Repaso a la trayectoria de Michael Jordan a través de los 23 momentos que marcaron su carrera. Ésta es la historia de uno de los deportistas más sobresalientes de todos los tiempos.
1. Los comienzos nunca son fáciles
Michael Jeffrey Jordan (17-02-1963) sufrió la primera gran decepción de su carrera deportiva al ser descartado para formar parte del equipo de baloncesto del instituto Emsley A. Laney. El entrenador, Fred Lynch, ya tenía ocho jugadores para ocupar los puestos de base y escolta, por lo que Jordan no tenía sitio en la plantilla. El nombre del compañero de clase que ocupó su puesto, Leroy Smith, quedó grabado a fuego en la mente del escolta de Brooklyn. Tanto es así que años después Jordan solía emplear el nombre de su “ejecutor” como seudónimo para registrarse en los hoteles en los que se hospedaba. El susodicho Smith llegó incluso a protagonizar una hilarante campaña publicitaria.
2. La leyenda empezó a escribirse en Chapel Hill
Jordan aterrizó en la Universidad de North Carolina para convertirse en uno de sus jugadores más icónicos. Titular desde su primer partido con los Tar Heels, el ’23’ no tardó en dejar su impronta en la NCAA. Los pupilos del legendario Dean Smith llegaron a la Final Four universitaria de 1982, donde alcanzaron la final ante la Universidad de Georgetown. Todo estaba por decidir cuando Michael, a falta de 16 segundos para la conclusión del encuentro, anotó un tiro exterior que acabaría dándole el campeonato a North Carolina.
3. La consagración internacional
Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles ’84 fueron la primera toma de contacto de Michael Jordan con el baloncesto internacional. España no fue rival en el encuentro por el título (96-65) para unos Estados Unidos que conquistaron la preciada medalla de oro olímpica sin despeinarse. Michael, en aquella ocasión con el ‘9’ a la espalda, tuvo buena parte de culpa.
4. La NBA se rinde a los pies de ‘Air’
26 de octubre de 1984. Jordan debuta en la NBA con Chicago Bulls tras ser elegido en el tercer puesto de uno de los Draft más talentosos de la historia del baloncesto estadounidense. Así se dio el pistoletazo de salida a una carrera profesional que despuntó nada más comenzar. El escolta neoyorkino sería titular en el All-Star y Novato del Año ya en su primer curso en la mejor liga del mundo, además de promediar unos descomunales 28.2 puntos por partido.
5. Primera y última lesión de gravedad
La segunda temporada de Michael Jordan en la NBA tuvo un sabor bastante agridulce. El ‘23’ se fracturó el hueso navicular tarsal del pie izquierdo en el tercer partido de la Regular Season y causó baja desde octubre hasta marzo. Mike se peleó una y otra vez con los médicos para poder regresar a las canchas antes de tiempo. Acabó consiguiéndolo para desgracia de su entrenador, Stan Albeck, al que la lesión de su estrella acabaría costándole el puesto.
6. Dios se disfrazó de jugador de baloncesto
Poco le importó la entidad de los míticos Boston Celtics de Larry Bird al ‘23’ de los Bulls. Ni corto ni perezoso, Jordan decidió que el protagonismo del segundo partido de la primera ronda de Playoffs que les enfrentó en 1986 sería única y exclusivamente para él. Poco importó que el encuentro concluyese con derrota tras dos prórrogas (135-131). Los 63 puntos de ‘Su Majestad Aérea’ en el Boston Garden todavía figuran como récord anotador en la historia de los Playoffs del deporte de la canasta yankee.
7. El Rey del Concurso de Mates
No contento con lo logrado hasta la fecha, Jordan decidió explotar como nunca su mayor talento baloncestístico: los mates. Sus vuelos sin motor en los concursos de mates de 1987 y 1988, en los que se impuso frente a otros especialistas como Jerome Kersey y Dominique Wilkins, son icónicos. El famoso mate desde la línea de tiros libres quizá sea su sello más conocido sobre una cancha de baloncesto.
8. Las Jordan Rules o cómo desactivar a Mike
Chicago se topó durante tres largas y tortuosas temporadas con un muro infranqueable: los ‘Bad Boys’ de Detroit Pistons. Las Finales de la Conferencia Este fueron el tope durante aquellos años de un equipo en el que ya habían aterrizado Scottie Pippen y Horace Grant. Aun con mayor talento en sus filas, los Bulls eran incapaces de superar las artimañas urdidas por Isiah Thomas y sus duros secuaces. Las dobles y triples defensas se ceñían sobre un Jordan más apagado que nunca ante la eficacia de unas tácticas que rozaban la ilegalidad.
9. La bestia negra de los Cleveland Cavaliers
La primera ronda de Playoffs que enfrentó a Cleveland Cavaliers y Chicago Bulls en 1989 se resolvió, tras una igualdad feroz, en un quinto partido para la historia. Los Bulls estaban eliminados a falta de tres segundos para el final (99-100), pero Jordan aún no había dicho su última palabra. El ‘23’ se elevó sobre Craig Ehlo, el autor de la última canasta de los Cavaliers, y dio la victoria a los Bulls por 101-100 sobre la bocina. El ‘23’ acababa de convertir uno de los lanzamientos más memorables y espectaculares de su carrera deportiva.
10. La bestia negra de los Cleveland Cavaliers (y II)
A Jordan le duró poco la tregua con los Cavs. Unos meses después, ya en 1990, Ehlo y compañía volvieron a sufrir al ‘23’ de los Bulls en todo su esplendor. El Coliseum de Richfield enmudeció ante los 69 puntos de ‘Air’, la máxima anotación lograda a lo largo de toda su carrera en un único partido. Una gesta únicamente al alcance de los más grandes.
11. Magic le cede el relevo a Michael
Chicago alcanzó sus primeras Finales de la NBA en 1991. Su rival fueron unos renacidos Angeles Lakers, que habían logrado regresar a las series por el título con el legendario Magic Johnson como principal aliciente. La victoria de los ideólogos del ShowTime en el primer partido hizo saltar las alarmas de los Bulls, que barrieron a su temible adversario sin compasión en los cuatro partidos siguientes. El primer título de Jordan tuvo como seña distintiva una canasta llena de plasticidad que el ‘23’ perpetró en el segundo encuentro.
12. El día en que se volvió triplista
Los triples nunca fueron la especialidad de Jordan, pero todo cambió en el primer partido de las Finales de 1992 contra Portland Trail Blazers. Clyde Drexler, la némesis rival, asistió tan atónito como el resto de los presentes en el Chicago Stadium a un recital épico. Los seis triples que MJ anotó en la primera mitad del encuentro le ayudaron a lograr unos descomunales 35 puntos en tan solo dos cuartos. Los Bulls ganaron un partido que empezaron muy cuesta arriba y quedaron enfilados hacia su segundo anillo. Michael estaba tan extrañado de su inusual acierto exterior como los demás.
13. Contribuyente de lujo al ensueño máximo
Si algo bueno tuvo la profesionalización del baloncesto FIBA, la primera de esas cosas fue la posibilidad de unir bajo un mismo equipo a la Santísima Trinidad del baloncesto: Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird. El heredero al trono de mejor jugador del mundo compartía galones con los otrora ocupantes del trono. Irrepetible. Nueve estrellas más acompañaron a estos jerarcas en los inolvidables Juegos Olímpicos de Barcelona ’92, aplastando a sus rivales y deleitando la vista de todos cuantos disfrutaron de su talento. El Dream Team se convirtió en leyenda en tan solo unos meses de existencia.
14. ‘El Gordo’ volvió a caer en Chicago
Las de 1993 fueron unas Finales atípicas. Ni los Bulls ni Jordan estuvieron tan finos como en anteriores ocasiones y los Phoenix Suns aprovecharon la situación para complicarles las cosas a los vigentes campeones. Liderados por el díscolo Charles Barkley, los de Arizona consiguieron asaltar Chicago en dos ocasiones de tres posibles en las series por el título y la resolución tuvo que llevarse a cabo en Phoenix. El partido parecía digno de una nueva heroicidad de ‘Air’ cuando los Bulls perdían 96-98 a falta de 14 segundos para el final. Por una vez, Michael no fue el autor de la canasta decisiva, sino que lo fue John Paxson. Chicago y Jordan cerraban así su primer ciclo victorioso.
15. En el nombre del padre
Cuando James Jordan murió asesinado a manos de un joven delincuente en verano de 1993, no sólo se fue un padre. También desapareció como por arte de magia la pasión por el baloncesto de su hijo Michael. El trágico suceso no hizo sino facilitarle a MJ la decisión de retirarse de la NBA para cumplir un viejo sueño frustrado de su progenitor: ver convertirse en jugador de béisbol a su pequeño Mike. Así fue como durante un año y medio Jordan deambuló por los campos de tierra formando parte de los Chicago White Sox de las ligas mayores y también de su equipo filial menor, los Birmingham Barons.
16. ¿Qué hay de nuevo, viejo?
29 de marzo de 1995. Jordan y los Bulls se enfrentaban a los New York Knicks en el Madison Square Garden de la Gran Manzana. Michael acababa de regresar a la NBA, pero eso no fue impedimento para endosar 55 puntos a uno de los equipos que mejor se le dio siempre. El partido se resolvió in extremis, para variar. El mejor jugador de baloncesto del planeta había vuelto, sí, pero aquello fue un espejismo. Chicago acabaría siendo eliminado de la pelea por el anillo en semifinales de Conferencia (Orlando Magic), con Jordan distando muchísimo de su mejor forma física.
17. Va por ti, papá
La estratosférica temporada del 72-10 de balance en temporada regular sólo podía terminar con final feliz para Chicago y su icono. Los Bulls volvían a unas Finales de la NBA tres años después, con Rodman y Kukoc como nuevos elementos desequilibrantes que añadir a la balanza. Enfrente esperaban los Seattle Supersonics de Gary Payton y Shawn Kemp. Las series no fueron nada fáciles, con dos victorias para cada equipo en sus respectivas canchas. Los Sonics llegaban al sexto partido con dos victorias consecutivas a las espaldas, pero acabaron sucumbiendo por la gracia de Jordan en ataque y de Rodman en defensa. Curiosamente, la certificación del cuarto anillo de la escuadra de Illinois llegó unos días antes de la celebración del Día del Padre en Estados Unidos.
18. Ni la gripe pudo con ‘Su Majestad’
Quinto partido de las Finales de 1997. La eliminatoria contra los temibles Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone marchaba igualada a dos. Las alarmas estaban activadas en Chicago por dos motivos: la ventaja de campo era adversa al equipo y Michael Jordan se encontraba muy debilitado debido a una gastroenteritis causada por la gripe. Sin embargo, Michael decidió jugar el partido y, sacando fuerzas de la más absoluta flaqueza, aportó 38 puntos a la decisiva victoria de los Bulls. Apenas podía tenerse en pie, pero nunca estuvo entre sus planes abandonar al equipo a su suerte. No con un anillo, el quinto, de por medio.
19. Un final a la altura del héroe… ¿o no?
42 segundos para el final del sexto partido de las Finales de 1998. Todo parecía abocado a un séptimo y definitivo encuentro para dirimir quién sería el nuevo campeón de la NBA: Chicago Bulls (en busca del sexto título) o Utah Jazz (debutante en el palmarés). Todo Salt Lake City estaba encima del equipo de Phil Jackson, que buscaba un milagro a la desesperada. Lo encontró, cómo no, en Michael Jordan. Del 83-86 que marcaba el electrónico se pasó al 85-86 en apenas un suspiro. Entonces todo se precipitó: Malone perdió el balón en la siguiente posesión de Utah a manos de ‘Air’, que no tuvo reparos en jugarse el tiro decisivo del encuentro. El resto es historia del baloncesto.
20. Regreso al futuro
El gusanillo del baloncesto nunca desapareció del todo en Michael Jordan. No contento con todo lo logrado en sus anteriores pasos por las canchas, el ‘23’ decidió darse, esta vez sí, un último baño de masas baloncestístico entre 2001 y 2003. Su etapa en Washington Wizards, equipo que él mismo presidía, no estuvo al nivel de su legado en los Bulls, pero también dejó muestras de su inconmensurable talento.
21. Los despachos no son la cancha
En las canchas se cubrió de gloria, pero no se puede decir de lo mismo de la etapa en los despachos de Michael Jordan. Su etapa al frente de Washington Wizards estuvo llena de fracasos constantes y, aunque como propietario de Charlotte Hornets las cosas han mejorado, el éxito se resiste. Hasta el momento, nada supera la elección de Kwame Brown como número uno del Draft de 2001, el mismo al que se presentaron Pau Gasol, Tyson Chandler, Joe Johnson o Tony Parker. Una decisión estrepitosamente nefasta que siempre acompañará al Jordan dirigente.
22. Los mejores anuncios de Jordan
Nike 1991
Gatorade
Nike 1992
McDonalds
Nike “Tell Me”
Gatorade “23 vs 39”
Nike “Let your game speak”
Nike “What is love?”
23. ¿Dorsal único? No lo creo
Jordan no llevó el ‘23’ a la espalda durante toda su carrera. A su regreso a las canchas le tocó jugar una buena temporada con el ‘45’ al tener su antigua camiseta retirada con Chicago y en la selección estadounidense siempre llevó el ‘9’. Lo más curioso es que MJ también vistió el número ‘12’, aunque sólo en una ocasión. Ocurrió el día de San Valentín de 1990, cuando la camiseta habitual de Michael fue robada antes de un partido contra Orlando Magic. El uniforme habilitado para la ocasión ni siquiera identificaba al jugador.
Este artículo fue publicado en el número 13 de la revista MARCA Plus
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