Los 23 hitos del ’23’


Repaso a la trayectoria de Michael Jordan a través de los 23 momentos que marcaron su carrera. Ésta es la historia de uno de los deportistas más sobresalientes de todos los tiempos.

1. Los comienzos nunca son fáciles
Michael Jeffrey Jordan (17-02-1963) sufrió la primera gran decepción de su carrera deportiva al ser descartado para formar parte del equipo de baloncesto del instituto Emsley A. Laney. El entrenador, Fred Lynch, ya tenía ocho jugadores para ocupar los puestos de base y escolta, por lo que Jordan no tenía sitio en la plantilla. El nombre del compañero de clase que ocupó su puesto, Leroy Smith, quedó grabado a fuego en la mente del escolta de Brooklyn. Tanto es así que años después Jordan solía emplear el nombre de su “ejecutor” como seudónimo para registrarse en los hoteles en los que se hospedaba. El susodicho Smith llegó incluso a protagonizar una hilarante campaña publicitaria.

2. La leyenda empezó a escribirse en Chapel Hill
Jordan aterrizó en la Universidad de North Carolina para convertirse en uno de sus jugadores más icónicos. Titular desde su primer partido con los Tar Heels, el ’23’ no tardó en dejar su impronta en la NCAA. Los pupilos del legendario Dean Smith llegaron a la Final Four universitaria de 1982, donde alcanzaron la final ante la Universidad de Georgetown. Todo estaba por decidir cuando Michael, a falta de 16 segundos para la conclusión del encuentro, anotó un tiro exterior que acabaría dándole el campeonato a North Carolina.

3. La consagración internacional
Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles ’84 fueron la primera toma de contacto de Michael Jordan con el baloncesto internacional. España no fue rival en el encuentro por el título (96-65) para unos Estados Unidos que conquistaron la preciada medalla de oro olímpica sin despeinarse. Michael, en aquella ocasión con el ‘9’ a la espalda, tuvo buena parte de culpa.

4. La NBA se rinde a los pies de ‘Air’
26 de octubre de 1984. Jordan debuta en la NBA con Chicago Bulls tras ser elegido en el tercer puesto de uno de los Draft más talentosos de la historia del baloncesto estadounidense. Así se dio el pistoletazo de salida a una carrera profesional que despuntó nada más comenzar. El escolta neoyorkino sería titular en el All-Star y Novato del Año ya en su primer curso en la mejor liga del mundo, además de promediar unos descomunales 28.2 puntos por partido.

5. Primera y última lesión de gravedad
La segunda temporada de Michael Jordan en la NBA tuvo un sabor bastante agridulce. El ‘23’ se fracturó el hueso navicular tarsal del pie izquierdo en el tercer partido de la Regular Season y causó baja desde octubre hasta marzo. Mike se peleó una y otra vez con los médicos para poder regresar a las canchas antes de tiempo. Acabó consiguiéndolo para desgracia de su entrenador, Stan Albeck, al que la lesión de su estrella acabaría costándole el puesto.

6. Dios se disfrazó de jugador de baloncesto
Poco le importó la entidad de los míticos Boston Celtics de Larry Bird al ‘23’ de los Bulls. Ni corto ni perezoso, Jordan decidió que el protagonismo del segundo partido de la primera ronda de Playoffs que les enfrentó en 1986 sería única y exclusivamente para él. Poco importó que el encuentro concluyese con derrota tras dos prórrogas (135-131). Los 63 puntos de ‘Su Majestad Aérea’ en el Boston Garden todavía figuran como récord anotador en la historia de los Playoffs del deporte de la canasta yankee.

7. El Rey del Concurso de Mates
No contento con lo logrado hasta la fecha, Jordan decidió explotar como nunca su mayor talento baloncestístico: los mates. Sus vuelos sin motor en los concursos de mates de 1987 y 1988, en los que se impuso frente a otros especialistas como Jerome Kersey y Dominique Wilkins, son icónicos. El famoso mate desde la línea de tiros libres quizá sea su sello más conocido sobre una cancha de baloncesto.

8. Las Jordan Rules o cómo desactivar a Mike
Chicago se topó durante tres largas y tortuosas temporadas con un muro infranqueable: los ‘Bad Boys’ de Detroit Pistons. Las Finales de la Conferencia Este fueron el tope durante aquellos años de un equipo en el que ya habían aterrizado Scottie Pippen y Horace Grant. Aun con mayor talento en sus filas, los Bulls eran incapaces de superar las artimañas urdidas por Isiah Thomas y sus duros secuaces. Las dobles y triples defensas se ceñían sobre un Jordan más apagado que nunca ante la eficacia de unas tácticas que rozaban la ilegalidad.

9. La bestia negra de los Cleveland Cavaliers
La primera ronda de Playoffs que enfrentó a Cleveland Cavaliers y Chicago Bulls en 1989 se resolvió, tras una igualdad feroz, en un quinto partido para la historia. Los Bulls estaban eliminados a falta de tres segundos para el final (99-100), pero Jordan aún no había dicho su última palabra. El ‘23’ se elevó sobre Craig Ehlo, el autor de la última canasta de los Cavaliers, y dio la victoria a los Bulls por 101-100 sobre la bocina. El ‘23’ acababa de convertir uno de los lanzamientos más memorables y espectaculares de su carrera deportiva.

10. La bestia negra de los Cleveland Cavaliers (y II)
A Jordan le duró poco la tregua con los Cavs. Unos meses después, ya en 1990, Ehlo y compañía volvieron a sufrir al ‘23’ de los Bulls en todo su esplendor. El Coliseum de Richfield enmudeció ante los 69 puntos de ‘Air’, la máxima anotación lograda a lo largo de toda su carrera en un único partido. Una gesta únicamente al alcance de los más grandes.

11. Magic le cede el relevo a Michael
Chicago alcanzó sus primeras Finales de la NBA en 1991. Su rival fueron unos renacidos Angeles Lakers, que habían logrado regresar a las series por el título con el legendario Magic Johnson como principal aliciente. La victoria de los ideólogos del ShowTime en el primer partido hizo saltar las alarmas de los Bulls, que barrieron a su temible adversario sin compasión en los cuatro partidos siguientes. El primer título de Jordan tuvo como seña distintiva una canasta llena de plasticidad que el ‘23’ perpetró en el segundo encuentro.

12. El día en que se volvió triplista
Los triples nunca fueron la especialidad de Jordan, pero todo cambió en el primer partido de las Finales de 1992 contra Portland Trail Blazers. Clyde Drexler, la némesis rival, asistió tan atónito como el resto de los presentes en el Chicago Stadium a un recital épico. Los seis triples que MJ anotó en la primera mitad del encuentro le ayudaron a lograr unos descomunales 35 puntos en tan solo dos cuartos. Los Bulls ganaron un partido que empezaron muy cuesta arriba y quedaron enfilados hacia su segundo anillo. Michael estaba tan extrañado de su inusual acierto exterior como los demás.

13. Contribuyente de lujo al ensueño máximo
Si algo bueno tuvo la profesionalización del baloncesto FIBA, la primera de esas cosas fue la posibilidad de unir bajo un mismo equipo a la Santísima Trinidad del baloncesto: Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird. El heredero al trono de mejor jugador del mundo compartía galones con los otrora ocupantes del trono. Irrepetible. Nueve estrellas más acompañaron a estos jerarcas en los inolvidables Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, aplastando a sus rivales y deleitando la vista de todos cuantos disfrutaron de su talento. El Dream Team se convirtió en leyenda en tan solo unos meses de existencia.

14. ‘El Gordo’ volvió a caer en Chicago
Las de 1993 fueron unas Finales atípicas. Ni los Bulls ni Jordan estuvieron tan finos como en anteriores ocasiones y los Phoenix Suns aprovecharon la situación para complicarles las cosas a los vigentes campeones. Liderados por el díscolo Charles Barkley, los de Arizona consiguieron asaltar Chicago en dos ocasiones de tres posibles en las series por el título y la resolución tuvo que llevarse a cabo en Phoenix. El partido parecía digno de una nueva heroicidad de ‘Air’ cuando los Bulls perdían 96-98 a falta de 14 segundos para el final. Por una vez, Michael no fue el autor de la canasta decisiva, sino que lo fue John Paxson. Chicago y Jordan cerraban así su primer ciclo victorioso.

15. En el nombre del padre
Cuando James Jordan murió asesinado a manos de un joven delincuente en verano de 1993, no sólo se fue un padre. También desapareció como por arte de magia la pasión por el baloncesto de su hijo Michael. El trágico suceso no hizo sino facilitarle a MJ la decisión de retirarse de la NBA para cumplir un viejo sueño frustrado de su progenitor: ver convertirse en jugador de béisbol a su pequeño Mike. Así fue como durante un año y medio Jordan deambuló por los campos de tierra formando parte de los Chicago White Sox de las ligas mayores y también de su equipo filial menor, los Birmingham Barons.

16. ¿Qué hay de nuevo, viejo?
29 de marzo de 1995. Jordan y los Bulls se enfrentaban a los New York Knicks en el Madison Square Garden de la Gran Manzana. Michael acababa de regresar a la NBA, pero eso no fue impedimento para endosar 55 puntos a uno de los equipos que mejor se le dio siempre. El partido se resolvió in extremis, para variar. El mejor jugador de baloncesto del planeta había vuelto, sí, pero aquello fue un espejismo. Chicago acabaría siendo eliminado de la pelea por el anillo en semifinales de Conferencia (Orlando Magic), con Jordan distando muchísimo de su mejor forma física.

17. Va por ti, papá
La estratosférica temporada del 72-10 de balance en temporada regular sólo podía terminar con final feliz para Chicago y su icono. Los Bulls volvían a unas Finales de la NBA tres años después, con Rodman y Kukoc como nuevos elementos desequilibrantes que añadir a la balanza. Enfrente esperaban los Seattle Supersonics de Gary Payton y Shawn Kemp. Las series no fueron nada fáciles, con dos victorias para cada equipo en sus respectivas canchas. Los Sonics llegaban al sexto partido con dos victorias consecutivas a las espaldas, pero acabaron sucumbiendo por la gracia de Jordan en ataque y de Rodman en defensa. Curiosamente, la certificación del cuarto anillo de la escuadra de Illinois llegó unos días antes de la celebración del Día del Padre en Estados Unidos.

18. Ni la gripe pudo con ‘Su Majestad’
Quinto partido de las Finales de 1997. La eliminatoria contra los temibles Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone marchaba igualada a dos. Las alarmas estaban activadas en Chicago por dos motivos: la ventaja de campo era adversa al equipo y Michael Jordan se encontraba muy debilitado debido a una gastroenteritis causada por la gripe. Sin embargo, Michael decidió jugar el partido y, sacando fuerzas de la más absoluta flaqueza, aportó 38 puntos a la decisiva victoria de los Bulls. Apenas podía tenerse en pie, pero nunca estuvo entre sus planes abandonar al equipo a su suerte. No con un anillo, el quinto, de por medio.

19. Un final a la altura del héroe… ¿o no?
42 segundos para el final del sexto partido de las Finales de 1998. Todo parecía abocado a un séptimo y definitivo encuentro para dirimir quién sería el nuevo campeón de la NBA: Chicago Bulls (en busca del sexto título) o Utah Jazz (debutante en el palmarés). Todo Salt Lake City estaba encima del equipo de Phil Jackson, que buscaba un milagro a la desesperada. Lo encontró, cómo no, en Michael Jordan. Del 83-86 que marcaba el electrónico se pasó al 85-86 en apenas un suspiro. Entonces todo se precipitó: Malone perdió el balón en la siguiente posesión de Utah a manos de ‘Air’, que no tuvo reparos en jugarse el tiro decisivo del encuentro. El resto es historia del baloncesto.

20. Regreso al futuro
El gusanillo del baloncesto nunca desapareció del todo en Michael Jordan. No contento con todo lo logrado en sus anteriores pasos por las canchas, el ‘23’ decidió darse, esta vez sí, un último baño de masas baloncestístico entre 2001 y 2003. Su etapa en Washington Wizards, equipo que él mismo presidía, no estuvo al nivel de su legado en los Bulls, pero también dejó muestras de su inconmensurable talento.

21. Los despachos no son la cancha
En las canchas se cubrió de gloria, pero no se puede decir de lo mismo de la etapa en los despachos de Michael Jordan. Su etapa al frente de Washington Wizards estuvo llena de fracasos constantes y, aunque como propietario de Charlotte Hornets las cosas han mejorado, el éxito se resiste. Hasta el momento, nada supera la elección de Kwame Brown como número uno del Draft de 2001, el mismo al que se presentaron Pau Gasol, Tyson Chandler, Joe Johnson o Tony Parker. Una decisión estrepitosamente nefasta que siempre acompañará al Jordan dirigente.

22. Los mejores anuncios de Jordan

Nike 1991

Gatorade

Nike 1992

McDonalds

Nike “Tell Me”

Gatorade “23 vs 39”

Nike “Let your game speak”

Nike “What is love?”

23. ¿Dorsal único? No lo creo
Jordan no llevó el ‘23’ a la espalda durante toda su carrera. A su regreso a las canchas le tocó jugar una buena temporada con el ‘45’ al tener su antigua camiseta retirada con Chicago y en la selección estadounidense siempre llevó el ‘9’. Lo más curioso es que MJ también vistió el número ‘12’, aunque sólo en una ocasión. Ocurrió el día de San Valentín de 1990, cuando la camiseta habitual de Michael fue robada antes de un partido contra Orlando Magic. El uniforme habilitado para la ocasión ni siquiera identificaba al jugador.

Este artículo fue publicado en el número 13 de la revista MARCA Plus

Rubén Uría y Fernando Ruiz: «En el periodismo deportivo español se están perdiendo las historias»


Rubén Uría y Fernando Ruiz son dos piezas fundamentales en el engranaje de Eurosport España, uno de los medios deportivos españoles más pujantes en la actualidad. Ambos transmiten tanto una gran pasión por el oficio periodístico como una pluralidad muy necesaria a la hora de hablar del deporte y los deportistas. Creen con firmeza que otro periodismo deportivo es posible. Así lo dejan entrever sus palabras, tendentes a demostrar que no es fútbol todo lo que reluce y que las historias, si se cuentan bien, pueden vender más que el sensacionalismo puro y duro.

¿Qué os llevó a ser periodistas?

Rubén Uría– Yo, como casi todos los de mi generación, quería ser como José María García. Le escuchaba continuamente en la radio. Cogía un bolígrafo o un destornillador y entrevistaba a mis padres o a quien fuera. Era un niño muy pesado, siempre he querido tener un micrófono delante.

Fernando Ruiz– Yo lo tuve claro desde pequeño. Me gustaba escribir redacciones y lo asocié a escribir en un periódico, aunque al final he hecho de todo menos eso.

¿Qué tiene que hacer el periodista deportivo para destacar?

RU– El periodista deportivo tiene que tener mucha vocación, estar dispuesto a sacrificarse y sobre todo debe tener ganas de aprender. Alguien que no tiene ganas de aprender no puede progresar en la vida: leer periódicos, escuchar radio, conocer un deporte, etc.

FR– Tener vocación, honestidad y una boca y dos orejas para escuchar el doble de lo que hablamos.

¿El periodismo deportivo español está en crisis?

RU– Hay una triple crisis: de valores, institucional y una crisis del sector. No digo que haya malos profesionales, la crisis es sobre todo institucional.

FR– Para mí sobre todo hay una crisis de honestidad.

¿Se desprecia la calidad en los contenidos?

RU– En España la oferta de periodismo deportivo se está reduciendo tanto que pasa desde ofrecer a la gente la última ventosidad de Cristiano Ronaldo a lo último que ha hecho el Barcelona. Lo hemos reducido todo a la actividad del día a día de Barça y Real Madrid y el resto de equipos y deportes son casi comparsas, relleno.

FR– Si el 90% de la información deportiva de este país es fútbol y otro 90% es Madrid y Barça, el resto tiene que pelear por las migajas. Es una falta de amplitud de miras muy preocupante.

¿La situación mejoraría si se fomentase más la calidad (programas como Informe Robinson, por ejemplo)?

RU– Yo creo en ese tipo de fórmula en abierto, podría triunfar. No solo en la televisión, en la radio también se pueden hacer cosas absolutamente plurales como Planeta Eurosport, que presenta el señor que tengo a mi derecha. Se habla de todos los deportes con rigor y también con desenfado. Ese tipo de programa, un todo menos fútbol, debería ser más común en nuestra radio, donde caben más otros deportes.

FR– Para mí Informe Robinson es un programa de referencia absoluto. En un programa como éste o como el mío puede haber profundidad y diversión a la vez, pero sin faltar al respeto. Hay una serie de deportes, personajes e historias que contar que al final nunca contamos.

Uría Ruiz

Como decís, en España no se le da mucho bombo a todo lo que no es fútbol. ¿Esta tendencia puede cambiar algún día?

RU– Yo aspiro a que el nuevo periodismo que viene me dé la alegría de abrir un día un telediario nacional con una entrevista a Jon Santacana, que tiene una historia de humanidad terrible. Aspiro a que la nueva generación de periodistas no solo quiera hablar del Madrid y del Barcelona, que habrá que seguir haciéndolo, sino a que nos cuente historias. Hoy en día se están perdiendo las historias, nos quedamos en lo superfluo y lo banal y no en la sustancia.

FR– A mí me gustaría que algún día no fuésemos solamente del que gana. Nos gusta la Fórmula 1 porque Alonso ganó o puede ganar, no porque nos la explican muy bien o porque nos parece un deporte atractivo. Eso lo multiplicamos por todos los deportes. Tendríamos una cultura deportiva mucho más amplia si no fuéramos así.

¿Con qué medio se puede realizar un mejor periodismo deportivo: prensa, radio o televisión?

RU– Depende del tipo de periodismo que quieras hacer. Lo único importante tal y como están las cosas es tener un medio en el que ejercer como periodista.

FR– Los tres son complementarios. La televisión es el deporte en directo, la radio la inmediatez y la prensa el análisis y la profundidad.

¿Cómo hay que trabajar con las nuevas tecnologías/redes sociales de cara al futuro?

RU– Dentro de la aldea global en la que se han convertido el periodismo y la tecnología, hay algo muy bueno como es Twitter. Es un invento extraño, una jungla donde más que seguidores tienes perseguidores o al revés. Ahora los periodistas tenemos la posibilidad de utilizar una herramienta de comunicación bestial como ésta y uno de nuestros retos de futuro es saber hasta dónde puede llegar el mensaje viral de lo que es Twitter.

FR– Aprovechándose de ellas, porque son una herramienta que nos ayuda muchísimo a comunicarnos. Si nos lo cuentan hace cinco o seis años no habríamos creído que existiría la posibilidad de comunicarse e interactuar con gente que nos sigue, deportistas, personas que están muy lejos de donde tú estás, etc. Eso sí: no son ni el nuevo periodismo ni los males del periodismo actual.

¿A qué deportistas españoles recomendáis seguir con mayor atención?

RU– A mí me gustaría mucho que la gente se fijase en el tenista Roberto Bautista, que creo que tiene bastante proyección, y en Sergio Rodríguez, que está poniendo el baloncesto en otra dimensión en España. También me gustaría que el boxeo se apoyase más aquí y que se pensara no solo en los deportes mayoritarios. Mireia Belmonte merece un seguimiento especial y las chicas del waterpolo y del balonmano también.

FR– Por apuntar nombres distintos a los Nadal, Gasol, Alonso y Contador, querría que la gente se fije mucho en Garbiñe Muguruza y Ana Peleteiro, que nos van a dar muchas alegrías en tenis y atletismo. También destaco a Albert Torres, campeón del mundo de ciclismo en pista hace unos meses.

¿Cuál es el mejor deportista de la historia para vosotros?

RU– Para mí Mohamed Ali y después el resto.

FR– Yo me quedo con Michael Jordan, ya que el deporte que más me gusta es el baloncesto.

¿Y el mejor deportista español de todos los tiempos?

RU– Para mí siempre será Rafa Nadal. Lo que transmite él no lo ha transmitido ningún otro.

FR– Gente como Miguel Indurain o Pau Gasol están muy cerquita de Nadal, pero él es el deportista perfecto.

¿A qué periodistas deportivos españoles recomendáis seguir?

RU– Recomendaría a Fernando, por supuesto, y a gente que está empezando que aporta otro tipo de cosas. Me gustan Sid Lowe, Filippo Ricci, Héctor Fernández, Gonzalo Vázquez, Rubén Fernández

FR– Comparto los nombres que ha dicho Rubén. Por apuntar alguno más: La Libreta de Van Gaal, Martí Perarnau, Sergio Manuel Gutiérrez… Afortunadamente hay mucha gente joven que se está abriendo paso y con talento.

Para terminar, ¿qué consejo le dais a las nuevas generaciones de periodistas deportivos?

RU– Disfrutar con lo que se hace, echar muchas horas y mirar para otro lado cuando llegue la nómina, que con esto no se gana mucho dinero.

FR– Que le pongan mucha pasión y que se formen muy bien. Tenemos que acabar con la leyenda de que los periodistas deportivos somos una especie de salvajes que solamente sabemos de fútbol. Hay que formarse en idiomas, leer mucho y saber mucho de casi todo. Primero somos periodistas y luego deportivos.

La carrera por el MVP ACB y el Jugador Revelación, Quique Villalobos y Dios disfrazado de jugador de baloncesto


Más de 200 jugadores pelean cada temporada por hacerse con el título de MVP (Most Valuable Player, Jugador Más Valioso en castellano) en la considerada mejor liga de baloncesto de Europa, la ACB. Sólo unos pocos elegidos aguantan la dura pugna hasta sus últimos suspiros y entre ellos se librará la batalla final por hacerse con tan codiciada designación. Aquí están los cuatro principales candidatos que opositan para lograr ser el mejor jugador de la fase regular de la liga:

1. Fernando San Emeterio (Caja Laboral). Es, a priori, el hombre que más posibilidades tiene de llevarse el gato al agua. Su mejor baza es la regularidad que ha mostrado durante toda la temporada. Nunca ha sufrido grandes bajones de juego y siempre ha estado al pie del cañón, siendo el gran referente del Baskonia, en el vestuario y en la cancha. En Parece que a «San Eme» no se le puede bajar del altar tan así como así.

Estadísticas temporada 2010/2011: 11.9 puntos, 5.6 rebotes, 3.3 asistencias y 17.2 de valoración.

2. Juan Carlos Navarro (Regal FC Barcelona). Ya fue MVP de la ACB en la temporada 2005/2006. Esta temporada las lesiones han lastrado ligeramente su siempre buen nivel de juego y han impedido que pueda tener más opciones de victoria en la carrera por el destacado galardón. A pesar de todo, Navarro sigue siendo uno de los santo y seña del baloncesto español y europeo. Todavía le queda mucha tela que cortar, y ahora llega lo bueno.

Estadísticas temporada 2010/2011: 16.3 puntos, 1.9 rebotes, 2.4 asistencias y 14.8 de valoración.

3. Jaycee Carroll (Gran Canaria 2014). Si el año pasado ya empezó a dar muestras de todo lo que sabía hacer en una cancha de baloncesto, la temporada 2010/2011 ha supuesto su canto del cisne particular. Es el máximo anotador de la ACB, no deja indiferente a nadie, nunca pierde la cara a un partido y es el líder de un Gran Canaria que parece ser experto en llevarse todos los diamantes en bruto escondidos en el mundo baloncestístico y que apunta al Playoff un año más. El hombre más espectacular de la liga, que posiblemente sea jugador del Real Madrid la próxima campaña, es serio pujante por el MVP.

Estadísticas temporada 2010/2011: 19.6 puntos, 3.3 rebotes, 1.2 asistencias y 15.5 de valoración.

4. Nik Caner-Medley (Asefa Estudiantes). Éste ha sido el año de su explosión en España. Después de jugar dos temporadas en el Gran Canaria (otro gran descubrimiento de los claretianos), media en Cajasol y la pasada temporada ya en el Estudiantes, Nik se ha consolidado como uno de los mejores ala-pívots de la competición, sino el mejor. Su solvencia  y buen hacer en la pintura han sido claves en muchas de las victorias estudiantiles, un rendimiento merecidamente premiado con su participación en la lucha por el MVP. Especialmente reseñable fue su mes de febrero, con 2 nominaciones como Jugador de la Jornada y unas medias estadísticas muy destacables. Debería ser serio candidato a hacerse con el MVP.

Estadísticas temporada 2010/2011: 14.7 puntos, 7.8 rebotes, 1 asistencia y 18 de valoración.

Ahora, la decisión está en manos de jugadores, entrenadores, medios de comunicación y también en vuestras manos. Podéis votar por vuestro MVP particular en la web que ACB y Orange han dispuesto para la ocasión (http://acbmvp.orange.es/). El voto es ilimitado, podréis votar a vuestro favorito tantas veces como queráis hasta el próximo 8 de mayo. Allí también podréis elegir vuestro 5 ideal de la temporada 2010/2011. Yo me he decantado por Jaycee Carroll como MVP y mi cinco inicial elegido ha sido el formado por Marcelinho Huertas como base, Juan Carlos Navarro como escolta, Jaycee Carroll como alero, Nik Caner-Medley como ala-pívot y Gustavo Ayón como pívot. ¿A que estás esperando? Tu voto también cuenta.

Otra votación que también acaba de iniciarse es la encargada de designar al Jugador Revelación de la temporada, premio al que optan el checo David Jelinek (DKV Joventut), el hispano-serbio Nikola Mirotic (Real Madrid), el mexicano Gustavo Ayón (Baloncesto Fuenlabrada), el español Xavi Rabaseda (Baloncesto Fuenlabrada) y el checo Tomas Satoransky (Cajasol). Ayón y Mirotic parten como grandes favoritos según mi opinión dada su gran temporada, con Rabaseda como tercer espada. El caso del mexicano  merece mención aparte, ya que desde la salida de Esteban Batista del Fuenlabrada rumbo a Vitoria, Ayón es la principal estrella del equipo, cuando nadie contaba con su salto de calidad. Mirotic y Rabaseda ya habían dado muestras de su portentosa calidad en categorías inferiores, por lo que no cuentan con ese pequeño plus de explosividad inesperada.

Quique Villalobos ya tiene canción en su honor.

Curiosa noticia, pero sí, los miembros del grupo musical Anicet Lavodrama (el nombre ya lo dice todo) han decidido dedicar una canción al ex jugador de baloncesto Quique Villalobos, conocido por su paso por Madrid, Vitoria y Murcia en la década de los 90 e internacional con la selección española en su día. Los amantes del deporte de la canasta ya tienen canción que tararear en sus ratos libres.

25 años atrás….

Hoy, 20 de abril, se cumplen 25 años desde que tuvo lugar una de las exhibiciones de juego más recordadas y más grandiosas de la historia de los Playoffs de la NBA y del baloncesto en general. Hace 25 años el mejor jugador de la historia, Michael Jordan, dejó boquiabierto al Boston Garden con una anotación de 63 puntos, la más alta en un partido de playoffs de siempre. Sus Chicago Bulls no ganaron el partido ni la serie de segunda ronda contra los Boston Celtics, pero Jordan comenzó a escribir su leyenda con mayúsculas. Carlos Balboa nos habló en su día de este gran momento de la historia del deporte de la canasta.

La forja de una leyenda (parte I):cuando Dios bajó al Boston Garden


Aprovechamos la puesta en escena de Michael Jordan en el videojuego NBA 2K11 para repasar algunos de los numerosos y variados momentos estelares que copan la carrera de, para muchos, el mejor jugador de todos los tiempos. Comenzamos con los 63 puntos que endosó a los Celtics en el segundo partido de playoffs de 1986.

Michael venía de disputar sólo 18 partidos de liga regular por una lesión en el pie, en la que era su segunda temporada entre los profesionales · Con sólo 30 victorias, los Bulls se las vieron ante los Celtics en primera ronda · Tras anotar 49 puntos en el primer choque, explotó en el siguiente (63), decidido tras una doble prórroga · Bird definió lo sucedido aquel 20 de abril de la mejor forma posible.

En su segunda temporada como profesional, cayó lesionado cuando sólo había disputado tres partidos. Tenía que ser el año de su confirmación, si es que alguien aún albergaba alguna pequeña duda del talento que había ido a parar a Chicago en 1984.

La fractura de un hueso de su pie izquierdo tuvo la culpa de que a la NBA, y más que nadie a los aficionados de los Bulls, se le privara del vigente ‘rookie del año’, capaz de promediar 28’2 puntos, 5’9 asistencias y 6’5 rebotes en su debut en la mejor liga del mundo.

Incluso había sido elegido como titular en el All Star Game. Ahora, su segunda participación consecutiva corría ahora serio peligro. ¿Un jugador lesionado? Resultaba complicado creer que los aficionados volverían a otorgarle semejante honor sin poder disfrutar de él en la pista. Cuando la ‘regular season’ 1985/1986 aún estaba en pañales, a Michael se le mandó a casa; tocaba reposo y rehabilitación.

“El curso se ha acabado”, profetizaron los médicos de Chicago. Ni siquiera se contemplaba en el plan de recuperación una posible vuelta  para la postemporada. Es más, todo apuntaba a que no habría tal oportunidad. Sin Jordan, en la ‘windy city’ ya se pensaba en la campaña siguiente. Nadie se atrevía a hablar de playoffs.

”Aquí me tenéis”

Es lo que caracteriza a aquellos jugadores que respiran baloncesto por los cuatro costados: un afán de superación desmesurado, especialmente acentuado cuando se encaran ciertas adversidades. 64 encuentros si saltar al parquet suponían un déficit complicado de aceptar pera la competitividad hecha persona.

Jordan dijo “basta” y retornó a las canchas para saborear los últimos 15 envites de la temporada regular. Antes, entablada ya una relación casi divina con los aficionados al basket, había sido seleccionado de nuevo para el All Star Game. Como titular, que duda cabe. Los malos augurios, enraizados en una lesión que a cualquier otro le había arrebatado concebir una idea por el estilo, se habían traducido en una confianza a prueba de balas. Al menos hasta la fecha.

Si lo breve es bueno…

Más sorpresas para una temporada casi en blanco. Los Bulls consiguieron alcanzar la postemporada por segunda ocasión seguida a pesar de un exiguo balance que apenas llegó a las 30 victorias. En 1985, los Bucks les apearon en primera ronda por 3-1. Un año después el rival a (más bien, ‘imposible de’) batir eran los Celtics.

20 de abril. “Michael ha hecho mucho en este partido y casi todo bien. Aunque yo estaba jugando, mi deseo era parar, sentarme en el banquillo y verle jugar”. John Paxson se expresaba de esta forma tras finalizar el segundo encuentro de playoffs celebrado en Boston. ¿El motivo de su reacción?

Sencillamente responde a que su compañero, aquel fibroso chico que estudió en North Caroline y que ya empujaba la puerta de la historia de la NBA  pese a sus 23 años, había deleitado (o enfurecido, según sea la perspectiva con la que se mire) a la siempre animosa grada del Boston Garden. Para la memoria: 63 puntos, 19 rebotes y 14 asistencias que, aunque suficientes para forzar dos prórrogas, emergieron inútiles ante un equipo llamado a la gloria.

Johnson, Ainge, Bird, McHale y Parish conformaban la columna vertebral de aquellos Celtics en los que Bill Walton se antojaba un factor decisivo saliendo desde el banco. Frente a un grupo experimentado y rebosante de calidad, que buscaba (y luego logró) su segundo anillo, Michael Jordan presentó a ojos del mundo una actuación que ya de por sí se catalogaría sublime si hubiera tenido lugar en un partido cualquiera, pero que aquel día primaveral abrió el cajón de los recuerdos para hacerse un sitio de preferencia.

Ninguno de los jugadores exteriores de Boston pudo frenarle, ya fueran Johnson o Ainge sus marcadores, a pesar incluso de la advertencia de este último, lanzada al mismo Michael: “Dennis me ha pedido encargarse de ti, ya sabes lo que eso significa…”. Y es que ‘Airness’ había lanzado la primera piedra: “Os voy a meter 50 puntos esta noche”.

Tampoco lograron mermar su despliegue de talento Bird o Mchale como emparejamientos ocasionales. Jordan desgranó al abecedario del baloncesto. Suspensiones laterales y frontales, unos contra unos cimentados esa mezcla que compagina calidad y físico y, como no, el plato especial por aquellos imberbes años: mates para todos los gustos. Michael parecía tocado por la varita de la inspiración.

Quizás fue Bird (36 puntos) quien definió de la forma más elemental lo que él tuvo el ¿privilegio? de vivir en primera persona. “No creo que haya alguien capaz de hacer lo que Jordan nos ha hecho esta noche. Estaba Michael y luego el resto de nosotros”. Palabra de un (por entonces) doble campeón de la NBA y que con 67 victorias como argumento de base, conquistaría ese año su tercer anillo.

22 de 41 en tiros de campo y 19 de 21 desde la línea de tiros libres. Porcentajes al alcance de los elegidos. Y eso que ‘el 23’ venía de acribillar el aro ‘verde’ en el primer envite con 49 puntos, con el correspondiente aviso de McHale tras ese choque. “No volverá a pasar de nuevo”. El bueno de Kevin no imaginaba lo que le quedaba por ver. La sed anotadora de Jordan era insaciable. El equipo a su alrededor, aún principiante ante colosos llamados a empresas mayores. Una razón más para entender porqué los Celtics arrasaron esa serie por 3-0.

Michael jugó 53 de los 58 minutos que transcurrieron desde el tiempo reglamentario hasta la finalización de la segunda prórroga. No anotó ningún triple, ni falta que le hizo. En realidad, quizás sí lo necesitó en un momento puntual. Con el propósito evitar la derrota lanzó desde el arco para empatar el partido: no encontró la red pero McHale le ayudó en su empeño. Personal y tres tiros libres, todos ellos convertidos.

Ya en la prórroga su inspiración padeció un revés, el que supuso aquel lanzamiento que de entrar hubiera decantado la victoria del lado de los de Illinois. “Cuando le vi tirar solo, dije ‘se ha acabado’”, reveló Ainge, ya con otra opinión formada sobre Jordan, horas después de haber pronosticado sequía para el neoyorquino.

Michael batió el récord de anotación en playoffs que desde 1962 ostentaba Elgin Baylor, precisamente uno de sus modelos a seguir. Pero los Celtics se impusieron 135-131. Ante el recordatorio de un periodista, Jordan puso las cosas en su sitio: “Te diré sólo una cosa: olvídate del récord, devolvería todos los puntos a cambio de una victoria”.

Consideraciones de Mike aparte, lo cierto es que esa noche el resultado quedó relegado a un segundo plano, ensombrecido por una actuación colosal, podría incluso afirmarse (con evidente riesgo de entrar en discusión) que aquella fue la primera de muchas: por el momento, por el lugar y por los rivales. Uno de ellos, triple MVP y uno de los mejores jugadores de la historia, se encargó (por si no lo estaba ya) de mandar directo a la posteridad la estampa de aquel partido. “Creo que Dios se ha disfrazado de Michael Jordan”, pasaje 33:3 del apóstol Bird.

Carlos Balboa dixit

Su Majestad Aérea vuelve a las canchas en NBA 2K11


La franquicia NBA 2k vende muchísimo, pero le faltaba algo para consolidar aun más su liderato sobre NBA Live, la serie de videojuegos de baloncesto de EA Sports. Le faltaba ÉL, Su Majestad Aérea. Ya lo han conseguido: Michael Jordan, el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, volverá a las canchas (virtualmente) en NBA 2k11, cuya portada protagonizará. Eso sí, su participación en el videojuego no se limitará sólo a eso.

Los dirigentes de 2k han querido fabricar un maravilloso regalo a la vista y a los sentidos de todos los aficionados al baloncesto. Podremos controlar al jugador de los Chicago Bulls no sólo en partidos amistosos, sino también en «The Jordan Challenge«, un nuevo modo de juego en el que tendremos la posibilidad de emular a Air en sus 10 mejores partidos, como los 69 puntos a los Cleveland Cavaliers en 1990, su partido con gripe en las finales de 1997 o ese último tiro ante Bryon Russell en el sexto partido de las finales del 98 contra Utah, entre otros partidos históricos. Un maravilloso regalo que va unido a la posibilidad de poder jugar con aquellas míticas plantillas de los Bulls de los seis campeonatos. Esto es algo que convierte automáticamente a NBA 2k11 en una pieza de coleccionista para los aficionados al deporte de la canasta y para los aficionados a los videojuegos deportivos en sí.

El actual dirigente de los Charlotte Bobcats se ha mostrado realmente entusiasmado de formar parte de un proyecto tan admirable. Jordan llevaba muchísimos años sin permitir que ningún videojuego usara su imagen, algo que sí permitían otras viejas glorias como Magic Johnson o Larry Bird. La verdad es que la expectación en torno a este gran videojuego de baloncesto es gigantesca. Habrá que esperar hasta el día 8 de octubre para poder disfrutar de la maravillosa sensación de volver a ver jugar al baloncesto al más grande entre los grandes. Chapeau por las cabezas pensantes de 2k, su nueva entrega NBA pasará a la historia como ninguna otra edición lo ha hecho. Michael Jordan volverá a nuestras casas una vez más.

Dejavú: los Celtics vuelven a ganar a Jordan otra vez


21 de abril de 1986. Boston Garden. Se enfrentan, en el segundo partido de la primera ronda de los playoffs NBA, los Boston Celtics de Bird, Parish, McHale, Ainge, etc y los Chicago Bulls de Corzine, Daily, etc etc. Los Bulls tienen a un jugador de tercer año que ya está dando muestras de ser realmente bueno jugando al baloncesto, ya es una de las estrellas de la NBA. Es un jugador que les vuelve locos, anota, tapona, roba, etc etc. Controla el partido totalmente y, cuando todo parece perdido para los de Illinois, este gran jugador consigue llevarles a la prórroga. Lamentablemente los Celtics ganan el partido tras dos prórrogas y un chaval de 1’98 m de estatura y 23 años, afroamericano de pura cepa, abandona el parquet del Garden cabizbajo, sin querer hablar con nada ni nadie. Ese chico falló el tiro que hubiera dado la victoria a su equipo, los Bulls, en la primera prórroga. Pero ese joven de 23 años también realizó una de las mejores actuaciones individuales en la historia de los playoffs de la NBA con 63 puntos. El chaval no era otro que Michael Jordan, una estrella de la NBA ya por aquel entonces y que aquel día fue Dios disfrazado de jugador de baloncesto, en palabras de Larry Bird.

13 de junio de 2010. Mismo escenario, con protagonistas distintos, en esta ocasión son Lakers y Celtics quienes se enfrentan, no en una segunda ronda, no en algo aún baladí en los playoffs NBA, sino en el quinto partido de la gran Final de la NBA. Los Celtics, al igual que sus predecesores de los 80, comienzan el partido dominando, valientes, seguros, con todo el coraje del mundo, buscando la victoria por encima del resto de cosas. Juegan ante su público, que les jalea y anima lo más que puede. Los Lakers son quienes recogen el testigo de los Chicago Bulls: juegan tímidos, sin esquema definido, asustados ante el gran ogro céltico y su ruidoso público. En el juego interior los Celtics dominan sin problemas, ante un Pau Gasol o un Lamar Odom que piden ayuda a Jesús y a todos los santos para que les dén fuerzas, mientras que Andrew Bynum ve, apesadumbrado, el partido desde el banquillo. No puede jugar todo lo que él quisiera, lesión obliga. Kendrick Perkins, cual Robert Parish, se come a Pau Gasol, irreconocible. Aun así, el marcador al descanso sólo muestra un más 6 para Boston, que tiene totalmente comido el terreno moral y psicológico a los Lakers.

Llega el tercer cuarto. Es entonces cuando aparece el Michael Jordan de este partido. Nunca habrá nadie comparable al gran MJ, pero si alguien se le parece ese es Kobe Bryant. Kobe mete 19 puntos sin fallo en los primeros minutos del cuarto. Da igual, la batalla ya está ganada y sentenciada. Al igual que Jordan aquel 21 de abril Kobe se queda más sólo que la una, sus compañeros no le acompañan, más bien se empequeñecen. Los Lakers se ponen a seis puntos  a seis minutos del final. No pasa nada, los Celtics matan el partido con dos canastas y los Lakers lo rematan con dos pérdidas. Fin de la película. Un remake que acaba igual que el original: los Celtics celebrando por todo lo alto una importante victoria mientras un jugador afroamericano del equipo contrario abandona el parquet del Garden cabizbajo y sin querer hablar con nada ni nadie. La única diferencia es que ese jugador no es ni será nunca como Michael Jordan y que su anotación hoy (38 puntos) distó mucho de esos 63. Eso es algo que ni él ni ningún otro podrán conseguir, igualar al mito, a la leyenda, en sus proezas. Quizá sí en palmarés, pero no en sus proezas. Eso nunca.

Si los Lakers se van de la Final de esta manera toda su temporada quedará emborronada. Si se van de la Final de la otra manera toda su temporada quedará inmaculada. De ellos depende salvar los dos match point en su contra.

BOSTON CELTICS, 92

LOS ÁNGELES LAKERS, 86

CELTICS: Rondo (18), Ray Allen (12), Pierce (27), Garnett (18), Perkins (4) -equipo inicial-; Tony Allen (4), Rasheed Wallace (5), Davis (0) y Robinson (4).

LAKERS: Fisher (9), Kobe Bryant (38), Artest (7), Pau Gasol (12), Bynum (6) -equipo inicial-; Vujacic (5), Odom (8), Farmar (1) y Brown (0).

Boston Garden. 18.624 espectadores.

La película original (21 de abril de 1986):

El remake (13 de junio de 2010):

Por fin Michael Jordan tiene la biografía que se merece


Este post va dedicado para todos aquellos fans del gran Michael Jordan, uno de los mejores deportistas de la historia, un tío increíble, capaz de hacer fácil lo díficil, capaz de volar en un vuelo sin fin como ninguno lo ha hecho y lo hará, capaz de dejarnos  jugadas mágicas que ya han pasado a la historia del deporte y del baloncesto. Para todos aquellos que tenéis a Jordan como un ídolo (entre los cuales me incluyo) tengo una noticia: MJ TIENE, POR FIN, HOMENAJE POR PARTE DE NUESTRO PAÍS.


Pues sí, parece que a los expertos en materia de baloncesto de nuestro país se les ha aparecido la bombillita. Jordan merecía una biografía en España, donde tiene muchísimos seguidores, y vaya si la tiene. El libro se llama Michael Jordan: el rey del juego y ha sido escrito por Máximo José Tobías, colaborador de Solobasket y de la web oficial de la ACB. Un libro editado por Ediciones JC, una editorial que está haciendo un gran trabajo en cuanto a libros sobre baloncesto se refiere: Drazen Petrovic, la NBA, la ACB y los Boston Celtics han sido protagonistas de títulos que han cosechado muy buenas ventas. Se nota que España es un país con mucha tradición en el deporte de la canasta. El nuevo libro que han editado promete y mucho: 392 suculentas páginas y 25 € de precio. Ya podéis encontrar este libro en librerías y grandes superficies. Vamos, yo ni me lo pensaría. Y para ir abriendo boca, unos vídeos del gran protagonista del post y del libro: Michael Jordan.