics)

 

San Antonio Spurs

 
Pasan los años y algunos jugadores, pero la base del vigente campeón de la liga continúa intacta. Los Spurs contarán un año más con Tony Parker, Manu Ginóbili y Tim Duncan sentando cátedra en la pista y con Gregg Popovich como maestro de operaciones desde el banquillo. Les acompañarán promesas convertidas en realidad como Kawhi Leonard, “europeos” consagrados como Diaw, Splitter y Belinelli y jugadores con capacidad de determinación innata como Danny Green. Con estos mimbres y un precedente baloncestístico extraordinario, ¿quién no les colocaría un año más como favoritos al título?

Posible quinteto: Parker-Green-Leonard-Splitter-Duncan
La estrella: Tim Duncan
Entrenador: Gregg Popovich
Fue leyenda: David Robinson

Portland Trail Blazers

 
Los Blazers quieren volver a ser importantes en el Oeste y por ello intentarán clasificarse por segunda campaña consecutiva para los Playoffs. Sus opciones pasan por el rendimiento de los dos jugadores clave de la plantilla: Damian Lillard y LaMarcus Aldridge. Chris Kaman aportará centímetros e intendencia a la pintura de los de Oregón y se espera que Nicolas Batum se mantenga al buen nivel de los últimos tiempos. Un año más, la gran incógnita de Portland tiene nombre y apellido español: Víctor Claver.

Posible quinteto: Lillard-Mathews-Batum-Aldridge-Kaman
La estrella: LaMarcus Aldridge
Entrenador: Terry Stotts
Fue leyenda: Bill Walton

New Orleans Pelicans

 
Los Pelicans prometen dar mucha guerra para hacerse con un billete para la postemporada. Anthony Davis y Ryan Anderson empiezan a hacer olvidar al añorado Chris Paul y el cúmulo de talento del equipo no puede ser más interesante: Tyreke Evans, Jrue Holiday, Omer Asik, Eric Gordon, Jimmer Fredette… La juventud e inexperiencia pueden ser las mayores lacras de una plantilla con el largo plazo como ilusionante meta.

Posible quinteto: Gordon-Evans-Anderson-Davis-Asik
La estrella: Anthony Davis
Entrenador: Monty Williams
Fue leyenda: Pete Maravich

Dallas Mavericks

 
Dallas ha conseguido tres incorporaciones importantes como son la vuelta de Tyson Chandler, la llegada de Chandler Parsons procedente de Houston y el fichaje de Raymond Felton como base titular. Dirk Nowitzki sigue en plena forma y de su rendimiento dependerán buena parte de las opciones de Playoffs del equipo. El compromiso del alemán se da por supuesto. Ahora sólo falta que el resto de piezas encajen.

Posible quinteto: Felton-Ellis-Parsons-Nowitzki-Chandler
La estrella: Dirk Nowitzki
Entrenador: Rick Carlisle
Fue y es leyenda: Dirk Nowitzki

¿Qué no te puedes perder del resto de franquicias?

 

Boston Celtics: la vuelta a las canchas de Rajon Rondo.

Charlotte Hornets: su mezcla de talento joven, con varios jugadores a tener en cuenta (Kemba Walker, Kidd-Gilchrist, Gerald Henderson).

Philadelphia 76ers: la progresión del vigente Novato del Año Michael Carter-Williams.

Orlando Magic: el talento de Victor Oladipo.

Toronto Raptors: la explosividad de DeMar DeRozan.

Milwaukee Bucks: la química entre Giannis Antetokounmpo, OJ Mayo, Ersan Ilyasova…

Minnesota Timberwolves: la conexión Ricky Rubio-Andrew Wiggins.

Los Angeles Lakers: los últimos coletazos de Kobe Bryant y los primeros de Julius Randle.

Phoenix Suns: las virguerías de los hermanos Dragic.

Utah Jazz: la efectividad desde el perímetro de Gordon Hayward.

Sacramento Kings: la convivencia entre dos ‘malotes’ de la liga: Rudy Gay y DeMarcus Cousins.

Este artículo fue publicado en el número 7 de la revista MARCA Plus

Dallas se convierte en campeón NBA 5 años después tras su tercera victoria consecutiva ante Miami (105-95)


La historia le debía una a Mark Cuban y sus Dallas Mavericks. Aquella dolorosa derrota hace 5 años en el mismo lugar, las Finales NBA, y ante idéntico rival, los Miami Heat, que se produjo a pesar de que los Mavs mandaban por 2-0 en la serie y ganaban por 13 puntos en el último cuarto del tercer partido, fue recordada hasta la saciedad. Ahora ha quedado relegada al más remoto pasado. Dallas ya tiene en su poder un anillo de campeón NBA, algo de lo que sólo pueden presumir 18 franquicias de la liga. Y ha obtenido tan meritorio logro haciendo honor a una de las bases del noble deporte del baloncesto: el juego en equipo. Si el equipo de Texas no hubiera desarrollado un esquema de juego basado en el conjunto, en la aportación de todos y cada uno de los componentes de su plantilla, desde el más importante hasta el menos destacado, todo hubiera sido diferente. Miami acabó acusando la falta de compenetración entre sus jugadores en el año primero de la era Big Three y tendrá que esperar, al menos, a una segunda temporada para volver a pelear por el campeonato, un segundo asalto en el que su plantilla ya no partirá de cero y podrá enmendar los errores cometidos en su primera intentona en pro de obtener el codiciado trofeo Larry O’Brien.

Casi todos los presentes en el American Airlines Arena de Miami y gran parte del mundo del deporte de la canasta deseaba un séptimo partido para esta vibrante eliminatoria. El equipo local parecía dispuesto a dar alcance a tal empresa y, arropado por sus fieles, iniciaba el encuentro mejor que su rival, con cuantiosas penetraciones por la zona y con un redimido Lebron James como jefe de operaciones. Dallas mantenía su premisa de jugar en comuna y el puertorriqueño José Juan Barea, titular por tercer encuentro consecutivo, aportaba buenos minutos de juego al igual que su homólogo en los Heat, Mario Chalmers, variante táctica de Spoelstra con respecto a los 5 anteriores partidos. James seguía en estado de gracia y provocaba el primer tiempo muerto de Rick Carlisle. Miami defendía y atacaba correctamente, sabiendo que tenía un match ball en contra, y se puso con 9 puntos de ventaja en el marcador (11-20). En el bando contrario, el alemán Dirk Nowitzki cometía su segunda falta personal, que le mandaba al banquillo y que suponía un pequeño problema para su equipo, mientras el Big Three sostenía a los locales. Fue la otra gran estrella de los Mavericks, Jason Terry, quien despertó a los Mavs, con 5 puntos consecutivos al entrar en la pista. Así, Dallas pasaba a mandar en el encuentro gracias a su buena circulación de balón y al colectivo, sin echar en falta a Nowitzki y con Terry y Marion como líderes, llegando a obtener una máxima ventaja de 8 puntos. Los visitantes acabaron el cuarto con su ritmo de juego impuesto tras unos minutos dubitativos y habiendo mejorado en defensa (32-27).

Dallas mostraba alardes de grandeza al comienzo del segundo cuarto, volviendo a escaparse en el marcador gracias a una canasta de Ian Mahinmi y a dos triples de un certero Deshawn Stevenson (40-28). Miami no se rendiría y seguiría dando mucha guerra, con los triples de un inesperado Eddie House y las penetraciones de Chalmers, con Bosh, Wade y Haslem in crescendo, tomando la delantera (40-42) aprovechando unos malos minutos del rival. Habría tiempo para una pequeña trifulca entre Stevenson y Chalmers, saldada con una técnica para ambos y también para Haslem. Nowitzki no tenía su mejor día en el tiro, lo que contrastaba con la portentosa actuación de Terry (17 puntos en la primera parte), que volvía a poner por delante a Dallas justo antes del descanso (53-51). La segunda parte dictaminaría si Dallas se hacía con el ansiado anillo o si todo se decidiría en un séptimo partido.

Las defensas desaparecieron por completo en los primeros compases de la segunda mitad, con muchas alternancias en el marcador. Dallas se ponía 7 arriba (63-56), dominando el rebote y el tempo del partido. No había duda de que se le veía más cómodo en el liderazgo que a Miami, manteniendo el control del encuentro con soltura por mediación de Barea. Miami aguantaba a duras penas con los puntos en la zona y desde el tiro libre como principales argumentos. Dallas mostraba una vez más en la serie el valioso poder del colectivo dentro de sus esquemas de juego, con dos suplentes indiscutibles (Mahinmi y Cardinal) realizando un buen papel. Dallas forzó numerosas faltas durante este tercer cuarto, incluyendo una técnica de Dwyane Wade que agrandó su renta (72-65). Los locales darían pie a un nuevo acercamiento en los minutos de descanso de Nowitzki y Chandler, pero Dallas no cedería y un triple de Jason Kidd insufló aire a su equipo (79-71). Una canasta de Mahinmi sobre la bocina finiquitaba el cuarto (81-72), y dejaba claro que Dallas sentenciaría la serie en el sexto partido costara lo que costara.

Los últimos 12 minutos de encuentro trajeron consigo el regreso de Tyson Chandler al parqué, tras disfrutar de pocos minutos por cargarse con faltas muy rápidamente. Miami estaba jugando peor, pero todavía mantenía sus esperanzas de triunfo intactas, aunque Barea y Terry rompieron sus aspiraciones de un plumazo (89-77). Nowitzki salía por fin de su bache de juego y Miami se apagó definitivamente, sobreviviendo con varios 2+1. Lebron James mantenía sus erráticas estadísticas en los cuartos finales y su equipo fallaba ya clamorosamente desde la línea de personal y desde el triple. No tuvieron demasiada historia los últimos 12 minutos de partido, con Dallas controlando su ventaja sin problemas y venciendo finalmente por 105-95.

HEAT 95
MAVERICKS 105

95 – Miami Heat (27+24+21+23): Wade (17), Chalmers (18), Anthony (-), Bosh (19), James (21) -cinco inicial-, Howard (-), House (9), Miller (-) y Haslem (11).

105 – Dallas Mavericks (32+21+28+24): Kidd (9), Barea (15), Chandler (5), Marion (12), Nowitzki (21) -cinco inicial-, Terry (27), Cardinal (3), Stevenson (9) y Mahinmi (4).

Árbitros: Steve Javie, Derrick Stafford, Scott Foster. Señalaron faltas técnicas a Haslem, Chalmers y Wade, del Heat, y a Stevenson, de los Mavericks. No hubo eliminados por personales.

Incidencias: Sexto partido de las Finales del baloncesto profesional de la NBA que se disputó en el American Airlines Arena, de Miami, ante 20.003 espectadores.

Dallas ganó el anillo muy merecidamente, con el trabajo en equipo y un extraordinario rendimiento en los últimos minutos de cada uno de los 6 partidos de la final como principales armas, proporcionando momentos mágicos y espectaculares a todos los aficionados de este deporte. No partían como favoritos teóricamente, pero sí contaban con un cuantioso apoyo, al desear muchos la derrota del equipo más odiado de la NBA, los Heat, por ser miembro de su plantilla Lebron James, sometido a un linchamiento público y privado sin precedentes por su cuestionable rendimiento en las series finales. Los otros integrantes del Big Three, Wade y Bosh, le superaron ampliamente, en un equipo que ya dio señas de no funcionar al 100% durante la Regular Season y en el que el egocentrismo sigue primando a pesar de todo lo sucedido. Un peor banquillo que el de Dallas o un desconocimiento del verdadero potencial de los miembros de éste (fijémonos en la buena actuación de House como revulsivo en el sexto encuentro) fueron factores también destacados para que el mejor equipo del Este no se hiciera con el título en el primer año de su nueva y renovada formación.

La ‘vendetta’ de los Mavs llegó 5 años después y muchos jugadores merecedores de un anillo (Kidd, Marion, Terry, Stojakovic) lo lograron al fin, saliendo del grupo de ilustres baloncestistas que cedieron en el intento de lograr un campeonato NBA. Mención aparte merece el MVP de las Finales 2011, Dirk Nowitzki, con 13 años de inestimable servicio en los Dallas Mavericks a sus espaldas. Él fue el protagonista absoluto de la final: héroe de las remontadas de los Mavs, inmenso incluso en los momentos de mayor adversidad (ese cuarto partido con 38.5 de fiebre) y completamente invencible e imparable. La conclusión es que la Final NBA hizo justicia: ganó el equipo que mejor jugó al baloncesto. Con éste ya van 3 campeonatos consecutivos obtenidos por un equipo de la Conferencia Oeste (Los Ángeles en 2009 y 2010 y Dallas en 2011). ¿Cambiará esta dinámica la próxima temporada?

 

Dallas se adelanta en la final y derrota a Miami (103-112) gracias a un gran trabajo colectivo


Venían pisando fuerte en los últimos partidos y finalmente aparecieron los auténticos y genuinos Dallas Mavericks en todo su esplendor. No fue el triunfo de un único individuo, sino de todo un colectivo. Nadie destacó por encima del resto, todos fueron importantes, incluso los menos habituales. Fue el triunfo del equipo, del grupo, del conjunto. En el mejor partido disputado hasta la fecha de las Finales NBA 2011, el equipo local superó ampliamente a Miami Heat (103-112), que acabó sacando a relucir su principal defecto desde el inicio de la temporada, que no es otro que la carencia de trabajo en equipo, la primacía del individualismo puro y duro. La declaración de intereses de Lebron James en la previa quedó hecha añicos al ser incapaz de cambiar el transcurso de los acontecimientos en el último cuarto una vez más (y ya van varias). Su triple-doble (17 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias) no sirvió para empañar las debilidades de unos Heat que, a pesar de superar 5 de sus hombres las dobles cifras anotadoras, no estuvieron a la altura de las circunstancias, caminando cada uno por su lado cuando deberían hacerlo en comunión y lastrados por los problemas físicos de su mejor jugador, Dwyane Wade, echando en falta su aportación en los minutos finales.

Desde el minuto uno de partido se vio que Dallas quería la victoria en el quinto partido a toda costa. Los primeros compases del encuentro fueron muy igualados, con un ritmo muy alto de juego. En el equipo local eran Barea (todo un acierto su inclusión en el quinteto titular de los Mavs a partir del cuarto partido) y Jason Kidd quienes repartían juego (el segundo también anotaba), Tyson Chandler estaba enorme en ataque y en defensa y Dirk Nowitzki anotaba y respondía como siempre, con una gran actitud defensiva del equipo entrenado por Rick Carlisle, y Miami aguantando el temporal como buenamente podía (6-13), con un horrible James y un buen Chris Bosh. A pesar de todo, había pérdidas tontas de balón por parte de ambos equipos, aprovechadas por Miami para acercarse un poco en el marcador (19-23), con buen acierto ofensivo en ambos lados de la cancha y menos defensa. Fue entonces cuando Wade, el mejor jugador de Miami hasta el momento, tuvo que retirarse momentáneamente del partido, haciendo saltar todas las alarmas en los Heat. El motivo fue un golpe con Bryan Cardinal, en el que se hizo daño en la cadera. Miami mantuvo e incluso empeoró su rendimiento, a pesar de perder por poca diferencia, siendo mantenido por sus secundarios, sobre todo por Juwan Howard. En Dallas destacaban todos, incluido uno de los hombres con menos peso en la plantilla, Cardinal. Aun así, Miami ganaría sorprendentemente el primer cuarto gracias a un nuevo «buzzer beater» salvador de Mario Chalmers (31-30).

En el segundo cuarto, Lebron James comenzaría a ser importante para los Heat y Bosh mantendría su buena aportación del cuarto inicial. Dallas seguía jugando un muy buen baloncesto, con todos sus hombres aportando un granito de arena al juego del equipo. Volvió Wade a la cancha y Miami logró adelantarse en el marcador (40-39). Todo seguía apretadísimo, con unos porcentajes de tiro y de acierto en el triple muy destacados para ambos conjuntos. Los Heat se ponían cómodos en el liderato gracias a unos minutos poco afortunados de los locales (52-46), pero las distancias seguían siendo mínimas, empatando Dallas el partido con un 0-6 de parcial, volviendo Miami a liderar el marcador merced a una técnica y logrando los Mavericks ir de nuevo por delante con Nowitzki y Terry como estiletes. La primera parte acabaría con un triple de Chalmers y una canasta del alemán, siendo favorable el resultado a los locales (57-60). Se estaba disputando un encuentro de altos vuelos, con mucha anotación y un ritmo trepidante.

Wade no aparecía en el banquillo de los Heat al inicio de la segunda parte. Ambos equipos continuaban su buena racha desde el triple (Dallas acabaría con un espectacular 69% de acierto desde esta distancia) y los Mavericks seguían siendo mejores, con Chandler escandaloso en el rebote, Nowitzki tan brillante como siempre y Barea con la muñeca caliente desde la línea de tres (69-73). Miami se había convertido en Dallas y Dallas en Miami, ahora eran los pupilos de Spoelstra quienes iban a remolque durante gran parte del partido, resistiendo las acometidas de los Mavs aun sin su líder. Wade volvería al partido a falta de 04:33 para el final del tercer cuarto, cuando Dallas mandaba 71-80, con Barea y Terry simplemente magistrales, con 8 puntos para cada uno en esos 12 minutos. El cuarto finalizaba con un marcador de 79-84, Dallas tenía bien encaminada la victoria, pero tendría que sudar para conseguirla.

Los Mavericks seguían por delante en el marcador cuando comenzaron los 12 últimos minutos del encuentro, pero Miami se negaba a rendirse. Cuando los visitantes se situaban a 2 puntos del liderato, un triple del puertorriqueño Barea ponía el 88-93 en el luminoso. La conexión del backcourt de los Heat con Udonis Haslem hacía retomar el liderazgo del partido a Miami y un triple de Wade les daba una renta de 4 puntos (99-95), maquillada por Nowitzki desde el tiro libre. Lebron James se desconectaría del «partido de su vida» con otro horrendo cuarto final, en el que sólo anotaría 2 puntos. A pesar de jugar con fuego al no anotar durante algunos minutos, un gigantesco Jason Terry empataba el partido con un lanzamiento de tres y un mate de Dirk ponía a Dallas de nuevo camino del triunfo. Jason Kidd alargaría el vía crucis de los Heat desde el tiro libre (100-105). A continuación, vendría uno de los mejores momentos de la Final de este año: un triple de Terry que certificaba el triunfo de los Mavs (101-108) a 33.3 segundos del final, celebrado por uno de los mejores sextos hombres de la NBA haciendo el avión, una celebración que lleva su firma. El carrusel final de tiros libres sólo serviría para agrandar y maquillar el resultado final (103-112).

Dallas 112
Miami 103
Equipos
Dallas Mavericks (30+30+24+28): Nowtizki (29), Marion (8), Chandlerl (13), Kidd (13), Barea (17) -cinco inicial-, Terry (21), DeShawn (4), Cardinal (4), Mahinmi (3).
Miami Heat (31+26+22+24): LeBron (17), C. Bosh (19), J. Anthony (2), Wade (23), Bibby (2) -cinco inicial-, Haslem (10), Chalmers (15), M. Miller (9), J. Howard (6), House (-).

El valor de la victoria de Dallas en el quinto partido cobra importancia al ver cómo se consiguió el triunfo. La actuación coral de los Mavericks rozó la perfección, anotando todos los jugadores del equipo que dispusieron de minutos en el partido y con la columna vertebral del roster de los Mavs rindiendo a un nivel superlativo. Las estadísticas son inapelables: Nowitzki 29 puntos, Chandler 13 puntos y 7 rebotes, Barea 17 puntos y 5 asistencias, Kidd 13 puntos y 6 asistencias y Terry 21 puntos y 6 asistencias. Fue la aparición final de Terry el punto culmen del gran rendimiento colectivo que mostraron los hombres de Carlisle, un Terry que no había rendido a un buen nivel en los 3 primeros partidos, despertó en el cuarto y explotó definitivamente en el quinto encuentro. La presión convive ahora en el seno de los Miami Heat, que, a pesar de todo lo sucedido en territorio comanche, gozan ahora de dos partidos en casa para poder llevarse el anillo. Los Heat disputarán su séptimo partido particular esta noche (02:00 de la madrugada en España), en el cual ya no pueden permitirse el lujo de cometer más errores. Un triunfo suyo acabará con la bola de campeonato de los Mavericks, una derrota hará que todo haya terminado. Las sensaciones son ahora favorables a los campeones de la Conferencia Oeste, entrenados por un Rick Carlisle que le ha ganado la partida hasta el momento a Erik Spoelstra en los banquillos. Todo está todavía por decidir. Lo que está claro es que en el encuentro de esta noche volverán a pasar cosas alucinantes. Mañana amaneceremos con un nuevo campeón de la NBA o con un séptimo partido en el horizonte. Es el todo o el nada. Hagan sus apuestas.

Dallas saca fuerzas de flaqueza y vuelve a empatar la final (83-86) en el día más complicado de Nowitzki


Dallas Mavericks hizo fácil lo difícil una vez más. Por fin aparecieron algunos de los secundarios de lujo de los de Texas, a los que tanto se había echado de menos. Hicieron acto de presencia en el día más complicado de su líder, el alemán Dirk Nowitzki, que, con 38.5 de fiebre debido a un proceso catarral-gripal, galvanizó a sus compañeros y les llevó hacia la victoria, con 21 puntos y 11 rebotes, en claras similitudes (aunque a un menor nivel) con el quinto partido de las Finales NBA de 1997, cuando un tal Michael Jordan, en una situación parecida a la del teutón, anotó 38 puntos decisivos para el triunfo de sus Chicago Bulls ante los Utah Jazz de Malone y Stockton. La victoria de Dallas (83-86) contrastó con la impotencia de su rival, Miami Heat, con Lebron James cuajando uno de los peores partidos, sino el peor, que se le recuerdan (9 rebotes y 7 asistencias, pero sólo 8 puntos), sin ningún protagonismo en el último cuarto del partido de nuevo.

El encuentro comenzó con los hombres de Dallas muy mentalizados en lograr la victoria, tras no poder triunfar en el tercer partido, primero disputado en el American Airlines Center de la ciudad tejana. Nowitzki disimulaba muy bien su enfermedad con unos muy buenos primeros minutos y la defensa interior de los Mavericks funcionaba bien, a pesar de dar muchas segundas oportunidades (rebotes ofensivos) a Miami, donde Chris Bosh era el mejor. Aun así, los locales seguían empecinados en perder muchos balones, una piedra con la que ya tropezaron en anteriores partidos de la serie, saldadas con otras tantas canastas de los Heat. Jason Terry comenzaba enrachado, con canasta imposible incluida, y 5 puntos consecutivos suyos permitían a su equipo seguir comandando el marcador, aun con Nowitzki en el banco (14-17). Miami estaba jugando peor de lo que indicaba el luminoso, y Dallas perdonaba en exceso situaciones de fácil anotación. El primer cuarto concluía en empate a 21, con la sensación de que los del Oeste estaban errando en demasía.

Miami tenía un gran inicio de segundo cuarto, con un parcial de 7-0 que hacía saltar las alarmas de Rick Carlisle y los suyos, despertando Dallas de la mano del infravalorado Deshawn Stevenson. Miami mostraba un poderío insultante bajo tableros, con una gran primera parte de Bosh (acabaría los primeros 24 minutos con 16 puntos) y Dallas mostraba cada vez peores sensaciones, dando la impresión de ir sin rumbo fijo en el partido. Era Stevenson quien mantenía a flote el barco de los Mavs con 3 triples, empatando el partido cuando ni Dwyane Wade ni Lebron James habían anotado aún en el período, tomando de nuevo la delantera con un parcial de 0-9. El principal problema de Nowitzki y compañía era su débil defensa interior, que permitiría que Miami se fuera mandando en el marcador al descanso (47-45), a pesar de que ninguno de los dos conjuntos se imponía de forma clara sobre la cancha.

La buena defensa de Dallas era lo más destacado tras el paso por vestuarios, con unos minutos muy reseñables de Tyson Chandler, el gran olvidado por prensa y aficionados en estas series finales, con una aportación muy destacada, distribuyendo juego y dando mucha estopa en la pintura, con la ayuda de su compañero de faenas Shawn Marion. Miami regresaba al encuentro algo más frío, no aportando demasiado y Jason Kidd, base titular de Dallas y jugador de su posición más veterano en disputar unas series por el título, dejaba claro que no era su día. Dallas se colocaba 61-64 arriba, pero Miami respondía aprovechando los fallos locales y ahora eran los del South Beach quienes mandaban, por 4 puntos de diferencia (69-65), y sin hacer gran cosa, al final del tercer acto. Nowitzki acusaba su escondida enfermedad con un cuarto no muy bueno en el tiro, lo que era un problema para Dallas.

Un triple de Mike Miller y una canasta del siempre cumplidor Udonis Haslem daban una buena oportunidad a los visitantes de dejar visto para sentencia el partido (74-65) al inicio del último cuarto. Fue en ese momento cuando apareció por primera vez en el «clutch time» de las Finales 2011 Jason Terry, devolviendo a la vida a Dallas, que comenzaba a acercarse peligrosamente al KO. Nowitzki también aparecería, como siempre hacen en estos momentos decisivos los grandes jugadores. Todo esto, con la colaboración de Chandler, daría lugar a un muy honroso parcial de 4-15 favorable a los Mavericks (78-79), salvando un lapsus en el que Miami retomó el liderato del partido. La tensión se mascaba en el ambiente, y ambos equipos cometieron fallos debidos al ansia de unos por aumentar la renta obtenida y de otros por encontrar el camino hacia el triunfo. Los tiros libres aumentaban la ventaja de Dallas y reducían la desventaja de Miami. Fue precisamente desde la línea del 4’60 desde donde el capitán y mejor jugador heat, Wade, falló un lanzamiento de personal que podría haber empatado el partido a falta de 30.1 segundos para la conclusión (81-82). «Robin Hood» no perdonaría en el momento de la verdad, pero Bosh reduciría distancias con un mate a 9 segundos del final (83-84). Los Heat forzaron la falta sobre un atinado Terry, al que no le temblaría la muñeca desde el tiro libre para sellar la victoria de Dallas (83-86).

Dallas 86
Miami 83
Equipos
Dallas Mavericks (21+24+20+21): Kidd (-), Barea (8), Chandler (13), Marion (16), Nowitzki (21) -cinco inicial-, Haywood (-), Stevenson (11), Cardinal (-), Terry (17) y Stojakovic (-).
Miami Heat (21+26+22+14): Wade (32), Bibby (-), Anthony (4), James (8) Bosh (24) -cinco inicial-, Howard (-), Miller (6), Haslem (4) y Chalmers (5).

Los Mavs lo habían vuelto a hacer. En una situación de partido claramente desfavorable a sus intereses, con Miami en estado de gracia y con su estrella, Nowitzki, en unas malas condiciones físicas, habían renacido de sus cenizas cual ave fénix para vencer al enemigo. Recuperaban para la causa de los playoffs a su otro gran jugador, Terry, y no acusaban la inferioridad física que se les presuponía ante un equipo fuerte en ese sentido. Las fuerzas volvían a estar igualadas y gozarían de un tercer partido en casa para adelantarse en la serie, habiéndose asegurado ya un sexto partido. En el otro lado de la balanza, Miami recibía un nuevo vapuleo cuando ya se veía ganador anticipadamente. Pese a la excelente aportación de Wade (32 puntos) y Bosh (24 puntos), su supuestamente mejor hombre, Lebron James, no estuvo a la altura de las circunstancias y adoleció de vértigo  en los momentos decisivos, el tiempo de las estrellas de este deporte. James prometería tanto a admiradores como a detractores que el quinto partido sería su momento, ahora o nunca. No sería precisamente así.

Miami vuelve a adelantarse en las Finales NBA (88-86) pese a los irreductibles Mavericks


Les dio igual tener a todo el American Airlines Center (que no Arena) en contra, jugar en territorio comanche, en torno a una marea azul inmensa. Miami Heat sigue mostrando mayor entereza en estas Finales NBA 2011, y así lo demuestra su victoria, un triunfo de nuevo «in extremis» (88-86) ante unos Dallas Mavericks que volvieron a dejar a su líder, Dirk Nowitzki, solo ante el peligro en los minutos decisivos y que no pudieron acometer una nueva remontada en un partido en el que se vieron varias, un encuentro de rachas.

Tras el salto inicial, se vio muchísima igualdad en la cancha. Ambos conjuntos estaban entonados en el tiro y Dallas lograba tomar la delantera en los primeros minutos, con Jason Kidd y Deshawn Stevenson en estado de gracia. En Miami, Wade estaba al 100% desde el inicio y su equipo lograba muchísimos puntos en la zona, donde superó ampliamente al rival. Aun así, las ventajas eran cortas y los Heat lograron adelantar a los locales en el marcador, por mediación de una buena defensa y aprovechando los minutos de banquillo de Nowitzki. El primer cuarto concluía con un triple sobre la bocina de Mario Chalmers y con la sensación de que Miami no estaba haciendo nada del otro mundo para mandar en el partido, los méritos de ello eran más ajenos que propios merced a la floja defensa de los Mavericks, que motivó buenas cifras anotadoras heat en los primeros 12 minutos (29-22).

El partido seguiría siendo rácano a la vista de todos en el segundo acto, con muchas imprecisiones en buena parte del mismo y con Miami liderando en el luminoso con tranquilidad absoluta. Jason Terry y Nowitzki intentaban la mejoría de Dallas, que seguía muy fallón y con un gran número de pérdidas de balón, una tendencia muy peligrosa que el equipo texano mantiene desde el inicio de las series por el título. Sin embargo, los campeones del Oeste, muy dados al sufrimiento, volvieron a hacer uso de una de sus ya típicas remontadas para que los Heat volvieran a sentir el aliento de los locales en su cogote. Así, se llegaría al final de la primera parte con un 47-42 favorable a los visitantes, las espadas de nuevo en alto y papeles tornados, con Dallas de héroe y Miami de víctima.

Miami tomaba aire tras el descanso con un 8-0 de parcial, pero otro arreón de Dallas conseguía que el partido volviera a estar en un puño, con un15-2 de parcial que recordaba lo que ocurrió en Miami en el segundo partido de las Finales, empatando el partido a 57 con Barea y Chandler haciendo el trabajo sucio. Un tiro libre de Wade y dos triples (Chalmers y Lebron James, muy escondido en el tercer partido), ponían a los Heat 5 arriba, pero un triple de Terry reducían la diferencia sólo a 2 puntos. Miami ganaría el cuarto por 67-64, pero todo quedaba por decidir en el período definitivo.

Los primeros compases del último cuarto fueron de toma y daca constante, con un intercambio de canastas frenético. Fue en los últimos 12 minutos cuando volvió a conectarse al ordenador de las Finales Chris Bosh, que no aparecía desde su buena aportación en el partido inaugural de la eliminatoria. Miami lograba un 79-72 a mediados de cuarto que exigía de los hombres de Rick Carlisle una reacción inmediata. La imposibilidad de los campeones del Este de cerrar el encuentro o la lucha constante de Dallas provocaron un nuevo acercamiento de los locales (81-78). Nowitzki se echó al equipo a la espalda, como siempre, logrando que los Mavericks empatasen el partido cuando restaba algo más de un minuto para la bocina final. Bosh completaría su metamorfosis final de villano a héroe con la canasta que le daría el triunfo a Miami y Nowtizki no volvería a ser el salvador de Dallas en los últimos segundos del partido, fallando el típico tiro apelando a la heroica que se hace en estos casos (88-86). El objetivo de Miami ya se había cumplido, ganando al menos 1 de los 3 partidos en Dallas. Los locales habían vuelto a cometer un grave error al darle toda la responsabilidad a Nowitzki, sin nadie que le ayudara en los minutos finales.

Dallas 86
Miami 88
Equipos
Dallas Mavericks (22+20+22+22): Kidd (9), Stevenson (3), Chandler (5), Marion (10), Nowitzki (34) -cinco inicial-, Stojakovic (2), Terry (15), Cardinal (-), Barea (6) y Mahinmi (2).
Miami Heat (29+18+20+21): Bibby (3), Wade (29), Anthony (2), Bosh (18), James (17) -cinco inicial-, Howard (1), Miller (-), Haslem (6) y Chalmers (12).

A los Mavericks todavía les quedan dos partidos en casa para remediar lo sucedido, pero hay un dato demoledor que juega en su contra: quien gana el tercer partido de las Finales NBA yendo las series 1-1 desde que se instauró el actual sistema 2-3-2 en 1985 es poseedor del trofeo Larry O’Brien de campeón NBA unos días después. Dallas ya no solo tiene que ganar en la batalla contra Miami, sino también en una batalla contra la historia. El cuarto partido disputado la pasada madrugada ya habrá definido si esa batalla ha empezado con victoria o con derrota.

«Robin Hood» Nowitzki perpetra el robo del siglo y Dallas da la campanada en Miami (95-93)


Era el guión soñado. 07:14 minutos para el final del partido. Un American Airlines Arena lleno hasta la bandera y vestido de blanco pureza. Miami disponía de 15 puntos de ventaja (73-88) que parecían suficientes para colocar el 2-0 en las Finales de la NBA y seguir imbatido en casa en estos playoff. Parecía oro, pero acabaría siendo plata. Lo que ocurrió a partir de ese momento ya forma parte de la historia. Dallas, en un arrebato de mágica épica, remontó lo que se antojaba irremontable, ganó un partido que parecía inganable y robó un factor cancha que los Heat habían defendido a ultranza con uñas y dientes. Y todo ello gracias a una bandeja llena de rabia y de ánimo de venganza por lo ocurrido en 2006 anotada por el hombre por excelencia de los tejanos, Dirk Nowitzki, cuando restaban 3.6 segundos de partido. Los Mavericks habían conquistado el fortín inexpugnable de los Playoffs NBA 2011 al más puro estilo «el más difícil todavía».

Mucho antes de que todo esto ocurriera, en el primer cuarto, Dallas ya había dejado claras sus intenciones de batalla. Con Tyson Chandler haciendo mucha pupa en la pintura y un Deshawn Stevenson muy trabajador tanto en ataque como en defensa, los chicos del Oeste llegaron a mandar por 6 (12-6) en los compases iniciales del encuentro. Pero dos de los integrantes del trío maravilloso de Miami, Lebron James y Dwyane Wade, se metieron pronto en contienda y no tardaron en poner a su equipo al frente (13-14, 05:55). Dallas se empecinaba una y otra vez en no buscar soluciones a su pobre defensa, que nada podía hacer ante las letales penetraciones de las estrellas heat. Tampoco ayudaba mucho tener en cancha a un fallón Jason Kidd, que perdió muchísimos balones en detrimento de sus compañeros. Su homólogo en Miami, Mike Bibby, desaparecido en combate desde hacía mucho tiempo, tenía su noche desde el triple. Aun así, las distancias eran mínimas y el partido, un correcalles vibrante. El primer cuarto concluía en un justo empate a 28, con un portentoso Lebron James como protagonista del mismo.

Dallas quería más, y lo tuvo. La entrada de José Juan Barea en el segundo cuarto le dio una revolución más al partido y a los Mavericks. El base de origen leonés dirigió muy bien el ataque de los suyos, que gracias a una correcta defensa pudieron salir al contraataque en varias ocasiones, volviendo a escaparse en el marcador (38-32). Miami volvía a acercarse gracias a Wade, totalmente trepidante desde el minuto uno de partido, pero Dallas seguía logrando mantener las distancias en el marcador, gracias sobre todo a un efectivo Chandler, muy buscado por sus compañeros. Fue el ex jugador de Charlotte Bobcats quien forzó la 3ª falta personal de Lebron James, mandándole al banquillo. Así, los pupilos de Carlisle se encontraban en una situación parecida a la que se les presentó al inicio de la segunda parte del primer partido: 51-42 arriba merced a un ataque muy fluido y a una mejor defensa sobre las estrellas heat. Sin embargo, las aspiraciones de Dallas se diluyeron cual azucarillo cuando tiraron por la basura todo el trabajo realizado dando vida a los Heat, quienes engrosaron a los visitantes un parcial de 0-9 antes del descanso. Ambos conjuntos se iban a los vestuarios de nuevo empatados (51-51), pero Miami se sabía superior. Dallas volvía a tirar por la borda un buen margen por culpa de sus inoportunas desconexiones del partido, que podían perjudicarles mucho.

El castigo no tardó en llegar. La caraja del tercer cuarto, tan de moda últimamente, la sufrieron Nowitzki y compañía en sus propias carnes tras el paso por vestuarios. Miami parecía estar cerca de romper el partido y quizá la serie (61-71), pero Nowitzki, Marion y Chandler lo impidieron, recortando diferencias (71-75) por mediación de un todavía desconocido Jason Terry. Dallas había podido sobreponerse a las letales contras de los «Beach Boys» y a los triples de un enrachado Bibby, mas todo seguía apuntando a que Miami se haría también con la victoria en el segundo partido de las Finales. Hasta sus aficionados habían abarrotado el pabellón con la premisa de que éste sería el último partido en casa de la temporada para sus amados Heat. Y el último cuarto llegaría a confirmarlo durante muchos minutos.

Los errores se apoderaban de nuevo de Dallas, y Miami, con una fenomenal defensa, se ponía primero 6 arriba (73-79) y luego con 15 puntos de ventaja cuasi decisivos (73-88). Todo parecía perdido inevitablemente. Entonces llegó el milagro. La defensa hizo por fin acto de presencia por parte maverick, los Heat estuvieron sin anotar muchísimos minutos y Dallas, aupado por sus líderes, logró la increíble machada. 17-2 de parcial en los últimos 5 minutos y empate a 90 a falta de 59.6 segundos. Nowitzki ponía por delante a los suyos desde el triple (93-90), a lo que respondió Mario Chalmers desde la misma distancia. Y fue entonces cuando el alemán, aún dolido por la derrota en 2006 ante idénticos protagonistas, saldó cuentas pendientes y perpetró el auténtico robo del siglo con esa bandeja que aún visionan atónitos los integrantes de los Heat en sus pesadillas.

HEAT 93
MAVERICKS 95

93 – Miami Heat (28+23+24+18): Bibby (14), Wade (36), Anthony (-), Bosh (12), James (20) -cinco inicial-, Miller (-), Haslem (2) y Chalmers (9).

95 – Dallas Mavericks (28+23+20+24): Kidd (6), Stevenson (9), Chandler (13), Marion (20), Nowitzki (24) -cinco inicial-, Stojakovic (-), Terry (16), Haywood (2), Barea (5) y Cardinal (-).

Árbitros: Joe Crawford, Ed Malloy y Ken Mauer. Señalaron faltas técnicas a Mike Miller, de los Heat y a Rick Carlisle (entrenador), de los Mavericks. No hubo eliminados por faltas personales.

Incidencias: Segundo partido de las Finales del baloncesto profesional de la NBA que se disputó en el American Airlines Arena, de Miami, ante 23.003 espectadores.

Ahora llegan 3 partidos consecutivos en Dallas. Los papeles se han tornado completamente, ahora el factor cancha es favorable al Oeste. ¿Será capaz Miami de dar la vuelta a esta complicada situación y, lo más importante, aprovechará Dallas la gran oportunidad que se le presenta para redimirse de lo ocurrido en 2006 ante su público? Lo veremos en el tercer partido de la serie, que se disputará este domingo por la noche (02:00 de la madrugada en España).

Miami toma la delantera en las Finales NBA (84-92) gracias a un Big Three en el que sobresalió Wade


Se abrió la caja de los truenos. Por fin llegó el momento más esperado del año para los aficionados al baloncesto: la disputa de las Finales de la NBA, la mejor competición mundial del deporte de la canasta. Final atípica la de este año (primera desde 1998 sin Shaquille O’Neal, Tim Duncan o Kobe Bryant), que pone frente a frente a dos equipos muy aguerridos y competitivos: los Miami Heat del Big Three, de los cuales se esperaba por lo menos que llegaran a la gran final pese a su inicio de temporada un tanto irregular, y los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki  y compañía, con una gran postemporada a sus espaldas, sobre todo tras dejar en la cuneta a los vigentes campeones, Los Ángeles Lakers. El primer partido de tal magno evento, disputado en el American Airlines Arena de Miami, tuvo un resultado esperado: los Heat se hicieron con la victoria por 84-92, algo no sorpresivo, ya que son el equipo que mejor ha sabido rentabilizar el factor cancha en lo que llevamos de playoffs (no han perdido ni un sólo partido en casa). Los protagonistas, los de siempre: Lebron James, Dwyane Wade y Chris Bosh.

El partido comenzó con poca anotación por parte de ambos equipos, siendo las defensas muy eficaces, con imprecisiones y pérdidas de balón por doquier. Chris Bosh tuvo un gran inicio de encuentro, ayudando a los suyos a mantenerse por delante en el marcador (máxima ventaja de 5 puntos, 13-18). Dallas se sustentaba gracias al triple, merced a Jason Kidd, el base más veterano en disputar unas Finales, con la muñeca caliente. El problema de los Mavericks era la gran defensa interior de los Heat, que evitaba que Chandler o Marion  pudieran hacer daño en la pintura. A mitad de cuarto, Lebron James comenzó a ser importante para sus Heat, y Miami parecía ganar la batalla anímica a Dallas con superioridad (como así sería al final). Aun así, el primer período del partido acabó con los hombres de Rick Carlisle por delante (17-16), habiendo dispuesto Dallas una defensa en zona que le fue de gran utilidad durante varios momentos del encuentro.

Un gran mate de Bosh tras tiro fallido de Lebron dio inicio al segundo cuarto, en el que el otro Jason de los Mavericks, Jason Terry, con 9 puntos en esos momentos, intentó liderar a su equipo. No sería su día. Por fin llegaría la primera canasta interior de Dallas, anotada curiosamente por un bajito, José Juan Barea. Volvieron las imprecisiones en el tiro (porcentajes menores al 30% de acierto) por parte de ambos conjuntos. Miami volvía a abrir una pequeña brecha en el marcador a falta de 05:32 para el descanso (26-30), pero Nowitzki impedía que la cosa fuera a peor. Fueron Shawn Marion, por parte de Dallas, y Mario Chalmers, por parte de Miami, quienes se convirtieron en los héroes inesperados del segundo acto, el primero gracias a sus internadas en la zona y el segundo por su gran acierto desde el triple. Todo quedaba por decidir al descanso, con un partido igualadísimo y que se presentaba totalmente abierto en sus segundos 24 minutos, con mínima renta favorable a Dallas (44-43).

Al dar comienzo el tercer cuarto, llegó la sorpresa inesperada por todos. Los Mavericks salieron a morder de vestuarios, y en un abrir y cerrar de ojos colocaron en el marcador un 51-43 a su favor, provocando el tiempo muerto de Erik Spoelstra. Miami mostró una gran efectividad tras los tiempos muertos durante todo el partido, y en esta ocasión también rentabilizó al máximo esa oportunidad, con Lebron James y Dwyane Wade, que se dejaba ver por vez primera, consiguiendo disminuir la ventaja de los de Texas en el luminoso. A pesar de todo, Dallas seguía mandando, con una brillante labor de sus jugadores interiores (mención especial a Brendan Haywood), que lograban sacar multitud de personales en la zona convertidas en puntos desde el tiro libre. Tras un nuevo tiempo muerto, y dos pérdidas de Dallas saldadas con dos recuperaciones que los hombres de Carlisle no aprovecharon, James volvió a poner por delante a los Heat desde el triple (59-60). Para finiquitar un cuarto sobresaliente del equipo local, de nuevo Lebron James puso de pie al respetable del American Airlines Arena, anotando un triple inverosímil desde más allá de los 8 metros sobre la bocina que indicaba el final del tercer período. Miami empezaba a marcar diferencias a pesar de su corta ventaja (61-65).

La igualdad volvió a aparecer con fuerza en el comienzo de los últimos 12 minutos de partido, con Miami manteniendo su dominio en el luminoso gracias a la actuación interior de Udonis Haslem, con dos canastas seguidas. Nowitzki seguía sin rendirse, pero ya se encontraba definitivamente muy solo para poder doblegar a unos Heat crecidos ante su afición, que conseguían la máxima renta del partido (69-75). En los momentos en los que Miami erraba, Dallas no castigaba esos errores, y lo acabaría pagando caro. Wade, que había entrado ya con fuerza en el transcurso del juego en el tercer cuarto, fue la clave de que su equipo abriera un agujero definitivo en el partido, con un 73-82 a falta de 03:06 para la conclusión. Los últimos minutos fueron una exhibición ofensiva de los locales, con mates y alley-oops incluidos. Así se llegó al final del primer partido de las Finales 2011 con un marcador favorable a Miami de 84-92.

La victoria heat se fraguó fundamentalmente en una segunda parte descomunal de los pupilos de Spoelstra, liderados por el Big Three y, dentro de éste, un fenomenal Dwyane Wade (22 puntos,10 rebotes, 6 asistencias) como jugador más destacado, con Lebron James (24 puntos, 9 rebotes, 5 asistencias) y Chris Bosh (19 puntos, 9 rebotes) también sublimes. En Dallas, Nowitzki (27 puntos y 8 rebotes) tuvo muy poca ayuda de sus compañeros en los momentos de la verdad. El más digno de los secundarios de Dallas fue Marion (16 puntos y 10 rebotes), aunque desapareciera en la segunda mitad. Horrible noche para Jason Terry (12 puntos, pero 3-10 en tiros de campo), uno de los hombres a los que Dallas necesita como al comer si no quiere que esto sea un «Nowitzki contra Miami».

Heat- Mavericks

92
84

Miami Heat (16+27+22+27): Bibby (-), Wade (22), Anthony (-), Bosh (19), James (24) -cinco inicial-, Howard (2), Miller (6), Haslem (7) y Chalmers (12).

Dallas Mavericks (17+27+17+23): Kidd (9), Stevenson (6), Chandler (9), Marion (16), Nowitzki (27) -cinco inicial-, Stojakovic (-), Terry (12), Haywood (3) y Barea (2).
Árbitros: Steve Javie, Mike Callahan, Bill Kennedy. No señalaron faltas técnicas. No hubo eliminados por personales.

Incidencias: Primer partido de las Finales del baloncesto profesional de la NBA que se disputó en el American Airlines Arena, de Miami, ante 20.003 espectadores.

El segundo partido de la serie se disputará esta madrugada a las 03:00 de la mañana (hora española) en el mismo escenario, el American Airlines Arena de Miami. Dallas debe intentar por todos los medios lograr una victoria en feudo visitante, ya que se ha demostrado que, si los Heat pueden sentenciar el anillo en su casa, lo harán sin paliativos. Irse con un 1-1 a Dallas sería un gran soporte anímico para los intereses del equipo representante de la Conferencia Oeste. Aun así, será una empresa complicada, aunque no imposible. De no conseguirse la victoria esta noche, las cosas se verán desde un peor prisma, mas recordemos que Miami ya remontó un 2-0 a Dallas con el factor cancha en contra en las Finales de 2006.