Jan Urban: «Estar en la lista de Cruyff para reforzar al Dream Team fue la leche»


Afable, sincero y directo, Jan Urban (Jaworzno, Polonia, 1962) conversa animadamente con MARCA Plus. El polaco repasa su trayectoria como futbolista y como entrenador, además de la actualidad del deporte rey, sin rehuir ninguna cuestión. Queda patente su amor por Pamplona y por un escudo, el de Osasuna, que siempre llevará en el corazón.

¿Cuándo le entra a Jan Urban el gusanillo por el fútbol?

De crío, como a la mayoría de los chavales. Estaba siempre con el balón debajo del brazo jugando en el colegio y en la calle, casi siempre con gente mayor que yo. Parece que lo hacía bien y siempre me decían: “Oye tú, pequeño, vente a jugar con nosotros”.

En Polonia llegó a ser no sólo futbolista, sino también mecánico y chófer entre otros oficios. ¿Cómo compaginaba el trabajo con el deporte?

Fue una etapa en la que yo jugaba en un equipo polaco de Segunda B. Entonces no había fútbol profesional en mi país y estábamos bajo la protección de alguna empresa minera, del ferrocarril, alguna fábrica, etc. De algún sitio teníamos que cobrar el sueldo y la Seguridad Social, pero el trabajo era un poco sobre el papel.

Aterrizó en Pamplona y se convirtió en el santo y seña de Osasuna de inmediato. ¿A qué diría que se debió esa adaptación tan rápida al equipo?

A la experiencia. Yo no era un chaval que venía a España sin saber de qué iba esto. A mis 27 años, había jugado en dos clubes de la Primera División polaca. En uno de ellos gané tres ligas en una época en la que la competición en Polonia era muy fuerte, con jugadores que habían participado en Mundiales y que habían ganado medallas olímpicas.

También había jugado el Mundial de México ‘86 con la selección polaca y partidos europeos. Si sabes jugar al fútbol, te defiendes en cualquier sitio, y eso que en Pamplona me llevé la importante sorpresa de que Pedro Mari Zabalza me puso de delantero cuando yo había jugado de medio izquierdo desde niño. Lo hice bastante bien.

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Es recordado como el hombre del hat-trick rojillo en el Bernabéu allá por 1990. ¿Qué le suscita aquél partido en concreto?

Fue algo fuera de serie. Para un club como Osasuna, estas cosas ocurren muy poquitas veces y al final se queda en la memoria tanto de los aficionados como del club y en la mía propia. Cuando estás jugando quizá no te das cuenta, pero sí con la perspectiva que te da el paso de los años. Que la gente recuerde que ha disfrutado con tu juego es muy bonito.

Con usted se rompieron barreras en el equipo.

Vivimos momentos muy buenos para el club. Jugamos en Europa y quedamos cuartos en Liga (algo que a Osasuna solo le ha ocurrido dos veces en su historia). Es importante dejar huella y lo conseguimos.

Acabó su etapa en Pamplona y llegó al Valladolid. ¿Le pareció raro que le pusieran de central cuando antes siempre jugaba de delantero?

Tuvimos bastantes lesiones, no había gente para cubrirlas y el entrenador apostó por un futbolista veterano como era yo. Lo hice tan bien que en vez de jugar un partido como central, jugué cuatro. Quedó como una anécdota.

Luego se marchó al Toledo y volvió a jugar arriba.

Al final de tu carrera, suele suceder que cada vez te colocan más arriba en el campo, ya que cuando jugué en la Segunda alemana me pusieron de medio. Con la experiencia que obtienes a lo largo de tu trayectoria, te adaptas más fácil a las diferentes posiciones y te arreglas sin ningún problema si la salud te lo permite.

¿Qué destacaría como lo mejor y lo peor de su carrera deportiva?

No me quejo, aunque quizá mi momento más complicado fue cuando me tocó renovar el contrato con Osasuna en la época en la que jugábamos competición europea. Tuve varias ofertas de clubes alemanes potentes, pero ni se me pasaba por la cabeza irme de España porque estaba muy contento aquí. No tenía representante y en aquel momento se habló bastante de que yo estaba en la lista de Cruyff para reforzar al Barça. Eso fue la leche, porque él era mi ídolo futbolístico. Si hubiera tenido agente, tal vez mi sueño de compartir equipo con él se habría cumplido, pero al final renové con Osasuna.

SENTIMIENTO ROJILLO

 
¿Cree que Tajonar sigue poseyendo el mimo por la cantera que usted siempre reivindicó para Osasuna?

Siempre he dicho que había demasiada gente de fuera en la cantera de Osasuna. El club ha demostrado a lo largo de su historia que trabaja muy bien con la gente de casa y ahí están los frutos: Javi Martínez, César Azpilicueta, Raúl García, Nacho Monreal. Son jugadores que están en los mejores clubes de Europa, hechos en Tajonar. Con paciencia, siempre saldrán jugadores. Poco a poco está apareciendo gente joven en el primer equipo. No es fácil porque hablamos de una Segunda División, con jugadores veteranos que saben jugar al fútbol, muy igualada y de mucho contacto. Para la gente joven, a veces es mejor debutar en Primera que en Segunda. Hay casos de gente joven en Osasuna como David García, Mikel Merino, Kenan Kodro. Hay que cuidar mucho este asunto, porque con dos-tres años de trabajo puedes tener jugadores muy interesantes.

¿Hasta qué punto considera que afecta la hinchada rojilla al juego del equipo?

Da gusto jugar en El Sadar, incluso cuando vas perdiendo. Tienes que hacer las cosas increíblemente mal para que la afición no esté contigo. El sentimiento verdadero es aguantar todo lo que aguanta la hinchada de Osasuna. En Pamplona, la gente tiene al equipo en las venas. El equipo está en Segunda y continúan el mismo número de socios o más que en Primera. Osasuna es algo muy importante no sólo para Pamplona, sino también para Navarra. Fue un acierto total ponerle de nombre “Reyno de Navarra” al estadio.

¿Con qué jugador de la actual plantilla de Osasuna diría que se identifica más usted?

Con Nino. Seguramente yo jugaba mucho mejor de cabeza, pero fui un jugador que sabía moverse dentro del área y pelearse con los defensas. Dominaba izquierda y derecha y tenía un buen tiro a puerta, como él.

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TERRITORIO RESERVADO

 
¿Cómo es Jan Urban en las distancias cortas?

Soy bastante abierto y comunicativo. Tal vez a primera vista parezco un poco distante y cabreado, pero intento ir por la vida con el lema de “no te busques problemas porque llegan solos”.

¿Con qué modelo de juego se siente más cómodo?

Me gusta el fútbol creativo, de asociación y combinación. ¿A quién no le gusta el buen fútbol de creación?

¿Hay algún compañero de profesión que le sirva como referencia?

Vicente Del Bosque me parece un hombre al que todos admiran porque no saca demasiado el pecho cuando gana, explica las derrotas con razonamiento y sabe llevar muy bien un grupo humano.

Tuvo un exitoso paso por el Legia Varsovia de su país natal antes de regresar a España. ¿Qué tiene que aprender la Liga española de la polaca?

Quizá desde la final olímpica que jugó Polonia en el 92, nuestro fútbol empezó a bajar y hoy en día no se puede comparar con el español hablando de selecciones, fútbol base y Liga. Si hay alguien que puede y debe aprender, somos nosotros de vosotros.

También fue asistente de la selección nacional de Polonia. ¿Cree que verá levantar un título internacional a su país?

En estos próximos años, seguro que no, pero sí veo que la cosa está cambiando para mejor tanto en la liga como en la selección. Cada vez aparecen más equipos que lo están haciendo bien en las competiciones europeas, la selección está cuajando una buena clasificación para la Eurocopa de Francia, tenemos varios jugadores jóvenes talentosos y conocidos. Son buenas señales.

¿Qué le parece el nivel competitivo de la Segunda División española?

No hay tanta fluidez del juego y hay más contacto y menos calidad que en Primera. Por eso, los equipos intentan presionar porque recuperan más fácilmente el balón. Hay mucha igualdad, que se traduce en que la Liga Adelante es muy interesante para los clubes y el público. Puede pasar cualquier cosa. Esto se confirmó el año pasado: el Deportivo de La Coruña bajó y volvió a ascender, el Mallorca se quedó sin subir aun con el mayor presupuesto de la categoría y el Eibar apareció en Primera después de subir a Segunda con poco dinero. Con cualquiera puedes perder y ganar.

Como experto futbolístico, ¿es este Madrid mejor que el Barça de Guardiola?

No. Lo del Barcelona de Guardiola fue algo increíble, un fútbol diferente. El fútbol del Madrid es más vertical. Veíamos al Barcelona muy por encima de los demás y algunos partidos eran incluso un poco aburridos. Rozaba la perfección, pero el Madrid de ahora es también muy bueno y puede tener una época como aquella del Barça. Su fútbol también es muy vistoso y efectivo.

¿La pujanza de otros equipos como Atlético de Madrid, Valencia o Sevilla en la Liga es algo pasajero o puede prolongarse en el tiempo?

Hay que estar muy contentos. Con la Liga de dos se perdía el interés. Que el Atlético fuera capaz de estar entre Barça y Madrid y de ganar el campeonato fue muy bueno para el fútbol español.

Para terminar, ¿qué es lo que más le gusta de España?

Lo comunicativa que es la gente, la forma de vivir, las costumbres, la comida. En España se vive muy bien y veo muchas cosas parecidas con respecto a Polonia. Hay diferente clima y forma de vivir en cada parte del país.

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Esta entrevista fue publicada en el número 25 de la revista MARCA Plus

FOTOS: Mikel Garralda

Pasado y presente de Casillas en la portería


Iker Casillas ya es historia del Real Madrid. Por tanto, llega el momento de hacer balance a sus años como guardameta del equipo blanco y de comprobar si se mantiene entre los mejores porteros españoles e internacionales de la actualidad. También resulta más que conveniente indagar sobre sus competidores por el puesto de portero en su nuevo club, el Oporto portugués, y remarcar una curiosidad que quizá haya pasado desapercibida. Los datos serán nuestro mejor aliado para resolver todas estas dudas. Comencemos.

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¿Casillas ha sido la mejor garantía posible para la portería del Real Madrid en estos dieciséis años?

 
El portero natural de Móstoles irrumpió con fuerza en el primer equipo madridista, adquiriendo una posición predominante que los datos respaldaron durante años. En sus comienzos como profesional, logró erigirse sobre Bizzarri e Illgner para hacerse con una titularidad que sólo le arrebataría César durante algunos partidos en 2002. Los números de Iker en cuanto a partidos, goles encajados y goles por partido le hicieron indiscutible en la era galáctica (2000-2005).
Ni Diego López en su primer paso por la Casa Blanca ni el polaco Jerzy Dudek lograron cambiar esta situación tras ocupar el puesto de César. Apenas tuvieron oportunidades y Casillas siguió mostrando unos promedios bastante bajos de goles por partido.
Adán iba camino de suceder dignamente a sus antecesores como número dos de la portería del Madrid cuando, a partir de enero de 2013, las cosas empezaron a cambiar para el hasta entonces insustituible Casillas.
Los números de Iker y también sus promedios de paradas por encuentro, que ya venían descendiendo desde hacía algunas temporadas, se resintieron especialmente a partir de su primera suplencia. Diego López, que regresó al club a mediados de la temporada 2012/2013, pasó a ser el principal dueño de la portería blanca con los datos en la mano.
Aunque Diego López fue traspasado al AC Milan en verano de 2014, parecía que el costarricense Keylor Navas también podría ponerle las cosas difíciles a Casillas. Sin embargo, no fue así, por lo que el cancerbero madrileño volvió a recuperar su condición de titular en el Real Madrid.

ACTUALIZACIÓN: dada la importancia de la estadística referente al promedio de goles por partido y a su escasa visibilidad en relación con otros datos en los gráficos anteriores, aquí va una comparación al respecto entre Casillas y otros grandes porteros de su época.

¿Casillas está entre los mejores porteros españoles en la actualidad?

 
Según los goles encajados durante el curso 2014/2015 por los principales guardametas nacionales del momento, Casillas sería el quinto portero más goleado (43 tantos). David de Gea y Kiko Casilla, que suenan con fuerza para sustituirle en el Bernabéu, encajaron 42 y 46 goles respectivamente. En la lista faltan dos fijos como Pepe Reina y Víctor Valdés debido al escaso número de partidos que disputaron la pasada campaña.

¿Y entre los mejores porteros del mundo?

 
A esta pregunta responden muy bien los dos gráficos publicados por Salvador Carmona en El Español , que podéis ver debajo. A pesar de continuar dando guerra, la vieja guardia de las porterías empieza a dar el relevo a las nuevas generaciones. Imagen-EUROPA Casillas-Europa

¿Qué se va a encontrar Casillas en Oporto?

 
El brasileño Helton ya no goza de la entidad de antaño debido a su elevada edad (37 años) y a las lesiones, que le quitaron la titularidad en beneficio del ya traspasado Fabiano. En teoría, él partirá como segundo portero, ya que Andrés Fernández no ha cumplido las expectativas que Julen Lopetegui depositó en él hace un verano. Los problemas físicos llegaron a convertir al murciano incluso en el cuarto guardameta del equipo, con Ricardo Nunes por delante en cuanto a jerarquía.

Todo parece estar preparado para que Casillas asuma la titularidad en la meta del conjunto portugués. De todas formas, comparemos el rendimiento de estos cuatro hombres durante las últimas cinco temporadas.

Bonus: el último superviviente galáctico

 
Con la salida de Iker Casillas del Real Madrid, el club blanco da carpetazo definitivamente a la tan manida era galáctica. ¿Quieres saber qué ha sido de los principales exponentes de aquella millonaria conjunción de estrellas futbolísticas? Pincha en la imagen inferior y descubrirás un once titular interactivo del Real Madrid durante la temporada 2004/2005, la última en la que coincidieron los Figo, Zidane, Raúl y compañía.

Galácticos

 FOTO galácticos: Agencias.

Duro de Catar


El Mundial de fútbol más polémico de la historia ya tiene fechas. Se celebrará en Catar entre noviembre y diciembre de 2022, disputándose la final el 18 de diciembre de ese año. Estamos ante el primer torneo mundialista no celebrado en verano y que durará 28 días. A falta de unos hipotéticos Juegos Olímpicos de 2024, el fútbol supondrá la traca final deportiva de Catar. Los jeques habrán disfrutado de los Mundiales de balonmano (2015), ciclismo en ruta (2016), gimnasia artística (2018) y atletismo (2019) antes de recibir al deporte rey. Los problemas y las sospechas solo se ciernen sobre el último Mundial. Precisamente, el primero en orden de importancia.

La FIFA ha tomado la decisión de que su gran evento se juegue en pleno invierno a sabiendas de que generará controversia. Lo ha hecho atendiendo sobre todo al problema del calor asfixiante del verano catarí. Entre mayo y septiembre se podrían alcanzar los 50 grados de temperatura ambiente, lo que convertiría en todo un riesgo la práctica deportiva de alto nivel en Catar. Apoyado por los expertos, el ente presidido por Joseph Blatter también se escuda en que los últimos meses del año son aquellos en los que los futbolistas se encuentran en un mejor estado físico. Por lo tanto, no llegarían cansados a una cita tan exigente corporal y mentalmente como la Copa del Mundo, que gozaría de un mayor nivel competitivo. También sería importante no coincidir ni con los Juegos Olímpicos de Invierno (febrero de 2022) ni sobre todo con el Ramadán (abril), cuyo ayuno afectaría a las selecciones africanas y asiáticas de disputarse el Mundial en mayo-junio.

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Sin embargo, los argumentos favorables a las nuevas fechas de Catar 2022 por parte de la FIFA y su entorno se vuelven contra sí mismos. Solo hace falta echar un vistazo al pasado. Ése en el que se dijo que el Mundial se jugaría en junio o julio y en estadios provistos de aire acondicionado. El mismo en el que se especuló con un traslado de la sede a Estados Unidos y Canadá por motivos de peso: la supuesta compra del evento por parte de Catar, la explotación a la que son sometidos numerosos trabajadores inmigrantes en el país o el terrorismo. Incluso se planteó posponer el torneo hasta 2023, algo que finalmente no pudo llevarse a cabo por dictamen de la ley. Todo debido, en palabras del mismísimo Blatter, al “error” que supuso conceder la organización del Mundial al país asiático.

Estas contradicciones se unen a la oposición rotunda de las ligas europeas: las más poderosas a nivel de jugadores y de riqueza y las más seguidas. Catar 2022 supondría un parón de dos meses en las competiciones domésticas y en la Champions League, que tendrían que empezar con antelación. Al contratiempo deportivo se le uniría el económico, mucho más importante en el mundo del fútbol. Los derechos audiovisuales de los clubes caerían en saco roto media temporada. Por eso, la Liga de Fútbol Profesional y la Premier League, entre otras, enviaron a la FIFA un informe en el que demostraban que el Mundial de 2022 podría celebrarse en verano. Los partidos se jugarían en mayo a partir de las 18:30 de la tarde. Un mes y un horario óptimos tanto para deportistas como para aficionados locales. El calor dejaría de ser un inconveniente entonces.

Los ‘peros’ no acaban aquí y vuelven a residir en el tejado de la propia FIFA. ¿Qué pasará con tres competiciones de la talla de la Copa Confederaciones 2021, el Mundial de Clubes 2022 y la Copa de África 2023? La primera carece de fecha y sede cuando ambas deberían coincidir con las de la posterior Copa del Mundo. La segunda siempre tiene lugar en diciembre, por lo que entraría en colisión con la disputa del Mundial, y la tercera se celebraría en enero de 2023, tan solo un mes después del campeonato. Demasiados quebraderos de cabeza acumulados para Catar 2022. Estando así a siete años vista, ¿cómo será la situación en la antesala de la cita?

Lo mejor de mi etapa en Marca.com: la gran tarde de Iván Alonso


El Torneo de Apertura no pudo empezar mejor para el Nacional uruguayo y en especial para Iván Alonso. El delantero charrúa fue capital para la victoria de su equipo por 5-2 ante Defensor, marcando cuatro goles en una actuación memorable.

Iván Alonso

Alonso se dejó la piel en su faceta de killer del área, llevando a su equipo en volandas hacia la victoria gracias a sus tantos en los minutos 12, 22, 47 y 83 (de penalti). Sólo Sebastián Fernández, autor del cuarto gol de Nacional en el 76, restó protagonismo al de Montevideo, que a sus 35 años parece lejos de haber perdido el olfato goleador que siempre le caracterizó.

Formado en las categorías inferiores del River Plate uruguayo, el delantero es un viejo conocido del fútbol español. Alavés, Murcia y Espanyol disfrutaron de los goles de Alonso durante la pasada década. Fue fundamental en el mejor momento histórico del conjunto vitoriano, ayudó a ascender a Primera a los pimentoneros (siendo su quinto máximo goleador histórico) y tampoco desentonó en Barcelona.

Tras su salida del Espanyol, Iván Alonso se convirtió en el máximo goleador del Toluca mexicano en el Apertura 2011 y en el Clausura 2012. Sin embargo, el futbolista se vio obligado a retirarse debido a sus problemas cardíacos. Su regreso a los terrenos de juego unos meses después provocó un conflicto legal con Toluca en el que tuvieron que mediar la Federación mexicana y la FIFA. La sentencia acabó siendo favorable para Alonso, que quedó desvinculado de su club y pudo regresar a la liga de su país para jugar en Nacional, donde compite desde 2013.

Curiosamente, Alonso no fue el único veterano que marcó en la primera jornada del Apertura uruguayo. Antonio Pacheco, de idéntica edad que Alonso y ex de Albacete y Alavés, marcó el 2-0 en la victoria de Peñarol sobre Cerro. Ya se sabe: los viejos rockeros nunca mueren.

Publicado en Marca.com el 18 de agosto de 2014

Rubén Uría y Fernando Ruiz: «En el periodismo deportivo español se están perdiendo las historias»


Rubén Uría y Fernando Ruiz son dos piezas fundamentales en el engranaje de Eurosport España, uno de los medios deportivos españoles más pujantes en la actualidad. Ambos transmiten tanto una gran pasión por el oficio periodístico como una pluralidad muy necesaria a la hora de hablar del deporte y los deportistas. Creen con firmeza que otro periodismo deportivo es posible. Así lo dejan entrever sus palabras, tendentes a demostrar que no es fútbol todo lo que reluce y que las historias, si se cuentan bien, pueden vender más que el sensacionalismo puro y duro.

¿Qué os llevó a ser periodistas?

Rubén Uría– Yo, como casi todos los de mi generación, quería ser como José María García. Le escuchaba continuamente en la radio. Cogía un bolígrafo o un destornillador y entrevistaba a mis padres o a quien fuera. Era un niño muy pesado, siempre he querido tener un micrófono delante.

Fernando Ruiz– Yo lo tuve claro desde pequeño. Me gustaba escribir redacciones y lo asocié a escribir en un periódico, aunque al final he hecho de todo menos eso.

¿Qué tiene que hacer el periodista deportivo para destacar?

RU– El periodista deportivo tiene que tener mucha vocación, estar dispuesto a sacrificarse y sobre todo debe tener ganas de aprender. Alguien que no tiene ganas de aprender no puede progresar en la vida: leer periódicos, escuchar radio, conocer un deporte, etc.

FR– Tener vocación, honestidad y una boca y dos orejas para escuchar el doble de lo que hablamos.

¿El periodismo deportivo español está en crisis?

RU– Hay una triple crisis: de valores, institucional y una crisis del sector. No digo que haya malos profesionales, la crisis es sobre todo institucional.

FR– Para mí sobre todo hay una crisis de honestidad.

¿Se desprecia la calidad en los contenidos?

RU– En España la oferta de periodismo deportivo se está reduciendo tanto que pasa desde ofrecer a la gente la última ventosidad de Cristiano Ronaldo a lo último que ha hecho el Barcelona. Lo hemos reducido todo a la actividad del día a día de Barça y Real Madrid y el resto de equipos y deportes son casi comparsas, relleno.

FR– Si el 90% de la información deportiva de este país es fútbol y otro 90% es Madrid y Barça, el resto tiene que pelear por las migajas. Es una falta de amplitud de miras muy preocupante.

¿La situación mejoraría si se fomentase más la calidad (programas como Informe Robinson, por ejemplo)?

RU– Yo creo en ese tipo de fórmula en abierto, podría triunfar. No solo en la televisión, en la radio también se pueden hacer cosas absolutamente plurales como Planeta Eurosport, que presenta el señor que tengo a mi derecha. Se habla de todos los deportes con rigor y también con desenfado. Ese tipo de programa, un todo menos fútbol, debería ser más común en nuestra radio, donde caben más otros deportes.

FR– Para mí Informe Robinson es un programa de referencia absoluto. En un programa como éste o como el mío puede haber profundidad y diversión a la vez, pero sin faltar al respeto. Hay una serie de deportes, personajes e historias que contar que al final nunca contamos.

Uría Ruiz

Como decís, en España no se le da mucho bombo a todo lo que no es fútbol. ¿Esta tendencia puede cambiar algún día?

RU– Yo aspiro a que el nuevo periodismo que viene me dé la alegría de abrir un día un telediario nacional con una entrevista a Jon Santacana, que tiene una historia de humanidad terrible. Aspiro a que la nueva generación de periodistas no solo quiera hablar del Madrid y del Barcelona, que habrá que seguir haciéndolo, sino a que nos cuente historias. Hoy en día se están perdiendo las historias, nos quedamos en lo superfluo y lo banal y no en la sustancia.

FR– A mí me gustaría que algún día no fuésemos solamente del que gana. Nos gusta la Fórmula 1 porque Alonso ganó o puede ganar, no porque nos la explican muy bien o porque nos parece un deporte atractivo. Eso lo multiplicamos por todos los deportes. Tendríamos una cultura deportiva mucho más amplia si no fuéramos así.

¿Con qué medio se puede realizar un mejor periodismo deportivo: prensa, radio o televisión?

RU– Depende del tipo de periodismo que quieras hacer. Lo único importante tal y como están las cosas es tener un medio en el que ejercer como periodista.

FR– Los tres son complementarios. La televisión es el deporte en directo, la radio la inmediatez y la prensa el análisis y la profundidad.

¿Cómo hay que trabajar con las nuevas tecnologías/redes sociales de cara al futuro?

RU– Dentro de la aldea global en la que se han convertido el periodismo y la tecnología, hay algo muy bueno como es Twitter. Es un invento extraño, una jungla donde más que seguidores tienes perseguidores o al revés. Ahora los periodistas tenemos la posibilidad de utilizar una herramienta de comunicación bestial como ésta y uno de nuestros retos de futuro es saber hasta dónde puede llegar el mensaje viral de lo que es Twitter.

FR– Aprovechándose de ellas, porque son una herramienta que nos ayuda muchísimo a comunicarnos. Si nos lo cuentan hace cinco o seis años no habríamos creído que existiría la posibilidad de comunicarse e interactuar con gente que nos sigue, deportistas, personas que están muy lejos de donde tú estás, etc. Eso sí: no son ni el nuevo periodismo ni los males del periodismo actual.

¿A qué deportistas españoles recomendáis seguir con mayor atención?

RU– A mí me gustaría mucho que la gente se fijase en el tenista Roberto Bautista, que creo que tiene bastante proyección, y en Sergio Rodríguez, que está poniendo el baloncesto en otra dimensión en España. También me gustaría que el boxeo se apoyase más aquí y que se pensara no solo en los deportes mayoritarios. Mireia Belmonte merece un seguimiento especial y las chicas del waterpolo y del balonmano también.

FR– Por apuntar nombres distintos a los Nadal, Gasol, Alonso y Contador, querría que la gente se fije mucho en Garbiñe Muguruza y Ana Peleteiro, que nos van a dar muchas alegrías en tenis y atletismo. También destaco a Albert Torres, campeón del mundo de ciclismo en pista hace unos meses.

¿Cuál es el mejor deportista de la historia para vosotros?

RU– Para mí Mohamed Ali y después el resto.

FR– Yo me quedo con Michael Jordan, ya que el deporte que más me gusta es el baloncesto.

¿Y el mejor deportista español de todos los tiempos?

RU– Para mí siempre será Rafa Nadal. Lo que transmite él no lo ha transmitido ningún otro.

FR– Gente como Miguel Indurain o Pau Gasol están muy cerquita de Nadal, pero él es el deportista perfecto.

¿A qué periodistas deportivos españoles recomendáis seguir?

RU– Recomendaría a Fernando, por supuesto, y a gente que está empezando que aporta otro tipo de cosas. Me gustan Sid Lowe, Filippo Ricci, Héctor Fernández, Gonzalo Vázquez, Rubén Fernández

FR– Comparto los nombres que ha dicho Rubén. Por apuntar alguno más: La Libreta de Van Gaal, Martí Perarnau, Sergio Manuel Gutiérrez… Afortunadamente hay mucha gente joven que se está abriendo paso y con talento.

Para terminar, ¿qué consejo le dais a las nuevas generaciones de periodistas deportivos?

RU– Disfrutar con lo que se hace, echar muchas horas y mirar para otro lado cuando llegue la nómina, que con esto no se gana mucho dinero.

FR– Que le pongan mucha pasión y que se formen muy bien. Tenemos que acabar con la leyenda de que los periodistas deportivos somos una especie de salvajes que solamente sabemos de fútbol. Hay que formarse en idiomas, leer mucho y saber mucho de casi todo. Primero somos periodistas y luego deportivos.

El décimo reino


París (2), Madrid, Bruselas (2), Stuttgart, Glasgow (2), Amsterdam y desde el pasado sábado Lisboa conforman los dominios europeos de un Real Madrid que al fin consiguió el ansiado décimo reino. La conquista fue ardua y tardó doce largos años en gestarse, con una inversión monetaria descomunal. Muchos pasaron por el club de Concha Espina para lograr el cetro continental sin éxito, pero todo acabó un 24 de mayo de 2014. Nada de calma y sosiego, sino de sudor de gota gorda.

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El porqué de este sufrimiento se explica inmediatamente. Enfrente estuvo un equipo que durante esta temporada ha convertido la resistencia en su territorio natural, que ha sido capaz de soportar todo y a todos en busca de un único objetivo: la gloria. El Atlético de Madrid tuvo su primera Liga de Campeones en la mano hasta el minuto 60 de partido. Hasta entonces todo había transcurrido de forma muy favorable a los intereses de Diego Pablo Simeone y los suyos. Partido anodino, de pocas ocasiones y fútbol, en el que un cabezazo de otro de los Diegos eternos de este Atleti, Godín, a la salida de un córner bien pudo ser decisivo. Así lo parecía hasta que el reloj marcó los quince-veinte minutos en la segunda parte. Fue entonces cuando la suerte empezó a cambiar para un Madrid hasta entonces timorato y gris, digno de los últimos partidos ligueros. Los de blanco empezaron a rondar la portería del joven Courtois cada vez con mayor frecuencia y oportunismo; el gol debía llegar, pero no lo hacía. El tiempo jugaba en contra de un favorito por galones que se veía superado por el despliegue físico de doce hombres sin piedad (la afición colchonera también subió y bajó la banda una y otra vez) y con una voluntad inagotable.

Nadie conseguía traspasar las redes de la portería rojiblanca hasta que llegó el gol de la infamia, de la porca miseria, de la crueldad infinita. Más si cabe por dos razones: la inoportunidad del momento (minuto 93 del encuentro, restando dos para el final del quizá desmesurado tiempo extra) y el método de gestación del tanto, de nuevo un saque de esquina. Dolorido por el fondo y por las formas, el espíritu combativo del Atlético murió tras el testarazo lleno de rabia y codicia de Sergio Ramos. Pasaban seis minutos de las diez y media de la noche. La hora era más propicia para la cena que se convertiría en banquete y a su vez en festín. El hambre había llegado a la tropa madridista para quedarse, aunque algunos tuvieran menos apetito que de costumbre. La justicia, ésa que dicta que a cada uno se le debe conceder lo suyo, no fue benévola esa noche. La final debió concluir su historia con el gol de Gareth Bale, que significaba un 2-1 del Real en la prórroga. La victoria mereció ser pírrica ante el esfuerzo descomunal de los Gabi, Koke y compañía. Acabaron pesando las piernas, pero nunca la convicción.

Simeone fue el primer representante de la religión atlética en Lisboa, su abogado defensor más vivaz fuera y dentro del terreno de juego. El seguidor atlético posee un fervor tan embriagador, sufrido y confiado que suscita admiración a borbotones. Ese caminar junto al equipo hasta los confines de la Tierra hace mayor la gesta continua e indudable en la que se ha convertido esta temporada rojiblanca. Un cambio de aires necesario para nuestro fútbol que el título continental que durante 93 minutos perteneció al Atlético pudo engrandecer aún más. Costa y Turan habrían ayudado lo suyo de haber concurrido sanos a la cita.

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Los dos goles con los que se finiquitó el marcador (4-1 final) tan sólo añadieron un halo de triunfalismo al regreso del Real Madrid a la cima europea. Ramos, como ya hiciera en Múnich, marcó el camino a seguir a sus compañeros y salvó a Iker Casillas de una condena atroz. Su fallo en el gol atlético bien podría haber abierto la caja de Pandora en caso de derrota, pero acabó quedando en el olvido. No serán tan díficiles de recordar los excesivamente egocéntricos gestos de Cristiano Ronaldo (desaparecido le pese a quien le pese) y Raphael Varane en los compases finales de la tonada. A pesar de esos deslices de orgullo, la deportividad acabó primando y se reconoció el temple del adversario. Ancelotti trajo de vuelta las buenas formas, también un segundo plano que ha sido de vital importancia para que su plantilla alcanzase las cotas que se le presuponen. Ojalá su directiva le escuche y mantenga en nómina a hombres como Di María o Modric, más importantes de lo que parecen en el esquema blanco.

No hay mejor final que la que se gana apelando a la épica y ésta lo fue. Por la intensidad, por la emoción y por la dignidad mostrada por unos y por otros. Cibeles, Neptuno, Madrid y España deben estar muy orgullosos de lo acontecido el sábado en la vecina Lisboa. El prestigio de nuestro fútbol no pudo quedar más revalorizado y el futuro de estos dos magníficos exponentes se presume apasionante. El Real, como siempre no conforme en su mar de grandeza, intentará luchar por la undécima Orejona lo antes posible. El Atlético, orgulloso de lo conseguido pero a la vez sufridor en silencio por la derrota de tintes muniqueos y schwarzenbeckianos, tratará por todos los medios de que esta epopeya no sea un hecho aislado. Mi consejo para ambos es simple: carpe diem, porque todo será más difícil en los tiempos venideros.

Revive la final íntegra

FOTOS: Marca y As

El Sanedrín de Muchodeportivo: final de Champions League


Al fin llega la ansiada final de Champions League en la que el fútbol español estará representado por partida doble: Real Madrid y Atlético de Madrid. Por eso, es tiempo de previa y opinión de la mano de un servidor y de nuestras firmas invitadas en nuestro Sanedrín. El nuevo campeón de Europa será madrileño y hablará castellano.

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El autor

El gran protagonista de la segunda final española en la historia de la Champions League es sin duda Madrid. La capital española vivirá una noche de gala gracias al duelo que enfrentará a Real Madrid y Atlético de Madrid en la vecina Lisboa. Curiosamente, cuando el árbitro pite el inicio del partido se cumplirán 14 años de la anterior final de Liga de Campeones monopolizada por el fútbol español. Real Madrid y Valencia se disputaron el título continental también un 24 de mayo, pero del año 2000. Los blancos acabaron imponiéndose por 3-0.

No parece fácil que el Real iguale en esta ocasión el abultado registro goleador de sus antecesores. Enfrente tendrá a un Atlético que, como aquél Valencia de Cañizares, Mendieta y ‘Piojo’ López entre otros, llega con la moral por las nubes al encuentro por el título europeo. Su fascinante periplo en las rondas previas de la competición obliga a soñar con la victoria a la afición colchonera, aún más optimista si cabe tras el merecido título liguero.

El estado físico de dos hombres clave como Diego Costa y Arda Turan es la única incertidumbre de un equipo que parte con ventaja en cuanto a sensaciones en esta final. Jugar hasta las últimas consecuencias y aprovechar toda ocasión posible (en especial contragolpes y balón parado) serán las máximas a seguir por los gladiadores del Cholo Simeone. Él es el gran artífice de la catarsis rojiblanca y el corazón de ese sentimiento, esa manera de vivir que transmite el Atleti. Las pupas ya quedan muy atrás.

Por otra parte, el Real Madrid será quien tenga la experiencia de su lado en esta batalla. A los de Concha Espina les contemplan nueve títulos de Copa de Europa en doce finales y no se veían en una oportunidad así desde 2002. Tal es la importancia que tiene para los blancos este evento que bien podría decirse que su errante caminar en Liga durante las últimas semanas se debe a Lisboa y a lo que allí suceda.

El Madrid ha cuajado su mejor temporada europea de los últimos años, de eso no hay duda. Ancelotti y los suyos parecen empeñados en acabar de una vez por todas con el mito de la décima Liga de Campeones y así se espera que lo demuestren en el campo. Si el rendimiento ofensivo del equipo es el de las grandes noches, el triunfo será más factible. Cristiano Ronaldo (también renqueante y al que acompañan Pepe y Benzema en la enfermería) será la gran esperanza blanca en lo que a todas luces debe ser una gran fiesta de nuestro fútbol.

Ojalá el partido esté a la altura de este magnífico broche a la temporada. Si hay que elegir a uno de los dos me quedo con el Real Madrid, ya que ésta es la oportunidad que lleva esperando desde hace doce años y no debería dejarla escapar. No obstante, estoy convencido de que el Atlético tendrá sus opciones de victoria y las peleará como acostumbra.

Sixto Miguel Serrano (Canal Plus)

La final de Lisboa medirá dos estilos absolutamente diferentes. El Atlético es el ejemplo perfecto de lo que significa la palabra equipo. Un granítico bloque perfectamente entrenado y dirigido por Simeone y Burgos. Esfuerzo, solidaridad, trabajo y unión que, a través del tacticismo y la estrategia, encuentran el camino hacia el éxito.

El Real es otra historia. Mezcla de estrellas que buscan su lucimiento individual y que casi nunca forman un equipo de verdad. Pero si quieren, pueden, como demostraron aplastando al Bayern Múnich. Para superar al coriáceo Atlético, los madridistas tendrán que repetir el dibujo ante los alemanes (4-4-1-1 o 4-4-2) y emplearse con el mismo espíritu de sacrificio.

Yo no creo en las estrellas y sí en los equipos, pero ganará el Real Madrid. Tiene en su plantilla al único jugador que se sentiría muy cómodo en los dos equipos, el único que se adapta perfectamente a dos estilos tan antagónicos. Tan bueno como cualquiera de sus compañeros y tan trabajador como cualquiera de sus rivales. Juega como una estrella y trabaja como un peón. Veo a Ángel Di María ganando la décima Copa de Europa para el Real Madrid.

Rafael Sahuquillo (Radio Marca)

Es la primera vez que sucede en la historia de la Champions: este sábado dos equipos de la misma ciudad se enfrentan por el cetro continental. En Lisboa veremos caer la Décima del Madrid o la Primera del Atlético. Pase lo que pase, el Estadio del Benfica albergará una fiesta del fútbol español.

La experiencia en finales del Madrid ante el descaro y la capacidad competitiva de un equipo, el Atleti, que llega con el subidón de haber ganado la Liga 18 años después. Simeone juega al despiste con Costa, aunque con una micro rotura, el de Lagarto podría perderse la final. Cristiano ha estado a punto de perdérsela por culpa de su voracidad. Aún mermado, el de «Madeira» (aunque a veces parezca de acero) quiere levantar su primera Orejona de blanco. 12 años después, al Madrid se le presenta la oportunidad de ser otra vez campeón de Europa. El problema es que enfrente tendrá a un equipo al que Aragonés está guiando desde el cielo para tocar la gloria futbolística que el Bayern le arrebató hace 40 años. La suerte está echada. Abran juego. Lisboa fala español.

Fran Guillén (JotDown, ZoomNews. Autor de «Diego Costa. El arte de la guerra«)

Noventa minutos para tocar, al fin, la Décima y resulta que al Real Madrid le cae enfrente quizá el equipo más correoso y militar de los últimos tiempos. Justo el tipo de rival que nadie querría tener en lontananza en un momento tan peliagudo. Como el Vietcong, los soldados de Simeone no dudarán en tender mil emboscadas y forzar cualquier escabechina ante el todopoderoso Madrid de los Apache y el napalm. Con potencial de fuego sobrado a pesar de las bajas, los de Ancelotti deberán rezar porque, teniendo a Xabi Alonso en la grada, su cerebro de reemplazo esté a la altura de la cita. Los atléticos, partido a partido, están a sólo uno de ser los mejores colchoneros de todos los tiempos. Si no aparece antes un Schwarzenbeck blanco, alegre y risueño como las mocitas.

FOTO: Más por Más

Mas lo que ahora pase, ya pasó otra vez


24 de mayo de 2000. El flamante Stade de France de París, convidado de piedra en el Mundial logrado por Francia dos años atrás, asiste a un acontecimiento inaudito en la historia del fútbol europeo. Por primera vez y acercándose ya a su cincuenta aniversario, la Liga de Campeones (sempiterna Copa de Europa) acoge a dos equipos de idéntica nacionalidad en su final. El balompié español es el merecedor del hito, con Real Madrid y Valencia como exponentes.

A un lado del césped, al Real le atenazan los nervios del que se sabe y siente favorito ante la posibilidad de levantar su octavo título en la competición. París es una ciudad fetén para la gesta. Fue allí, en el vecino Parque de los Príncipes, donde los Di Stéfano, Gento y Rial cantaron el primer alirón continental de la historia en 1956. En la otra mitad del campo, el Valencia espera envalentonado ante la posibilidad de dar la campanada en su primer contacto con la Orejona. Luchar en la batalla decisiva es todo un triunfo para el conjunto ché, soñador incansable desde la fase previa disputada el agosto pasado. En las gradas, unos 50.000 españolitos de pro jalean a unos y otros con el ánimo de disfrutar de un espectáculo a la altura de las circunstancias.

La temporada europea de ambos finalistas es prácticamente impecable. Nueve victorias, tres empates y cuatro derrotas en 16 partidos (32 goles marcados y 23 recibidos) para el Madrid, optimista tras superar a Manchester United y Bayern de Múnich en los cruces. Los focos se centran en Anelka, decisivo en semifinales e indiscutible protagonista para la prensa gala. Nadie parece acordarse ya del comienzo de temporada, culpable del fracaso liguero de los madrileños y de la rauda despedida de John Benjamin Toshack como técnico blanco. Vicente Del Bosque, hombre de la casa y sin experiencia en banquillos de enjundia, ha conseguido traer la calma a Concha Espina, al menos en el escenario europeo. La Copa del Rey tampoco ha sido portadora de buenas noticias, así que la Champions es el último trozo de pan que llevarse a la boca para una plantilla obligada sine qua non a vencer.

Real M 2000

Por su parte, al Valencia le contemplan diez victorias, cuatro empates y cuatro derrotas en 18 partidos entre los campeones (31 goles marcados y 15 recibidos). Los pobladores del río Turia también apuestan todo a reinar en Europa tras un curso liguero muy parecido al de sus rivales. Las inmensas dudas que generaba el equipo bajo los mandos del argentino Héctor Cúper se han tornado en apoyo masivo tras un rendimiento inesperado y sobresaliente en la competición foránea. Los ché acabaron primeros en la fase de grupos inicial y segundos en la liguilla de octavos, goleando tanto a la Lazio como al FC Barcelona en cuartos de final y semifinales respectivamente. El 5-3 en el global de ambas eliminatorias es el mejor acicate para una plantilla que, no conforme con esto, también compitió de tú a tú con Bayern, PSV y Fiorentina entre otros equipos de peso. Algunos de los mejores centrocampistas del momento rinden pleitesía al Valencia: Mendieta, Gerard, Angulo, ‘Kily’ González, Farinós. A todos ellos se les reclama desde varios puntos del Calcio italiano con vistas a la próxima temporada.

El momento de la verdad ha llegado. En el campo forman Casillas, Iván Campo, Helguera, Karanka, Míchel Salgado, Roberto Carlos, McManaman, Redondo, Morientes, Anelka y Raúl por parte del Madrid; Cañizares, Djukic, Pellegrino, Angloma, Gerardo, Mendieta, Gerard, Farinós, ‘Kily’ González, Angulo y ‘Piojo’ López representan al Valencia. En el palco comparten confidencias Lorenzo Sanz y Pedro Cortés, presidentes de ambos equipos, junto con el Príncipe Felipe y el resto de autoridades futbolísticas y políticas de rigor. En el área técnica se contrapone Cúper y su “Nos merecemos lograr esta Copa” con “El fútbol se juega mejor bajo presión” de Del Bosque.

Los capitanes, Fernando Redondo en representación de un Madrid que hoy viste de negro y Gaizka Mendieta como estandarte de un Valencia con zamarra naranja, esperan ya veredicto junto al trencilla italiano Steffano Braschi. El sorteo dicta que serán los taronja quienes pongan el balón en juego. El ‘Piojo’ López y Angulo cumplen con el cometido al dar las 20:45 de la noche. Comienza el partido.

Valencia CF Champions 2000

Los quince primeros minutos son de tanteo. Unos y otros quieren medir las fuerzas del rival. La tregua termina con un disparo de cabeza de Anelka bien atajado por Cañizares y la respuesta de Mendieta al contragolpe, con Casillas como muro. El Valencia empieza a tener problemas para mantener el balón, los chicos de la capital hacen honor a su favoritismo y los sustos comienzan a darse con frecuencia. Cúper se desgañita en la banda, pero sus hombres ven la final con mayor impotencia de la que deberían. Olvidan su portentosa trayectoria previa en la competición y ven cómo el Madrid gana cada vez más y más terreno.

Así se llega al minuto 39 de juego. Tras una falta botada por Roberto Carlos que pega en Gerardo, el balón cae a los pies de Míchel Salgado. Se la pasa a Anelka, que se adentra en el área valencianista. El galo intenta zafarse de la defensa contraria marchándose hacia la línea de fondo, pero no lo consigue. Su pase, una devolución a Salgado, es interceptado por Farinós. El centrocampista del Valencia ni siquiera tiene tiempo para despejar, ya que pierde la pelota a manos del gallego y en una zona muy peligrosa. El ‘2’ del Real centra el balón como buenamente puede y éste llega al segundo palo, donde espera Fernando Morientes para cabecearlo a las redes defendidas por Cañizares. 1-0.

De repente, el mordiente que el Valencia ha demostrado durante esta Liga de Campeones sale a relucir en todo su esplendor, como si el gol hubiese reactivado al equipo. Los últimos minutos de la primera parte son un suplicio para el Madrid, que pide el descanso a gritos. Al fin llega. Los 45 minutos que vendrán después prometen.

O eso parecía, pero todo queda en nada. El Valencia sigue sin encontrarse a sí mismo y el Madrid insiste una y otra vez en busca del triunfo, tanto en ataque como en una defensa asfixiante para su rival. Parece que el luto que portan los madrileños en su camiseta lo guardan los dueños de Mestalla, ya que sus ocasiones escasean. Llega el minuto 66. Roberto Carlos (de nuevo él) lanza el balón al área en un saque de banda, Djukic la toca de cabeza para despejar y McManaman aprovecha el rechace para cuajar una volea imparable. 2-0. La final empieza a aclararse para unos y a llenarse de brumas para otros.

La puntilla tarda menos de diez minutos en llegar. Minuto 74. Redondo recupera la pelota para el Madrid en su área y saca el balón raudo. El balón se detiene prácticamente en el medio campo, donde lo caza Raúl por delante de los diez jugadores de campo del Valencia y de todos sus compañeros. La heroica depende de Cañizares, que no puede evitar el regate del ‘7’ y su posterior remate a placer con la portería sin cancerbero que la resguarde. 3-0 y resolución ajustada a derecho. El campeón será madrileño.

Los minutos restantes suponen el comienzo de la celebración del Real, aupado por sus capitanes Sanchís y Hierro, que se unen a la fiesta con el encuentro llegando a su fin. La octava Copa de Europa ya es palpable para el equipo que mejor ha jugado y ha sabido jugar en la final. Lágrimas de felicidad de un imberbe Casillas y también de su homólogo Cañizares, pero con la pena como estímulo. El alumno acude a desconsolar al maestro con buena fe. Otra vez será, quizá la ocasión llegue pronto. Raúl saca a pasear el capote torero de las grandes ocasiones, la Orejona ilumina el cielo parisino y Del Bosque disfruta de su primer entorchado como técnico con su calma habitual. La Champions y su tirón, el mayor entre todas las competiciones futbolísticas de clubes. Los aplausos y los gritos de “Valencia, Valencia” son unánimes cuando los subcampeones acuden al podio a recoger su distinción. Nadie debía perder en una noche tan histórica como ésta, pero la paradoja es que alguien tenía que hacerlo. El ganador, por encima de todos, es el fútbol español.

Real Madrid Octava

Entre la desolación general de su tropa, Cúper lanza una promesa: “Intentaremos de repetir la historia”. Su anhelo no tardará en cumplirse. El Valencia volvería a pelear por el título continental hasta las últimas consecuencias un año después del debut soñado. La crueldad asoló entonces a una plantilla prácticamente idéntica, que acarició el trofeo hasta que la lotería de los penaltis decidió otorgárselo al Bayern de Múnich. Aun así, el mérito fue innegable. Dos finales en dos participaciones en Liga de Campeones, con el añadido de ser consecutivas. La historia que el técnico ché reclamaba en la zona mixta de París quedaría para el recuerdo.

El Real Madrid también acabó cumpliendo su promesa: la eterna deuda con la Copa de Europa. Dos años después de la Octava, llegó la Novena. Glasgow fue el escenario de una volea, la de Zinedine Zidane, que sumió en el olvido la que McManaman transformó dos años atrás. Hierro suplió a Sanchís en el levantamiento de un trofeo que el madridismo no ha vuelto a celebrar hasta la fecha.

24 de mayo de 2014. 14 años después de un Real Madrid-Valencia para la historia, la final de la Champions League se abonará una vez más al monopolio de la piel de toro. Uno de los protagonistas, el Real, se mantendrá invariable y con el mismo hambre de triunfo que sus predecesores. El otro, un Atlético de Madrid tan deslumbrante como aquél Valencia, soñará despierto, pero sin cuento de la lechera que valga. Quizá el espíritu irreverente contra los cánones establecidos de Cúper acompañe a su compatriota Simeone. El partido a partido cobrará más sentido que nunca en un envite que, como el de Saint-Denis, promete dejar huella en los protagonistas y en las enciclopedias.

Y una vez más, en las gradas, esta vez de Lisboa, los españolitos de pro jalearán a unos y otros con el ánimo de disfrutar de un espectáculo a la altura de las circunstancias. Que gane el mejor.

Viento del este y niebla gris
anuncian que viene lo que ha de venir.
No me imagino qué irá a suceder
mas lo que ahora pase, ya pasó otra vez

Resumen de la final en TVE

La opinión de Iván Campo

La temporada 1999/2000 fue un poco complicada debido a problemas como el cambio de entrenador. No asimilamos lo que Toshack quería, le gustaba tener demasiados frentes abiertos. La plantilla no estaba cómoda con esta situación: cada dos por tres había problemas con la prensa y discusiones. Luego llegó Vicente Del Bosque, que puso tranquilidad en el vestuario y unas pautas muy importantes a la hora de saber competir. Nos aisló un poco de todo, dejó que cada uno fuéramos a nuestro rollo e hicimos un grupo muy bueno. Su apoyo, el de la afición y el que nos dábamos unos a otros en el vestuario logró que consiguiésemos ganar la Liga de Campeones.

Del recorrido previo a la final recuerdo que pasamos malos momentos en general porque en Liga no ganábamos (dos derrotas consecutivas en casa contra Alavés y Racing) y eso nos hizo daño. Tenías que resarcirte en la Champions y los partidos que jugamos contra Manchester United y Bayern de Múnich nos ayudaron mucho a nivel de confianza. Aquel año el Valencia era favorito, con un equipo muy potente y grandes jugadores. Habían demostrado tanto en Liga como en Champions que iban muy fuertes. En una final todo cambia, es más complicado y hay más nervios. Quizá nosotros supimos asentarnos un poco mejor en el campo nada más salir. Intentamos marcar cuanto antes y nos vino muy bien el gol de Morientes. Después de aquello creo que el Valencia bajó un poco los brazos y más tarde llegaron los otros dos goles.

ivan-campo

Aun así, nos costó muchísimo ganar al Valencia porque tenía un bloque muy bueno. El primer gol marcó nuestra pauta a seguir y finalmente pudimos levantar la copa. La unión que había en nuestro vestuario fue fundamental. Había un grupo con muy buen ambiente, no importaba si jugaba uno u otro. Al final eso es lo que te hace ganar títulos. Éramos amigos ante todo, nos respetábamos mucho. A nivel personal soy consciente de que logré algo muy complicado, como es ganar la Liga de Campeones. Pocos jugadores pueden hacerlo.

La final de este año tendrá un ambiente espectacular. Hay dos equipos españoles y de la capital, un derbi en la Copa de Europa. Todos a los que nos gusta el fútbol vamos a disfrutar. Esperemos que salga un partido bonito tanto para el espectador como para los jugadores. No me atrevo con pronósticos porque en una final pueden pasar muchas cosas y son muy complicadas de ganar.

*Iván Campo formó parte de la plantilla del Real Madrid campeón de Europa en 2000, jugando la final como titular. También pasó por equipos como Valladolid, Mallorca o Bolton Wanderers y fue internacional con España en cuatro ocasiones.

FOTOS: Magazine of Football Pictures, Colgados por el Fútbol, ABC, 20 minutos.

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¿Seguro que a la tercera va la vencida?


Todo apuntaba a que el culebrón de los últimos tres veranos en el fútbol logroñés podía desaparecer de una vez por todas. El descenso de la Sociedad Deportiva Logroñés a Tercera División dejaba más abierta que nunca la posibilidad de la fusión con la Unión Deportiva Logroñés, que sí logró la permanencia en Segunda División B. Las negociaciones entre ambos clubes se reactivaron hace unos días y lo que no se concretó ni en 2012 ni en 2013 podía convertirse en una realidad este verano. Logroño y su parroquia futbolera respirarían al fin aliviados tras un sinvivir de tantos y tantos años.

Sin embargo y para variar, el camino hacia la fusión volvió a tornarse espinoso. Los logroñeses estamos curados de espanto en lo que se refiere a cambios fortuitos en el guión de esta historia (puticlubs, placas solares, conciertos varios y un club que a día de hoy aún espera su destino en los tribunales mediante). Son tantos años de despropósitos que cualquier nueva piedra en el camino parece una minucia comparada con la anterior. El protagonista de la enésima gota que colma el vaso es el más inesperado que cabría imaginar, al menos para un servidor: Félix Revuelta, propietario de la empresa de nutrición y dietética Naturhouse y principal accionista de la UDL.

El señor Revuelta, bastante formal y prudente en los diversos intentos de fusión con la SDL que se han dado hasta ahora, perdió su cautela habitual este miércoles. Todo sucedió a primera hora de la tarde en una entrevista con los compañeros de Radio Rioja/Cadena SER en el Ser Deportivos local. La charla con los periodistas Fidel Fuentevilla y Joseba Martín se desarrolló con normalidad hasta que a última hora llegaron las declaraciones del cisma. En primer lugar, el principal exponente de la UDL mostró su descontento con la propuesta de la SDL de actuar como filial en Tercera División del hipotético nuevo club.

Después llegaron las palabras que peor han sentado en la cúpula de la Sociedad Deportiva Logroñés: el paralelismo con la minoría nacionalista catalana con el que Revuelta se refirió al club.

Entrevista íntegra

He de decir que en el primer caso estoy de acuerdo con Revuelta. No entendería (y creo que no sería el único) que siguieran existiendo dos equipos a pesar de la fusión. Se supone que ésta se llevaría a cabo precisamente para evitar esta situación, así que la propuesta de filialidad de la SDL es un tanto incomprensible. Lo veo como un intento de mantener una pequeña parcela de identidad propia dentro del nuevo club y así continuaríamos sin llegar a ningún sitio. El objetivo es crear un nuevo club único e irrevocable, sin que cada uno haga la guerra por su cuenta como ha sucedido durante estos cinco años. Si ese filial en el que se convertiría la SDL ascendiera a Segunda B, me temo que esto sería el cuento de nunca acabar.

Por otro lado, no me parecen acertadas las formas en las que el representante de la UDL se expresa en el segundo corte. La comparación a la que alude es realmente desafortunada, por lo que es comprensible que haya sentado mal a la otra parte interesada. No parece que Revuelta vaya a retractarse de lo dicho, pero sus palabras bien pueden ser culpables, una vez más, de que todo caiga en saco roto.

Unos y otros pueden tener más o menos razón en sus argumentos, pero no es mi intención posicionarme al respecto. Sólo pido una cosa a los directivos de UDL y SDL: si realmente están interesados en mejorar la situación del fútbol logronés, dejen de discutir por las cuotas de poder que tanto daño les (nos) están haciendo y piensen en lo importante. El FUTURO. ¿No se dan cuenta de que llevamos 14 años renegando de un deporte que en su día le dio todo a esta ciudad? ¿Son conscientes de que si la situación sigue así se añorará aún con más fuerza si cabe al extinto Club Deportivo Logroñés? ¿Saben que balonmano, baloncesto y voley (el año que viene con uno de sus representantes en Logroño y además jugando competición europea) les comen cada vez más el terreno? ¿Piensan en el interés de la afición o en el suyo propio?

Un solo Logroñés

Den vueltas a todo esto si me leen y valoren qué sentido tiene esta afrenta continua. Un ascenso a Segunda División cada vez se presume más idílico y mejor ni hablamos de la posibilidad de jugar en Primera. Ustedes son quienes deben dar el primer paso para que el desencanto que supone la Segunda B para el fútbol logroñés, nuestro fútbol, se transforme en optimismo y quién sabe si también en ilusión. Créanme, es muy triste que los blanquirrojos habitantes de Las Gaunas se alegren por las derrotas de un rival cuya sede se encuentra contigua a la del otro club, puerta con puerta. Un rival que debería ser amigo antes que enemigo en cualquiera de los dos casos.

En verdad sólo les pido que haya un único Logroñés. Visto lo visto, entiendan que no pueda dejar de preguntarme: ¿Seguro que a la tercera va la vencida?

El Sanedrín de Muchodeportivo: semifinales de Champions League


La nueva entrega de nuestro particular Sanedrín nos traslada a la máxima competición europea de clubes en fútbol: la Champions League. Sus semifinales comienzan a disputarse a partir de este 22 de abril y muchos dicen (con bastante acierto a mi juicio) que son las más potentes de los últimos años. Cuatro equipos, cuatro estilos de juego y mentalidades diversas, tres países (Alemania, España e Inglaterra) y una final como premio. Antes de que el balón eche a rodar, es tiempo de opinión y análisis con las mejores firmas en Muchodeportivo. Ojalá al final de los partidos de vuelta foráneos podamos celebrar una final española en la mejor competición de clubes del mundo. Un acontecimiento que no se produce desde hace catorce lejanos años.

Semis Champions

El autor

Ya llega una penúltima ronda de la siempre apasionante Liga de Campeones que se presenta con un nivel de muchos quilates. Concurren el mejor equipo de la historia de la competición (Real Madrid), el vigente campeón y siempre temible rival (Bayern de Múnich), el que tantas veces sufrió en el torneo continental aquello de la cal y la arena (Chelsea) y una Cenicienta con muy pocas ganas de que el reloj marque las doce (Atlético de Madrid).

La suerte sonrió más a los colchoneros que a sus paisanos de Concha Espina, esquivando a un Bayern que evitó la orejona rojiblanca en el 74 para encontrarse con un Chelsea venido a menos, pero todavía elitista. La campanada del Atleti no es descartable; para ello habrá que superar a un conjunto rocoso en defensa y con un buen ramillete de opciones en ataque. La contienda está asegurada tanto en el campo como en el área táctica, donde José Mourinho y Diego Pablo Simeone dirimirán una partida de ajedrez en la que las buenas decisiones y los errores se pagarán con celeridad.

Suerte que el Cholo tendrá a su disposición a dos futbolistas de los que casi siempre se puede esperar lo mejor, expertos en desequilibrar balanzas: Thibaut Courtois en la portería y Diego Costa en la delantera. Sin menospreciar a gladiadores como Godín, Gabi, Koke o Arda Turan, verdaderos cum laude y ejemplos de superación ante oportunidades como ésta. En Londres tampoco se quedan cortos: Hazard, Eto’o, Cech, Azpilicueta, el sempiterno Lampard… Eliminatoria de las que merece la pena seguir y con muchas incertidumbres por resolver.

Las mismas dudas en cuanto al resultado final genera el duelo que mantendrán Real Madrid y Bayern de Múnich. Ambos conjuntos llegan a este compromiso europeo con un título bajo el zurrón (la Copa del Rey para los blancos; la Bundesliga para los bávaros) y los ánimos en plena ebullición. Josep Guardiola visitará el Bernabéu tal y como lo hizo en épocas pasadas: con el elogio para los suyos en boca de todos y la suculenta posibilidad de hacerse con el que sería el segundo triplete de su carrera en los banquillos. El fútbol sonríe más a los alemanes que a unos madrileños amantes del vigor y la centella frente a la pausa y el sosiego germanos, pero todo puede suceder.

Sobre todo si un tal Cristiano Ronaldo se presenta a un encuentro de ida que tiene visos de ser fundamental para las aspiraciones de final lisboeta de Carlo Ancelotti y su plantilla. Alemania es un destino poco adecuado para las urgencias; prolijo, eso sí, en victorias pírricas. Bien lo saben los portadores de la zamarra blanca por experiencia reciente. ¿Habrán aprendido la lección? ¿Conseguirá el Madrid por fin réditos aceptables ante un desafío de enjundia (Copa aparte)? Los Robben, Neuer, Müller y compañía serán perfectos conejillos de Indias para comprobarlo.

Rubén Uría (Eurosport, Cope, Estudio Estadio)

Bayern-R.Madrid. El ogro bávaro, favorito. Prueba de fuego para Ancelotti y su futuro, también para el proyecto de Florentino. Cuatro semifinales siendo eliminado sería inasumible para un equipo de ese potencial económico. Test vital para Guardiola: en su primera temporada, debe demostrar que es capaz de meter al equipo en la final y aspirar a repetir éxito en Champions. Eso no sucede desde que lo hiciera el Milan de Berlusconi. Duelo por las alas: Cristiano & Bale vs. Ribery & Robben.

Atlético-Chelsea. Moneda al aire. Duelo de inteligencias: Mourinho, que colecciona títulos y conflictos, con Simeone, el milagro que heredó un equipo a cuatro puntos del descenso y lo tiene a tres de ganar la Champions. Atlético y Chelsea son almas gemelas en lo táctico: repliegue, presión y contragolpe. Morbo en porterías: Courtois frente a Cech, presente y futuro contra pasado y presente. Morbo en la delantera: Costa (deseado por los hinchas del Chelsea) ante Torres (idolatrado por los hinchas del Atlético). Eliminatoria muy equilibrada.

Sixto Miguel Serrano (Canal Plus)

El Atlético de Madrid-Chelsea será muy equilibrado, con pocos  goles y mucho tacticismo. Son dos equipos parecidos: orden táctico, estrategia, firmeza defensiva, solidaridad, esfuerzo,  intensidad, carácter competitivo. El Atlético está un punto por encima del Chelsea. Y tiene ventaja en los banquillos: Simeone (y Burgos, fundamental) es mejor entrenador que Mourinho. El mensaje del argentino cala en sus jugadores; el del portugués (ya le pasó en su última temporada en el Real Madrid) no llega tan nítido como antes. Yo dije en septiembre, en la retransmisión del Atlético-Zenit en Canal+ Liga de Campeones, que el Atlético es el mejor EQUIPO (con mayúsculas, bloque granítico bien trabajado) de Europa. Le veo en la final, aunque pase por penaltis. Eso sí, cuidado con Fernando Torres, que podría romper el sueño de su equipo del corazón. Estas cosas pasan.

En el Real Madrid-Bayern Munich mi favorito es el equipo blanco, siempre y cuando Carlo Ancelotti dibuje un 4-4-1-1, con atención especial a cerrar las bandas. El Bayern mueve el balón muy lentamente por dentro y eso facilita el repliegue defensivo del rival. Los alemanes siguen viviendo de la velocidad, verticalidad y explosividad de sus extremos, Arjen Robben y Franck Ribery. Los laterales del Real Madrid deben recibir ayudas permanentes de sus extremos (Di María y Bale, en mi once, con Isco de media punta y Cristiano Ronaldo arriba; Benzema,  en el banquillo, por supuesto). Con ese dibujo y con la implicación máxima de TODOS sus jugadores en el trabajo defensivo, el Real Madrid estará en la final.

Pablo García Cuervo (Box to Box Sport)

Atraviesa el Atlético de Madrid por una de esas etapas mágicas y brillantes que con el tiempo recogerán los libros de historia. Haga lo que haga, Simeone ya ha ganado, aunque su espíritu insaciable e inconformista no se va a quedar en una bonita aspiración. El equipo quiere más y va a por más. Se sabe fuerte, se siente en su justo momento, en su hora y en su tiempo. Rechaza el miedo a perder y asume con valentía los retos más extravagantes. La eliminatoria contra el Chelsea es de pronóstico abierto. No existe un favorito claro y dudo que el factor campo pueda tener, a priori, una incidencia decisiva.

Mientras, el Real Madrid afronta reforzado una semifinal en la que no es favorito. Aquí, la vuelta en Múnich sí puede resultar determinante. De todas las combinaciones posibles en el bombo semifinalista, a Ancelotti le cayó la peor. Por cuarto año seguido, el Real Madrid llega a las puestas del partido definitivo. Con la salida de Mourinho, el club justificó sus incursiones en Champions como un éxito. Dejó al Real Madrid donde debía. Así pues, una eventual eliminación a manos de Guardiola, tampoco debería tener en esta oportunidad tintes apocalípticos.