Como estos días no tengo tanto tiempo como querría para dedicarme al blog este artículo tratará los grandes acontecimientos deportivos de esta semana, entre los que tenemos que destacar el papel de la selección española de fútbol en el Mundial, la victoria del tenista Rafael Nadal en el Grand Slam de hierba, Wimbledon y otros triunfos polideportivos varios.
1. La maldición de los cuartos ya es historia. España sigue superándose a sí misma en materia deportiva. Los chicos del fútbol no iban a ser menos y consiguieron una sufrida victoria ante Paraguay en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica, logrando el pase a semifinales por primera vez en la centenaria historia de «La Roja». Los héroes del partido, como todos sabréis, fueron Iker Casillas y sus santas paradas y David Villa y sus santos goles. El único «pero» a España es que el fútbol vistoso de la Eurocopa sigue sin aparecer. Eso no importa, la garra, la fuerza y el carácter de nuestro equipo han dejado claro que podemos ser campeones perfectamente. Algunos nos criticaban, decían que no llegaríamos lejos, que ya no éramos los favoritos. Esos molestos detractores han tornado sus críticas en aplausos tras hacer caso a la realidad que les mostraban sus ojos.
Uno de esos que se dedican a criticar a los demás y exaltar las virtudes y grandezas de sus pupilos es Diego Armando Maradona. «Dieguito» calló al fin tras darle el fútbol un sonoro portazo en las narices. Su Argentina fue humillada a vista de todos por una máquina de hacer fútbol llamada Alemania y ahora le toca apechugar. Mejor dicho, le toca apechugar a la federación argentina, porque «El Pelusa» ya ha comentado que se marcha. Poco ha durado el mejor jugador argentino de todos los tiempos al frente de la selección de su país. Una cosa es bien cierta: si Maradona quería volver a sentir la gloria y la fama que proporciona el fútbol en sus carnes lo ha conseguido, aunque le ha faltado trasladar ese sentimiento a sus alumnos, sobretodo a su sucesor natural, Leo Messi, que se va del Mundial sin goles en su cuenta corriente. Tendrá que agradecérselo a sus compañeros, a él mismo y a su entrenador, que no dieron la cara cuando debían hacerlo y que pensaron más en un posible futuro (España) que en un presente que terminó volviéndose en su contra.
Brasil también se marchó a casa en los cuartos de final, dejando un mal sabor de boca a todos sus aficionados. Bien es cierto que, al igual que sus vecinos argentinos, jugaban contra un rival nada fácil (Holanda), pero no gustaron las formas. Felipe Melo es señalado como el gran culpable de la eliminación. Un culpable con fundamentos, ya que ayudó a que los holandeses consiguieran su primer gol chocándose con su compañero Julio César y más tarde se autoexpulsó con una dura entrada a Robben. Es lo que necesitaban los periodistas brasileños para cargar contra Dunga, el seleccionador, la excusa perfecta. El campeón del mundo en Estados Unidos 94 abandona la nave brasileña,asi que ya tienen lo que querían. No ha sido el Mundial de Brasil ni el de Kaká, que cierra su temporadus horribilus.
Por último, hay que hablar de Uruguay, que dejó fuera del torneo al único representante africano en liza, Ghana, cuyo héroe, Gyan, pasó a ser villano tras fallar un penalti decisivo en el descuento de la prórroga que habría dado el pase a su selección. Los protagonistas y héroes de «La Celeste» fueron Luis Suárez y «El Loco» Abreu. Uno por provocar el susodicho penalti fallado por Ghana y otro por trasformar la pena máxima del triunfo uruguayo al estilo Panenka.
2. En la hierba también destaca el español. Su tenis nos acompañará durante mucho tiempo. Tiene 24 años y todavía le queda una vida por delante. Ocho títulos de Grand Slam y otros tantos torneos para conformar un palmarés de 41 trofeos. Rafa Nadal, como ya dije en anteriores ocasiones, es serio candidato a ser considerado el mejor deportista español de la historia. Su segundo título en Wimbledon supera otra barrera en el gran círculo vicioso que es el deporte español. Ya no podemos decir que los tenistas nacionales sólo ganan al tenis jugando en tierra batida, Nadal ha roto otro tópico del deporte español, al igual que sus compañeros los futbolistas. Y sigue siendo el mismo chaval sencillo y humilde que se presentó en el mundo en 1986.
3. También triunfamos en otros deportes. El dominio incontestable de los pilotos españoles en el motociclismo mundial y el triunfo de Miguel Ángel Jiménez en el Abierto de Francia de golf son otra muestra más de la buena salud que tiene nuestro deporte, al que le queda cuerda para rato.
Uno no sabe por cuál decantarse. Jorge Lorenzo, Dani Pedrosa, Marc Márquez, Toni Elías, Pol Espargaró, etc etc. Los motociclistas españoles tienen tanta sed de victoria que uno no sabe cuál es mejor o peor. Todos son grandes deportistas y están haciendo que el deporte de las dos ruedas viva otra vez más una edad de oro. Hay que dar las gracias a los Nieto, Pons, Crivillé, Gibernau y compañía. Ellos fueron los predecesores, los maestros.
El golf no es uno de los deportes que mejor se nos da. Todavía estamos esperando al nuevo Severiano Ballesteros o al nuevo Olazábal. No llegan los herederos patentes, pero sí que hay una buena base para el futuro y un digno presente. Sergio García y Miguel Ángel Jiménez son la base y los Quirós y compañía son la esperanza del golf español. Llegan los títulos menores, asi que más pronto que tarde seguro que disfrutamos del triunfo de un golfista español en uno de los grandes torneos de esta especialidad.